domingo, 5 de abril de 2009

MENDILIBAR, QUÉ BUENO QUE VINISTE

La Primera División es una gran ciudad que se conforma con zonas industriales, barrios periféricos y un centro histórico con sus callejones y recovecos junto a las grandes avenidas llamadas FC Barcelona y Real Madrid. Al Real Valladolid ayer le tocaba pasear por una de ellas para goce y disfrute de una afición que ha demostrado su ejemplaridad y su deseo de ver fútbol del bueno. Sólo así se entiende que el regalo de Guardiola (Liga de Campeones y partidos internacionales mediante) fue reprobado por un público que deseaba ver en el campo a Messi por más que ésto redundase en contra del equipo local. Los aplausos al argentino y a Iniesta atestiguan ese gusto por lo exquisito.
El Barça dosificó el repertorio que esta temporada le ha encumbrado a los altares de la excelencia y no sirve la coartadade lo atiborrado de su calendario, la única razón que propició la merma del juego culé fue la respuesta del cuadro albivioleta. Habrá veces que jugando menos se logre más, pero hoy los chicos de Mendilibar han puesto un precio muy alto a los 3 puntos que los azulgranas han arrancado de Zorrilla. Cabe recordar que hace tres años, el Real Valladolid deambulaba cabizbajo por los arrabales del fútbol. En este tiempo el proyecto del club se ha asentado y en la parte deportiva el mérito tiene nombre propio: José Luis Mendilibar. Podremos discutir algunas de sus decisiones, cuestionarle la capacidad para modificar a su favor el ritmo de los encuentros mediante los cambios. Podremos y lo seguiremos haciendo, pero ante todo hay que reconocer que ha sido el alma de la reconstrucción, que su nombre ya está grabado en las páginas doradas de la historia de este club y que la afición le debe agradecer, entre otras cosas, este paseo orgulloso por las mejores avenidas de la primera división.
El Real Valladolid ha perdido, pero ha muerto orgulloso en el área del Barcelona, hasta el último suspiro nos alimentamos con la posibilidad del empate y el propio rival rindió tributo tras el silbido final: sus abrazos tras el partido indican el valor que dan al triunfo.
En el debe local debemos anotar la nula aportación de los jugadores de banda hasta la aparición de Escudero. Sesma no ha aportado nada y Aguirre el doble, nada de nada. La salida del zurdo argentino fue una bendición que arrastró a la grada a la vez que nos siembra una duda: ¿por qué ha jugado tan poco a lo largo del año? Es el caso más claro de disfunción entre calidad y rendimiento en la plantilla. Nos quedaremos sin disfrutarle.

domingo, 29 de marzo de 2009

KANUTÉ O LAS LEYES DE LA PALANCA

Cuando se escribe la historia suelen marcarse en rojo las fechas en las que ocurren los acontecimientos más relevantes, a la vez que se esconden en renglones secundarios los hechos verdaderamente trascendentes que dan lugar a ellos. El Sevilla presume de los títulos conseguidos durante el último trienio, alardea de currículo y tiñe de oro las fechas en las que sus estanterías se adornaron con trofeos de prestigio, pero el día clave en el despegue de los de Nervión sólo lo podremos encontrar en oscuras hemerotecas: aquella mañana en que Kanoute selló el contrato que le unía a este club. Debería ser fiesta en el calendario sevillista. Ayer, como tantas veces, ha ganado el partido solito. En las escuelas de delanteros tendrían que rayar los soportes en los que se guardan sus partidos, su juego es un compendio de todas las virtudes éticas, técnicas y tácticas con que se forja un atacante. Valdrían los tres goles con los que ha asaeteado al valladolid para elaborar el material para un curso: tres goles con cuatro toques al balón. Los precisos para hundir a un equipo que durante media hora se creyó capaz de tumbar a los sevillistas. Hasta que el malí hundió el puñal al filo del descanso. Y ahí terminó la batalla.

