Páginas

viernes, 18 de octubre de 2019

LES TENGO ENVIDIA

Con demasiada frecuencia deseo conmoverme con esas mismas cosas con las que muchos de ustedes se emocionan, pero no, no me sale. Miro atrás y no caigo en la cuenta de si en mi pasado adulto hubo algún momento en el que pude acercarme con aires de trascendencia a todo ese material simbólico; tal vez sí, tal vez no, no lo recuerdo. Y siento un poco de lástima por mí.
Por ejemplo cuando me asomo y veo a mis vecinos rasuereños -amigos, familia- estremecidos acompañando a la Virgen de los Dolores. Me desborda. Me gusta, sí; cuando puedo voy, también; pero emocionalmente, todo lo más me atrapa la melancolía, me asalta la remembranza. Miro como quien asiste a una clase viva de antropología. Y siento que me pierdo algo. Supongo que, si mi patria hubiese sido la infancia en Valladolid, tal ocurriría con la Semana Santa.