Cuentan que allá por el 48, cuando se
estrenó Gilda en Madrid, hubo alboroto. El detonante fue el dichoso guante de
terciopelo que la Hayword se quitaba ante el pasmo de esa España hambrienta de
pan y libertad. Los que acudieron a esa sesión, en pleno delirio onanista,
percibieron que les robaban, exhibiendo una versión alicorta de la película, el
desnudo de la diva que hubiera saciado, siquiera fugazmente, sus deseos
cohibidos. Intuyeron censura donde no la había, porque la había incluso donde no
la intuían. Erraron de diana pero el disparo iba bien dirigido.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
lunes, 9 de febrero de 2004
domingo, 1 de febrero de 2004
JULIO MÉDEM
ETA es vil y envilece. No cabe éxito mayor.
Treinta años acaparando portadas y debates. Dictadura, transición y democracia.
Caudillos y presidentes. Una generación, la mía, no ha conocido el antes. De
niños escuchábamos a nuestros mayores que ETA era el paradigma de maldad y, ya
entrados en grasas, el paradigma de maldad sigue siendo ETA. Seis lustros de
anuncios de agonía de la banda pero “el muerto que vos matasteis goza de
perfecta salud”.
Ese hijo bastardo del ramplón nacionalismo
araniano que mamó odio al albur de la represión franquista y se hizo grande
asumiendo para sí deseos de insatisfechos de toda laya se ha instalado en
nuestras vidas y no vemos el día del alivio de su extinción definitiva. Si
nunca tuvo sentido su existencia, hoy menos. Pero sigue y sigue matando y no
sólo, también confundiendo, atemorizando, manchando... pudriendo.
lunes, 29 de diciembre de 2003
CASTAÑERA A TUS CASTAÑAS
La ingesta de turrón produce vómitos de
falso humanismo, el caso es que en estas fechas de apareamiento incestuoso de
la carne y el espíritu, del alegre capital con luces de neón y la negra
iglesia, cargamos a nuestros atribulados oídos con sartas de sublimes tropelías
que nos subyugan ubicándonos bajo el mazo del mercado o el catón de los dogmas.
Las del capital justificadas por su esencia de lobos hincando sus dientes en
los enclenques corderos de nuestras carteras; se deben analizar para conocer
sus arteros empeños y defendernos pero no caben reproches, es su
naturaleza.
Pero la iglesia,
amigo Sancho, esconde sus fauces bajo la figura de un pobre niño recién nacido
y ya perseguido por “las iglesias de entonces”. Bajo esa apariencia
inofensiva extiende e impone sus valores particulares tapizándolos de
universales a una sociedad inerme por medrosa. Así seguirá mientras no
acordonemos el terreno que a una confesión religiosa le corresponde en un
estado aconfesional: sus templos y sus fieles. Ni un metro, ni una constricción
más.
lunes, 22 de diciembre de 2003
RECUPERAR LA POLÍTICA
Engañados por aquella película del maestro
Kubrik, todos creemos que el atraco perfecto es aquel que se lleva a cabo sin
dejar rastros que puedan delatarnos, pero eso hoy es nada comparado con el ideal
de expolio: que la víctima no se entere e incluso sea feliz sin lo despojado.
Tal es así con la política. A la par que celebramos la democracia, hasta el
punto de exportarla con la fuerza si es menester, nuestros bolsillos se vacían
de la posibilidad de participar en la vida pública. Algo que ayer exigíamos, se
ha escapado. Y no es casualidad. Ni viene de cerca.
La convivencia,
cualquier convivencia, teje su día a día con una suerte de hilo de dos colores:
normas y prácticas. Unas normas de las
que seamos partícipes y unas prácticas que se adquieren con experiencia
democrática y pedagogía. A falta de la experiencia, tras cuarenta años de
marasmo dictatorial, un gobierno pretendidamente de izquierdas podía haber
aprovechado la impetuosa ebullición social para crear unas redes de participación
ciudadana que nos hubieran acercado al verdadero sentido del término democracia
más allá del votad y dejadnos hacer que llevaron a cabo. Podían haber extendido
una cultura del diálogo entre las organizaciones políticas y entre éstas y la
sociedad articulada, pero confundieron el sentido de sus abrumadoras mayorías.