lunes, 16 de marzo de 2009

EL VALLADOLID SÍ TIENE "GETA" Y FE



Paradojas de la vida. Primer partido, tras el perro invierno, que acaba de día y primer partido en el que casi me duermo. Cuando sólo un equipo quiere jugar es imposible que el espectáculo alimente los ojos y los del sur de Madrid se acercaron a Zorrilla a evitar el fútbol. Sorprende a quien no les ha visto que un equipo con esa nómina se vea tan apurado, pero el corsé al que les somete su entrenador no se adapta a la morfología de la plantilla. Gavilán, Albín, Granero y compañía deambulan como almas en pena por el verde que debería ser de la esperanza y empieza a ser de la congoja. En unos meses han pasado de soñar en conseguir un título europeo a temer la vuelta a la caverna, de ser una llama de ilusión a un equipo raquítico que no hace honor a su nombre: juegan con poca jeta y ninguna fe.
Frente a tan poco, el Valladolid ha obtenido los tres puntos. Parece sencillo pero no solía ser así y es la mejor noticia. El cuadro pucelano acostumbraba a perder -a lo sumo empatar- estos partidos enrevesados. No sabían ganar cuando no podían desplegar su juego combinativo, sólo vencían si jugaban mucho mejor que el rival. Ganar así deja un buen regusto: el de saber que, cuando el buen fútbol no llega, el oficio rinde cuentas en el saldo.

lunes, 9 de marzo de 2009

LA DENOMINACIÓN DE ORIGEN DEL PORTERO

En estos tiempos en los que impera la interconexión planetaria, las fronteras se han ahuecado, los capitales fluyen sin control y las mercancías vienen y van, hemos visto proliferar las marcas de origen para certificar la procedencia de los productos y avalar un plus de calidad sobre otros similares. Se resalta el origen pero se olvida que la distinción no depende sólo de este factor, sino del acervo de conocimientos acumulados por generaciones de productores. Un buen producto es hijo de décadas de buen hacer pero en poco tiempo se puede arruinar lo que tanto había costado crear. Años atrás, un portero con la marca de la Real Sociedad garantizaba seguridad, el equipo que se hacía con los servicos de un cancerbero de la escuela donostiarra aseguraba su portería. La factoría guipuzcoana forjaba porteros y no tenía empacho en exportarlos: en la recámara aparecía uno mejor. Cuando el Betis fichó a Esnaola, Urruti se asentó como titular. Cuando éste emigró a Barcelona para jugar en el Espanyol y en el Barça, la salvaguarda de la portería realista se le encomendó a un joven llamado Luis María, Arconada para la historia.

lunes, 2 de marzo de 2009

UN BUEN TRIUNFO Y UNA REFLEXIÓN
















Cuando más falta hacía, quizá cuando menos lo esperábamos, volvemos a entornar esa muesca de sonrisa hija del miedo reciente. Tras una temporada con pocos sobresaltos, sólo aquellos derivados de los cortocircuitos que se produjeron en los partidos que pudieron haber significado un paso al frente hacia mayores expectativas, en los estómagos de los aficionados aleteaban los murciélagos de la zozobra. Los equipos de abajo han despertado de su letargo y vienen arreando sin remisión. La tardía hora fijada para el inicio del encuentro ha aumentado el desasosiego de los aficionados y ha podido servir como espuela para el equipo. Cuando el partido arrancó, los jugadores ya veían los puestos de descenso sin necesidad de prismáticos. Aquellos dubitativos Mallorca, Recreativo y Osasuna mordían y habían arrancado un buen botín que exigía aún más a los blanquivioletas. Como siempre cuando la nobleza obliga extrajeron del baúl la mejor versión de sí mismos y así despejaron las brumas que aturdían a la afición devolviendo la mesura al sinfín de profetas del apocalipsis que pueblan nuestras calles.
Enfrente se encontraba un equipo que da la sensación de estar más pendiente de sobrevivir que del motivo de su razón de ser. Las noticias que informan sobre el Valencia atañen cada vez menos a la faceta deportiva ya que se centran en su crítica situación financiera. Lleva años padeciendo una enfermedad autoinmune -ha sido atacado por la parte de su propio organismo que debía defenderle- y los síntomas empiezan a aflorar. El nombre del club atrae recuerdos de tiempos mejores pero su futuro, al no haber sido tratado a tiempo, empieza a peligrar. Con esta derrota cierra su semana más negra, una semana que ha oscurecido al fútbol español y que nos conduce a una reflexión: lejos quedan los años en que equipos como el Alavés o el Espanyol disputaban finales continentales, hemos presumido de liga de las estrellas y nuestro fútbol se está estrellando cuando cruza los Pirineos. Ya no somos los más guapos, se ha vivido por encima de las posibilidades y la crisis descabalará, en parte, el orden establecido. Comienza un tiempo de reubicación, la liga será peor pero los clubes que mejor comprendan y se adapten a la dinámica que se avecina obtendrán un protagonismo hasta ahora insospechado. Hago la reflexión pensando en un Real Valladolid cuya política de austeridad le ha mantenido a flote y en unas condiciones óptimas para encarar los años venideros. Otros, no sólo el Valencia, embargaron su futuro pensando que las vacas nunca adelgazarían. Hoy están raquíticas.
Del partido en sí mismo quiero destacar la sobresaliente actuación de Justo Villar quien aporta más cuanto más lejos juega de Zorrilla; el portero fue tan decisivo en Mestalla como ya lo había sido en el Manzanares y muestra que, sin la presión de los impacientes, los silbidos de los inconscientes y el desdén de algunos informadores, hay vida más allá de Asenjo.

