domingo, 23 de octubre de 2005

DE NOSOTROS DEPENDE

Una maleta como principio y fin de Rosa María. Una maleta de cartón de España profunda huyendo de las penalidades del hambre mesetario le acompañó en el sueño de pan de la Barcelona industrial; otra maleta, rebosante de infamias, apostada en un banco fue testigo de sus últimas palabras dirigidas al cielo o a la nada. Rosa María, dieciocho hijos mediante –once vivos aún- ha muerto sola y abandonada. Vieja y loca era demasiada carga y como una culpa cualquiera se la arrojaban unos a otros. Ya sin fuerza y sin razón se la despeñó al abismo, probablemente su demencia le anuló la capacidad de odiar, de despreciar a sus hijos, hasta eso se ahorraron. El hecho no es reciente pero ahora ha trascendido tras un proceso judicial que le ha puesto precio: 240 euros de multa. El ordenador con el que esto escribo equivale al abandono de cinco madres. Paradojas del simple existir, con el paso de los años, una madre, se transforma en una vieja y si todo se mide por la eficacia y el rendimiento ¿Para qué sirve una vieja?. 240 euros es la punición por arrojo de escombros en la vía pública.
Américo Rodríguez grita su rabia contenida tras muchos años y más desaires. Se le niegan seis metros cuadrados donde instalar un ascensor que sustituya a sus pies enfermos, se le niegan las palabras directas del presidente de la Junta mil veces requeridas, se le niega una vida distinta al vegetar... y llora hacia dentro sus lágrimas mientras pasea su dignidad recordando que su vivir es un sinvivir. Cincuenta días de huelga de hambre nos interrogan, y tras cincuenta días, con Américo en el hospital, su mujer no puede más: “que quién pueda hacer algo lo haga”. De la misma forma que la vida es eterna en cinco minutos, la existencia puede ser insufrible sin seis metros que no se venden. El aleatorio dardo de la enfermedad se ha clavado en Américo pero la puntilla es brutalmente humana.
Son dos casos, sólo dos personas invisibles en las estadísticas. En los próximos meses seremos bombardeados con promesas de una mejor calidad de vida si votamos a tal o cual partido. Hablarán de proyectos faraónicos de miles de millones de euros, de trenes que en media hora nos llevarán a cualquier parte, de Europa, de la Constitución. Pero somos nosotros, usted y yo, los depositarios de parte de la felicidad de las personas que nos rodean. Tomando partido por los más débiles. Es una opción egoísta, mañana seremos viejos o enfermos.

miércoles, 19 de octubre de 2005

VIAJE DEL SUBSECRETARIO



La hipocresía reviste con verbo de tul el sentimiento de culpa, es anhelo de integridad, una vil justificación, una gracia que ofrece el error asumido. La envidia de la virtud hizo a Caín criminal, nos recuerda Machado. El hipócrita pretende, con gestos acomodados a sus palabras, ser creído (él o la tribu de la que se siente parte) Y el PP  es un caballo que porta un baldón de muerte como joroba. José María Aznar se sintió importante declarando una guerra y sus huestes han de obrar en consecuencia. El general de esta plaza, Javier León de la Riva, a falta de divisiones acorazadas, aporta lo que tiene: ordena a Rafael Salgado, vicesecretario del ayuntamiento, ir a Irak y explicarles como se privatiza el agua o como quedaría de lustrosa la ciudad de Diwaniya toda ella llena de fuentes. Les prevendrá de las fechorías de las Asociaciones de Vecinos o de los padres dolientes por naderías de leucemias y otras hierbas. Adecua palabras y obras al gusto del mandamás, blanquea el rubor de su tez ante el ridículo presidente; “soy de los suyos, es de los nuestros”.
Y digo, traviste las palabras y con ellas los presupuestos: los dineros que costearán el viaje saldrán del anémico saquillo destinado a la cooperación internacional, serán detraídos de la escuálida cantidad de 600.000 euros que destina Valladolid a proyectos de desarrollo en países desahuciados en el trastero del planeta. Idéntica cantidad, sirva de referencia, que hace ocho años. Quizá ahora, como antifaz que enmascare el desaguisado bélico o como anzuelo que acalle a las voces discrepantes, aumente. Vano esfuerzo.
Lo del alcalde de Valladolid es un ejemplo más de cómo el ego acomplejado del presidente secuestra la voluntad, y la dignidad, de sus mandados. O quizá soy un pertinaz optimista que procura rebuscar gérmenes de razón en el guijarral del conservadurismo español. Quizá esa derecha que se envuelve en la bandera y juega al me pongo de pie, me vuelvo a agachar, desea que juguemos a los agachaditos inertes que dejan hacer; tal vez esa derecha que sueña con inmovilizar la historia, esa derecha de solaz onanista ante visitas del Papa o desfiles de militarones disfrazados de Mahatma Ghandi sólo ansíe ser respetada por sus músculos.
Puede que Javier León de la Riva no practique la hipocresía tribal, se crea a sí mismo y entienda que gastar el dinero del municipio en el viaje del subsecretario sea el idílico colofón a la liberación de Irak. ¡Qué horror!

martes, 13 de septiembre de 2005

EL MONO QUE DIJO NO

Por las atapuercas varias se escudriña con mimoso esmero el pasado en pos del vestigio que clave la punta del día en que el mono se hizo hombre. Ese antesdeayer camina asociado al uso de la palabra; pero no una palabra cualquiera. En las simas se escarba tras el vocablo “no” fundido al fósil de un humano. El uso del carbono 14 establece una cronología de los testimonios biológicos, pero la frontera que nos separa de la jaula del zoo se resume en dos letras secas, cortantes, agrestes, tantas veces tristes, educadoras. El “no” dibuja la brecha entre la pulsión instintiva y el esfuerzo de la razón. 

