Hoy no es necesario tal ejercicio. Este instante es, de por sí, ‘el instante’. Un segundo en que se condensa el partido. Un momento que vale por una vida porque la trastoca definitivamente, porque deja la amarga sensación de que no hay, hubo, ni habrá más. No es la foto la que detiene el tiempo, es este el que no avanza en nuestra cabeza, el que se atasca, el que permanece allí detenido con la vana pretensión de volver un poco sobre sus pasos para avanzar en una dirección distinta a la que realmente se dio. Y si Janko primero o El Yamiq después hubieran reventado el balón mandándolo hasta el Delibes, y si Roberto hubiera ido al suelo a por la pelota, y si, y si…