lunes, 16 de febrero de 2009

MEMORIA DE PEZ O FALTA DE ASPIRACIONES

Cuando aprendía a jugar al tute, los abuelos de Rasueros me apremiaban a sentarme con ellos para echar la partida: cuando hayas pagado unos cántaros de vino ya verás como dominas el naipe. Bien sabían que cuando el yerro se paga, la enseñanza no se olvida. No hace aún dos meses el Valladolid permitía que le remontaran dos goles en Soria. La lección fue explicada con nitidez, pero no la debieron asimilar. La resaca navideña condujo al olvido y de aquel partido nadie extrajo su jugo. Hoy se ha vuelto a repetir. el Almería, sin otro argumento que el deseo, ha tumbado al Valladolid en la lona de la vergüenza. El equipo pucelano en la segunda parte parecía un híbrido con la memoria de un pez y la ausencia de convicción de una oveja bobalicona. O eso, o no han pagado los pertinentes cien cántaros de vino requeridos lo que nos arrastra una reflexión de mayor enjundia. Estas derrotas se producen cuando mejor pintan las cosas, cuando la palabra descenso debería haberse alejado de nuestro vocabulario, cuando el nivel de las aspiraciones debería haberse elevado unos metros. Me rebelo contra este equipo como metáfora de la pobreza de espíritu que, de cuando en vez, asola esta tierra.

lunes, 9 de febrero de 2009

TARDE CON AROMA DE COCIDO EN LA LUMBRE

Cuando las vacas eran vacas, antes de que la burocracia las encarcelase, cuando la cocina no se deconstruía, el cocido bullía en la lumbre y se jugaba al fútbol así. Con los ingredientes justos y de sobra conocidos, sin exquisiteces ni luces de neón, se elaboraba un mismo sabor que se ofrecía día tras día y cada día parecía distinto. Ayer Zorrilla disfrutó con uno de esos espectáculos que retrotraen a aquellos días en que éramos algo más jóvenes. Un partido recio, sin alardes pero sin concesiones, un muestrario de valores del viejo fútbol. Hubo algún detalle esporádico de calidad -los taconazos de Goitom- pero el resto se resume en orden, disciplina, esfuerzo y pierna dura. Un espectáculo al que acompañó, además, la grada. El Athletic es un clásico, con el Barça y el Madrid conforma el trío de equipos que han participado en todas las ediciones de la liga, y su afición merece que siga siendo así. El ambiente previo en la ciudad y el colorido del estadio muestran la verdadera dimensión del mayor espectáculo del mundo cuando lo entendemos simplemente como lo que es: un espectáculo. La pasión que retroalimenta a jugadores y aficionados tiene que ser condimento para el gozo y no excusa para la violencia que tantas veces lastra la imagen del fútbol.

FIN DE TRAYECTO, NUEVO CAMINO

Dicen que una crisis es una oportunidad y es cierto pero hay dos cuestiones que abordar. Por un lado, qué hacer en el entretanto con el sufrimiento que se genera y por otro qué camino seguir para aprovechar la enseñanza y qué rumbo tomar para estar en mejor situación más adelante.

