miércoles, 30 de julio de 2025

MUERTE POR PEREZA

 

Foto: EP

España muere de exceso de presente. Ha mudado de -si alguna vez lo fue- un proyecto con sus variables, sus aspiraciones diversas, sus resquemores, pesadumbres o desasosiegos, a un cúmulo de zanjas que separa cualquier territorio en dos, limita cualquier debate a sucesiones de diatribas que extirpan los matices, restringe al blanco o negro toda gama de colores. Ha dejado de ser más o menos múltiple para advenirse en dos: la una y las demás. Dos que en esta coyuntura aglutinan por resignación. Por hastío. Sus afanes pendulean entre el acabar con el otro -lo llamen ahora ‘sanchismo’, antes ‘zapaterismo’ o, incluso, pese a las tan interesadas como olvidadizas loas del presente, ‘felipismo’- y el evitar que el otro del otro se encarame en un poder político desde el que, se teme, podría encarnar sus aspiraciones homogeneizadoras.

España muere de agotamiento, pero no de una legislatura, de un ciclo histórico. Si existe solución, pasa por un reinicio. En el proceso se ha completado la capitidisminución de la democracia. Los partidos políticos -si alguna vez lo hicieron- ni ‘expresan el pluralismo político’ ni ‘son instrumento político para la participación’ como dispone la Constitución en la que sus dirigentes tanto se amparan. De antemano, el modelo, mediante la trampa de las pequeñas circunscripciones, contrae el número de alternativas, tergiversa la representación -no miren a la periferia, UCD/AP/PP y PSOE obtienen más por menos- y lamina la pluralidad. Con la asunción del ‘callar para ganar’, el ansia de unidad/uniformidad de las organizaciones políticas, se canceló cualquier posibilidad de fiscalización interna. Cantamos bingo: desdemocratización y vaciamiento, causa y efecto o efecto y causa.

España muere de pereza. En las ficticias controversias rematadas con el ‘y tú más’, los contendientes requieren el apoyo electoral con el argumento de ‘ellos son peores’. Sin espacio para la propuesta de fondo. Endogamia de la política, políticos que hablan de políticos.  Permítanme el símil escatológico: sobrellevo mi cáncer a la par que una fisura anal me atormenta. Mientras no me vea morir -y de momento no parece-, me paso el día pendiente del culo.

Publicado en El Norte de Castilla el 29-07-2025

 

martes, 15 de julio de 2025

MIÉNTEME

 

Foto: Reuters

Apesadumbrado tras años de vagar ejerciendo su labor de pistolero, compungido por el recuerdo de interminables horas de pendencia, Johnny Logan sustituye la pistola por una guitarra. Así ataviado, con la excusa de ejercer un trabajo como músico, regresa en busca de un pasado que abandonó, de la calidez que le evoca el recuerdo de Vienna.

Frente a frente, Johnny suplica a Vienna unas palabras que le sugieran ‘algo bonito’. Ella, condescendiente, se ofrece dispuesta a satisfacer sus deseos. Para complacerle precisa las palabras que él requiere. Y surge uno de los diálogos más ilustres de la historia del cine.

-Miénteme, dime que me has esperado estos cinco años. Dímelo.

-Todos estos años te he esperado.

[…]

-Y que todavía me quieres como yo te quiero a ti

-Te quiero como tú me quieres a mí.

Cuesta refutar las palabras cuando estas acarician el alma, bien porque se adecúan al deseo, bien porque otorgan la razón. Tanto, que husmeamos en busca de un halago, que rastreamos en busca de adhesión. Es posible que Vienna, hasta recitando letra por letra las palabras demandadas, diga la verdad. Que lo escuchado sea cierto o desprecie la realidad resulta intrascendente. Logan, de hecho, relaja el gesto y cierra el diálogo con un tan rotundo como satisfecho ‘gracias’.

Recuerdo esta escena cada vez que me tropiezo con muestras de enojo por el fenómeno de los bulos, patrañas de toda la vida. Quizá en otros momentos, no sé, tal vez cuando el diario World, propiedad de J. Pulitzer, o el Journal de W.R. Hearst incriminaron a ‘los españoles’ del hundimiento del Maine, cuando el propio Hearst ordenó a uno de sus empleados eso de “usted proporcione las imágenes y yo proporcionaré la guerra”, quizá. Los bulos de hoy, como las palabras de Vienna, responden en muchos casos al interés del que escucha, se transforman en munición para los propios, los que comparten etiqueta, adscripción, identidad. Trazos gruesos, sin matices, imágenes que demonizan, relatos que condenan, mechas que convierten una circunstancia en coyuntura. Como Logan, pero al revés: aparcando las guitarras, deseando las pistolas.  