Podían haber construido un partido en el que cupiesen legítimas discrepancias
pero urdieron una organización monolítica de culto al líder y “el que se movía
no salía en la foto”. Podían...
domingo, 21 de diciembre de 2003
CUENTO DE NAVIDAD
Una derrota pudo ser el detonante. El
ánimo, ese chófer borracho, me acercó a un brumoso paraje donde la niebla
mortificaba mi espíritu con juegos visuales. Los mitos históricos del club,
inaccesibles a mi memoria, trenzaban un juego rebosante, exquisito, procaz,
voluptuoso... con el que otros, en otros tiempos que nunca fueron, se solazaron
como yo no puedo gozar ahora. La envidia creó una desazón que tiñó de azabache
al rojo de mi sangre. Ya no era capaz de recrearme en ese pasado sólo
torturarme con las caras de quienes me arrebataron ese milagro.
miércoles, 3 de diciembre de 2003
DE NACIONALISMOS Y FRONTERAS
Ayer, con la compra de este periódico, se
regalaba un ejemplar de ese texto redondeado con el compás del miedo de unos y
otros, de otros a unos: la Constitución del 78. Así, ojeada y hojeada, no
parecía más que un contrato social moralmente superior al régimen cuartelero
precedente. Pero es una trinchera. Si sus renglones fueron alguna vez refugios
de concordia, lejano queda el día.
Hija de su tiempo, la Constitución no
debería ser más –ni menos- que un texto articulado que traza los ejes de la
organización de este tapiz de cuatro esquinas que llamamos España. Hoy, este
esbozo de nuestra voluntad de vivir en paz, es un arma cargada de pasado. Fea
se ha puesto la tarde; entre sus acérrimos enemigos y sus defensores a ultranza
la han colocado en un brete. Los unos sueñan abatirla al abordaje, los otros se
encastillan en su inmovilidad. Y ninguno la lee al completo. La han convertido
en un fetiche. Han reducido interesadamente la porfía al mínimo común divisor
de sus aspiraciones oníricas. Han sometido el valor de la Constitución a una
discusión agraria sobre lindes. Fronteras que traza la historia a sangre y
fuego. Para todos ellos la Constitución es, sin más, España, usurpadora
madrastra o amantísima madre.
El veneno del nacionalismo ha embutido el
debate en la ilógica de unos apriorismos surgidos de artificios insostenibles
racionalmente que idealizan mitos de vetustas arcadias felices o de
esplendorosos pasados imperiales, “utopías
compensatorias de las frustraciones de
las clases populares propuestas por élites que obtenían de ello beneficio
político” en palabras de Álvarez Junco. En este terreno no puede haber
lugar para el diálogo civilizado. Los parámetros tribales se contraponen a los
análisis de vertebración territorial que nos permitan avanzar por los tortuosos
senderos del progreso social.
Los nacionalismos disgregadores de Cataluña
y el País Vasco dibujan nuevas fronteras de viejas historias, de las mismas
viejas historias con que el nacionalismo español urde el tejido de su
indisolubilidad. Los primeros ven en la Constitución la rémora de sus anhelos,
no les vale; la otros pretenden blindarla de la erosión provocada por la
inexorable corriente de los cambios sociales. Como San Pablo, tras el topetazo
divino de aquel día que se cayó del caballo, han cejado en su empeño
perseguidor para convertirse en sus demiurgos.