Muchas de las personas que hasta ayer trabajaban hoy ya no lo hacen. Otras muchas tienen que vivir con menos. En nuestras vidas se ha acomodado un vecino hasta ayer desconocido: el miedo. No es tanto lo que ahora nos pasa cuanto la incertidumbre que genera el desconocer sobre qué bases se asentará el mañana más próximo. La vida que discurría dura pero plácida ha estallado para muchos de nosotros en mil pedazos. Y nos ha encontrado inermes. No tenemos buena defensa porque estábamos acostumbrados a mirar hacia arriba, a pensar que el ascensor nunca frenaría y que los que estaban abajo en época de bonanza eran seres ajenos a nosotros. Olvidábamos que nuestra sociedad está hilvanada con hilos de agua y que nuestro futuro depende de las decisiones que tomen otras personas a las que no les interesamos. Hemos construido nuestras vidas sobre un vacío, un modelo económico que se asemeja a cualquier juego de azar.  El ritmo de los despidos avanza inexorable y cada día más personas sufren el drama de la intemperie económica. Una situación en la que no sirve el sálvese quien pueda. Somos parte del mismo problema y hemos de plantear soluciones colectivas. Hablan de reanimar la economía con los mismos parámetros que nos han traído a este fracaso pero se equivocan, el tiempo viejo ha muerto y si revive volverá a ser a costa de la mayoría de las personas. 

El crecimiento del que nos hablaban durante los últimos decenios era un envase de aire. Un crecimiento que ha enriquecido a muy pocos a cambio de un colapso que pagaremos la mayoría. Una época en la que el crecimiento del beneficio de las empresas repercutió poco o nada en los derechos de los trabajadores, mudos en muchos casos, que ahora sufrirán la presión de las empresas que saben que mano de obra hay en exceso.

Han retorcido el idioma para llamar libertad a esto. Pero es mentira, no podemos ser libres si las principales decisiones sobre nuestras vidas están en manos de otras personas. La libertad de mercado hace libre al mercado, pero esclaviza a los que lo padecen. En sus mejores sueños han ofrecido una calidad de vida digna para la sexta parte del planeta a costa de esquilmar los recursos que la Tierra nos ofrece. No da más de sí, esto es lo que había. Se han privatizado las decisiones vendiéndolas al mejor postor y nos queda muy poco en manos de todos. Hasta el Presidente del Gobierno tiene que suplicar a los bancos y eso que ha puesto en su mano parte del patrimonio público. Nos queda tan poco que es hora de revertir la situación empezando por frenar el deterioro de las joyas de la corona: la sanidad y la educación públicas. Hemos de estar atentos y no admitir recortes porque son parte de nuestro patrimonio y porque garantizan derechos que no podemos perder. A partir de ahí se abre la hora de la audacia. Hemos de ir enterrando poco a poco este pasado ilusorio para crear unas condiciones de mayor dignidad, si no es por solidaridad tendrá que ser por egoísmo. La crisis servirá de poco si pretendemos recrear un mundo como del que venimos. El planeta ofrece recursos que garantizarían una vida digna a todas -sí, a todas- las personas que en él habitamos y éste ha de ser el objetivo irrenunciable. La codicia nos ha cegado y nos ha llevado a competir en una guerra de barro en la que teníamos los ojos cegados. La competencia como paradigma de la calidad de vida ha mostrado su lado corvo. La organización política, económica y social tiene que modificarse en lo sustantivo, como sociedad tenemos que armarnos de instrumentos que propicien una vida distinta, una vida mejor. Una vida digna como soporte de la libertad, como corolario de la justicia.


Publicado en "Delicias al día"

lunes, 2 de febrero de 2009

LA MERLUZA EN EL PLATO DEL POBRE



Febrero nos devuelve la sonrisa tras un enero negro en el que el Valladolid se había perdido en un túnel del que no encontraba la salida. El golpe en la mesa destierra los fantasmas que rondaban por el entorno e insufla la dosis de tranquilidad necesaria para afrontar los próximos partidos.
Parece, en cualquier caso, que se repite la dinámica de la primera vuelta: la incapacidad manifiesta para obtener buenos resultados frente a los equipos que bucean en el fondo de la tabla y la solvencia ante los que transitan en la parte noble de la clasificación. Esta realidad, por insistente, no puede ser fruto del azar estadístico, sino la prueba del nueve de la validez del estilo. El Valladolid responde si no dirige el partido pero muestra su incapacidad cuando es el responsable de escribir el guión del juego. Esta situación desnuda las carencias de la plantilla, la falta de un medio centro con capacidad organizativa o la de un delantero que remate todo lo que ronde el área. Improvisación o contundencia. La dirección técnica del club ha elegido esta segunda opción para reforzar la plantilla. Que sea para bien.