La infancia es una meseta virgen, una llanura fértil en la que arraiga cualquier siembra, un territorio sin tiempo que perder pues, con el paso de los años, la semilla arraigada es maleza en un terreno correoso imposible de escardar.

El mañana es pan que han de roer los que hoy son niños; el presente les ha de proveer de una dentadura. La formación de un niño -la adecuación de sus necesidades e intereses, la activación de sus potencialidades, la inserción en un mundo complejo, la responsabilización de sus actos- dejada al albur del viento es la base de una postrera miseria moral.

En nuestras sociedades el monocultivo del economicismo más depredador impone modos de relación laboral que impele a los progenitores a dimitir de su labor y esa grieta, como las de las rocas con el agua, se ven henchir de televisión.

Algunos ilusos soñaron con las posibilidades educativas del medio y erraron de plano. Una empresa sólo atisba beneficios y su do re mi es más audiencia, más publicidad, más dinero. En televisión el corolario es simple: más carnaza.

Entre la dejación de unos y la ausencia de escrúpulos de otros la caja tonta es la perversa madrastra con la manzana envenenada. La suma de horas ante una pantalla infecta de los impúberes se aproxima a las que permanecen dormidos en las aulas y alguien pregona voces de alarma. Voz en el desierto. Los operadores de televisión se comprometen a vetar cuatro horas al día programas no aptos para menores. Un paso. Pisan la cola pero dejan viva a la serpiente: la publicidad. Al amparo de la programación infantil deambularán acicates al consumo desenfrenado, perversos mundos de sueños felices perpetuamente insatisfechos, marcas que se clavarán como iconos, una nueva religión. Perpetúa los clásicos roles masculino y femenino, pero aun solventada la salvedad, las niñas y niños engullen sin masticar horas de estímulo a sus instintos, reforzándolos hasta convertirlos en guía de su conducta y tiranos de nuestras casas.

No oirán la palabra follar pero el flautista de Hamelín les arrimará a la puerta del Gran Almacén. No sabrán decir “no”. La vuelta al mono

miércoles, 31 de agosto de 2005

KUSTURICA EN LA VICTORIA

El frenesí de realismo social expandido por la Seminci se desparrama más acá del Puente Mayor. Poco menos de las diez de la noche del sábado, una algarabía insólita reclama mi curiosidad. Con el subir de la persiana, sin pagar entrada ni penar en cola alguna, ante mí una película cuyo guión -una celebración gitana, un quítame allá esas pajas y el rosario de la aurora- es digno del mejor Kusturica.

Personajes al filo del abismo cuya vida es un manantial ardiente: los gitanos. Comparten nuestras calles, pero no les conocemos. Forman una sociedad periférica al parecer inmiscible con la nuestra y sólo sabemos de ellos de tanto en vez cuando por algún arrebato protagonizan alguna página de nuestra prensa. Después tópicos y desprecio. Sin embargo son admirables. En medio de una sociedad abotargada por el sinvivir cotidiano de hipotecas y letras del coche, ellos viven al minuto y celebran a lo grande, mañana no existe, lejos de aburrimientos profilácticos y preocupaciones pecuniarias tiran la casa por la ventana y olé.

sábado, 20 de agosto de 2005

DE ESTE PERIÓDICO A ESTE PERIÓDICO

La intrahistoria de un periódico es así de paradójica. Al quiosco llega una marabunta de letras, retazos de realidad forjados a martillazos en distintos yunques. Forman un todo pero no todo es lo mismo. La vecindad de las frases nauseadas al calor de la sangre por los Julio Fuentes de turno con las mías, estiladas al calor del brasero, es en sí una broma macabra. Sirva de homenaje a unos profesionales a quienes estimar compañeros me dibujaría una mueca de sonrojo.