A punto de cumplir veinticinco años es hora
de reparar en esos capítulos olvidados de la Constitución que hablan de derecho
al trabajo o a la vivienda. Contingencias olvidadas bajo chapapotes
fronterizos.
miércoles, 26 de noviembre de 2003
NOTIZIA, NOTICIAS; MENTIRA, SILENCIOS
Como en los pueblos
antaño asolados por una riada, hemos esculpido en oro las letras de una lápida
“hasta aquí llegó la baba de la cortesana España el día de todos los santos de
2003”. Una vacua obra hagiográfica transmitida en directo hasta la náusea
torna en “modernez” lo que no es más que el estertor del antiguo régimen: el
anuncio de boda del hijo y heredero de un monarca. Un oxímoron esto de la
monarquía moderna. Una reliquia sin más peso que el de una bandera ha compuesto
unas notas más de su réquiem bajo el empalagoso disfraz de unos novios
aparentemente dichosos. Del Imperio del Valle del Nilo hasta ayer, del monarca
dios al monarca símbolo, se ha escrito una historia que el tiempo ha de
enterrar en sus anales.
Mientras ese día llega, no puedo sustraerme
de los hechos, hay que hurgar en sus tripas aunque el hedor sea vomitivo. Entre
las miles de páginas publicadas sobre el heredero y su boda ni una sola
plasmaba un análisis riguroso acerca del sentido –o la falta de él- que hoy
tiene la monarquía. Con calculada pericia nos han despojado del verdadero
debate sustituyéndolo por un falaz (y mediatizado por la fuerza de los hechos)
Letizia sí, Letizia no. Las dos Españas de hoy son el “Hola” y el “Tómbola”, el
corazón y las heces. Legiones de monárquicos, pelotas y buscavidas escudriñan
el pasado de una persona cuyo único mérito para asumir papeles de
representación de un estado es haber sido designada por el corazón o la
testosterona de un príncipe.
sábado, 8 de noviembre de 2003
CUMBRES EN EL SUBSUELO
Un español mesetario esconde una pelota, intentan arrebatársela un holandés errante y un francés negro zaino, un italiano equivocado desplaza el balón, éste termina en los pies de un argelino crecido en un arrabal marsellés que marca un gol a un argentino despistado. No sé si eso es interculturalidad, multiculturalidad, globalización o una ruina táctica “armonizada” por un nasón catalán y un aquiescente castellano. Ese instante define con precisión quirúrgica al espectáculo surrealista previamente presentado como cumbre futbolística europea (quizá porqué pretenden repartir el pastel entre dos o por el desprecio implícito que supone para los demás equipos, para los demás partidos o porque creen que son dueños del futuro y los que protestan nunca les serán alternativa) y que más bien fue un duelo decimonónico en el que dos viejos aristócratas, tras noventa minutos de ficticia pelea, asumen que el laurel ya no les pertenece, que sus floretes, lejos de pretéritos brillos, rezuman oxido y que el único daño que pueden infligir al enemigo es un esguince de tobillo si éste se tropieza. Son dos murciélagos que vuelan ciegos en un viaje a la nada. Uno está muerto, el otro agoniza. Carne para los leones. Tras los muros de hormigón que impusieron se oyen voces, unas gritan Betis, otras Valencia, otras Depor. Los dinosaurios las desprecian por no alzarse unísonas, no comprenden que todas nacen del mismo sueño: aquí jugamos todos o no juega ni dios.
lunes, 22 de septiembre de 2003
REAL CASA C.F.
A punto de cerrarse el plazo para la
confección de las plantillas, el Real Casa está a punto de realizar su último
fichaje por esta temporada. Los recelos que despierta entre la siempre maleable
afición han pospuesto la firma del millonario contrato. Unos no creen que se
adapte a las necesidades del equipo, otros que se debería apostar por la
cantera nacional, algunos que no aparecen títulos en su currículum e incluso se
oye que la responsabilidad del equipo cuando se retire el actual capitán no
debería caer en quién caerá sino en quién nació antes ocupando así Marichalar
el puesto del futuro fichaje. Por el contrario los que defienden tal
contratación argumentan que viene avalado por el jugador del equipo con el que
compartirá habitación y la decisión corresponde a los técnicos ya que las
aficiones se guían más por el corazón que por la cabeza. Lo único cierto es que
la, hasta ahora, creciente afición del club ha surgido de los éxitos aparentes
del equipo y que, por su evanescencia, una racha de mal juego puede que pueble
las gradas del equipo rival: el Atlético República.
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