Publicado en El Norte de Castilla el 15-05-2025

domingo, 13 de julio de 2025

LAS FUERZAS ALMADAS PUCELANAS

 

Foto: Carlos Espeso

En el cuerpo de uno de esos artículos que trascienden del momento en que fue publicado, allá por marzo de 1987, Manuel Vázquez Montalbán describió al Barça -su Barça- como “el ejército desarmado de un país” -refiriendo ‘país’ a Cataluña-. Paradójicamente, en el título de la reseña, “Barça, el ejército de un país desarmado”, el autor había atribuido el adjetivo ‘desarmado’ al ‘país’ en vez de relacionarlo con el propio equipo de fútbol. Casi cuarenta años más tarde, y atañéndonos a la temporada que terminó apenas hace unas semanas, podríamos definir al Pucela como “el ejército desalmado de Valladolid”. En este caso no nos asaltaría la duda acerca de dónde colocar el adjetivo, titular “Pucela, el ejército de una ciudad desalmada” carecería de sentido. 

El equipo sí, a lo largo del curso, manifestó todas las atribuciones que dan sentido al elenco de acepciones del concepto ‘desalmado’. Su desempeño reveló los rasgos de un grupo ‘falto de conciencia’, tal y como indica la primera definición del Diccionario de la lengua española, ante la responsabilidad que le correspondía; el empecinamiento o la incapacidad que encadenaba esperpentos se tornó en un ejercicio ‘cruel e inhumano’, segundo significado del término, para la afición blanquivioleta; y, al fin, de agosto a mayo, desde el palco hasta el último jugador, el equipo que ultrajó la historia del club pucelano no tuvo empacho en deambular ‘privado o falto de espíritu’, tercera y última definición, por los diferentes estadios de la categoría.      

Un proyecto en caída libre, sin futuro, rumbo ni dignidad…; un proyecto mortecino, sin alma, nos arrojó a la resignación, a asumir que la caída al precipicio era una cuestión de tiempo; un proyecto que perdió hasta la noción de proyecto.

La llegada de unos nuevos propietarios abre una vía de esperanza. Aporta el consuelo del ‘peor no puede ser’, despierta una ilusión que arrincona a Murphy, que impele a olvidar que ‘toda circunstancia es susceptible de empeorar’. Más allá de los vericuetos de los despachos, la primera decisión, la de quien aporta la espalda que ha de cargar con el peso del equipo, ya se ha tomado: una incógnita despejada que responde al nombre de Guillermo Almada. A él le corresponderá construir un equipo, dotarle de espíritu, de ánimo, de identidad…, de fútbol. La labor encomendada, titánica ya digo, consiste en revertir una dinámica vergonzante, en hacer honor a su apellido y dotar de alma al equipo vestido de blanquivioleta, en conformar las fuerzas almadas pucelanas. Si logra que el orgullo renazca, que alcance más allá de la efímera ilusión del reinicio, su nombre se instalará definitivamente en el santoral de este club que se encamina a su primer centenario.      

Publicado en El Norte de Castilla el 13-07-2025

 

 

 

 

martes, 1 de julio de 2025

BASES FRENTE A LAS BASES

 


Foto: Reuters

Giro la cabeza y observo, limpio, aséptico, integrado, el mismo ‘Duque de Lerma’ que, descollante, insurgente, me recibió a mi llegada a Valladolid con el grito de ‘OTAN no, bases fuera’, un clamor silenciado por el paso y el peso de una historia que ha arrinconado en el desván del bienestar, en el cajón individualizador de la competición aspiracional, cualquier reclamo colectivo. Aquella voz, auspiciada por, y frente a, la imagen del despilfarro del gasto militar que suponía el desarrollo en Valladolid del desfile del Día de las Fuerzas Armadas, se ha tornado en un susurro melifluo, un lamento apenas perceptible, ante la pretendida imposición por parte del presidente de los EE.UU. del incremento del presupuesto bélico hasta alcanzar el 5% del PIB.

Europa, en este tiempo, ha mutado de jabalí bravío en cerdo doméstico que ha interiorizado que la ‘panija’ le corresponde ‘per se’, por su cara bonita, y no como parte del proceso de amansamiento, de domesticación; no con la intención de un cebado previo al degüello. Mark Rutte, el secretario general de la OTAN, epítome del modelo complaciente -aquí, en diciembre, ya comentamos sus serviles ademanes cuando nos impelió a asumir ‘una mentalidad de guerra’- se deshace en grotescas carantoñas al ‘papi Donald’ que ha movido pieza para un doble jaque. Amontonados los 5% incidirían en la cuenta de resultados de las empresas suministradoras de cañones, compañías mayoritariamente estadounidenses. Y el mate: el deseo no escondido de un Trump que desprecia el modelo europeo: obligaría, por la vía de los hechos, a los países que acepten el artificio a renunciar a la mantequilla. Y a los que no, si se quedan solos, les insistirá -al menos lo pretenderá- pero ya por las malas.

Giro la cabeza en sentido contrario y observo, salvífica, la vigésima caja de pastillas dispensada por la farmacia del Clínico, la que su coste superior a los dos millares de euros ha sido pagado entre todos. Qué suerte, qué riesgo.

Acecha el 5%. Ay, con lo desmesurado que resultaba el 0’7 propuesto por Naciones Unidas para ayuda al desarrollo…

Publicado en El Norte de Castilla el 1-7-2025