Julio Fuentes, Maria Grazia Cutuli, Harry Burton y Azizula Haidari, fueron abatidos hace tres años en Afganistán en el extremo contexto de una guerra, bajo las leyes de la guerra, bajo los instintos que manan de la guerra, bajo el manto de impunidad de la guerra. Murieron como miles en una guerra. En Afganistán grabaron la data definitiva de su epitafio. 

viernes, 19 de agosto de 2005

EUROPA COMO OBJETIVO

Cuentan que hace mucho, antes incluso de que mi madre aprendiese a rezar el rosario, el emperador Calígula invistió a su caballo Incitatus con el ropaje de cónsul. El martes, mientras mi madre seguía manoseando las cincuenta cuentas, los americanos eligieron a su caballo como emperador. Cuatro años más de relinchos y alguna que otra coz sufriremos los que no teníamos capacidad de elegir. En tanto, mientras aparentan soliviantados, los jerarcas eclesiásticos de la Hispania sonríen para sus adentros al vislumbrar las sombras que se emanan desde el centro del centro del imperio: los cimientos de una antirrevolución apocalíptica. 

miércoles, 17 de agosto de 2005

PALABRAS

Cuando mugimos “gol” no nos ceñimos al significado de una palabra, participamos en una orgía, un orgasmo popular. Si bramamos “hijo de puta” al árbitro de turno no detallamos la profesión de su madre, buscamos un chivo expiatorio que absorba nuestras frustraciones. Las palabras se trascienden a si mismas, nos desnudan mostrando nuestras vergüenzas. Al brotar dejan de ser propiedad de quien las pronuncia y delatan oquedad por más que se expresen pomposas en sobadas liturgias, hipocresía  cuando difuminada su genealogía se convierten en cáscaras de lo que fueron, necedad, las palabras desamparan al necio, colonización con hedor a idioma muerto... pero también son la mielina que ayuda a expresar nuestros sentimientos, los músculos que transmiten la fuerza de nuestros pensamientos. Son el instrumento requerido para amenazar de muerte o declarar nuestro amor. Ese compendio de palabras y normas que integran un idioma conforman nuestra herencia y nuestro legado. Ni más ni menos que cualquier otro, tan digno como el de los sordos que reclaman su oficialidad.

domingo, 14 de agosto de 2005

CRITICO, CRITICAS, CRITICA

Es difícil certificar si las críticas a Femando Hierro surgen de lo leído en prensa o sí lo que se escribe procede de un runrún generalizado cuando un delantero le encara; nunca sabremos si los silbidos a Rivaldo son padres o hijos de lo publicado. Entre el comentario que circula y el debate periodístico nunca se sabe que es generador y que generado. En cualquier caso somos conscientes de que todo es susceptible de análisis. Ese tamiz es básico en el desarrollo de nuestras sociedades desde la ilustración a nuestros días y su ausencia provocó etapas de regresión social. En cualquier caso para que genere ese florecimiento ha de realizarse a la luz de la razón, por definición libre, y nunca partiendo de maniqueismos interesados que surgen para crear seguidores fervorosos. La censura que persigue Bush camina en sentido errado, la senda de los totalitarios que pretenden que todos nos guiemos por una luz que ellos se encargan de interpretar: la luz divina. Esa que nos divide en fieles e infieles. Partidarios o detractores de Hierro o Rivaldo.

sábado, 13 de agosto de 2005

LOS HUEVOS DEL ALCALDE

Los huevos lanzados hacia arriba el día del pregón de las fiestas de Valladolid han caído sobre la cabeza de los lanzadores en forma de multa al canto y demagogia despechada del alcalde.

Para redundar en el dislate, la muchachada no necesita a nadie, se bastan solos, ¿cabe mayor gansada que apelar al carácter intransigente del alcalde para reclamar como acto político la huevada? El espíritu crítico muere en una rebeldía dispersa, sin causa o sin saber dirigirla, visibilizarla, hacerla útil. La vanidad tribal cercena el inconformismo hundiéndolo en la categoría de intrascendente.

Yerran o les incitan a errar y únicamente consiguen llevar el ascua a la sardina de su “enemigo león” poco acostumbrado a dar puntada sin hilo y así tejer su paño. Tras magnificar el hecho amenaza a la ciudad, a toda la ciudad, con encerrar el pregón intramuros del ayuntamiento; expandido el humo pretende quemar en las llamas a todos los que alguna vez han osado cuestionar su labor. A la amenazadora espada flamígera se le apoda ordenanza antivandalismo y no es otra cosa que la amalgama de medidas de estricto sentido común que castigan conductas que distorsionan la convivencia –medidas, dicho sea de paso, reguladas con anterioridad- con normas que vulneran la libertad ideológica, de expresión e, incluso, de reunión.

Con la gracieta de los niños el pecho del alcalde ensanchó -he ahí la necesidad de la ordenanza y quienes se oponen son los que pretenden quemar papeleras, romper estatuas y atropellar viejecitas- no es que vea gigantes donde hay molinos, distingue perfectamente sus aspas pero repite la cantinela del gigante para asustar. La ya clásica estrategia de criminalizar a la disidencia por quien paladeó con regocijo el apaleamiento de la noche de San Juan en Las Moreras y se reviste de ciudadano ejemplar. No cuela.

Tirar huevos al balcón consistorial durante el pregón es incívico, repartir octavillas es un derecho. Justificar la otra por la una, señor de la Riva, propio de buhoneros de la palabra


Por último, con las multas se pretende regular los hábitos de la ciudadanía, mas su concreción pecuniaria es una alforja de distinto peso en función de las espaldas que lo soporten, para unos tres mil euros son calderilla, para los más cuatro meses de trabajo. En esa desproporción de lo que aparentemente es igual desagua cualquier intención ejemplarizadora.