Los consecuencialistas
dicen que el camino al infierno está adoquinado con buenas intenciones. Esta
corriente filosófica sostiene que el análisis moral de una acción depende
únicamente del fin y no de los actos. El camino al cielo, suponemos, en vez de
adoquinado estará adornado con mármoles pero el catolicismo añade una antesala
en la que se espera el ingreso definitivo en el paraíso. En dicho recibidor, el
purgatorio, se permanece un tiempo
indefinido, el necesario para que se borren las manchas delebles del alma. El
que allí permanece sufre tanto como si tuviera hospedaje en el infierno pero
con una diferencia sustantiva: tiene asegurada la salvación eterna. Esa
estancia no debe diferir mucho de la de quien se enfrenta a un expediente que
nunca avanza, siempre falta un papel o una firma. Parece ser, también, que si
los que aún estamos entre los mortales pedimos, rezos o pagos de indulgencia mediante,
misericordia al Juez Supremo, este puede mirar a otro lado y obviar ese trámite
pendiente. Como la picaresca no es patrimonio exclusivo de nadie, la Iglesia
azuzó el miedo a este paso intermedio y durante la Baja Edad Media realizó
pingües negocios con el tema. Este negociete fue uno de los motivos expuestos
por Lutero en sus 95 tesis que a la larga supusieron la ruptura del
cristianismo.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
lunes, 21 de mayo de 2012
jueves, 17 de mayo de 2012
El corazón roto de Totó
Todos huían buscando refugio pero él,
Totó, seguía tumbado en el embarcadero dejando que la lluvia empapase su cuerpo
adolescente. En su cabeza pesaba tanto el vacío de un largo verano sin ver a su
amada como el miedo a que una vez llegado el otoño ella no hubiera regresado.
Totó había cerrado los ojos pretendiendo que el recuerdo cubriese la ausencia
hasta que sobre sus labios sintió los de Elena. «No sabes lo que he tenido que
inventar para venir a verte, mañana, a las cinco iré al cine para despedirme».
No volvió y ese hueco fue la presencia
más imperecedera de una mujer durante el resto de su vida. Salvatore siguió el
consejo de su maestro Alfredo, quien le vino a decir que huyera de Sicilia, que
no volviera nunca, ni siquiera la vista atrás porque el regreso pasado poco
tiempo es un engaño, hace pensar que las cosas han cambiado pero si la vuelta
tras décadas confirma que esa tierra maldita nunca cambia. No regresó hasta
que, treinta años después, falleció el tutor. Ese retorno se convirtió en una
búsqueda de su pasado, cada paso por el pueblo natal arrojaba tierra sobre el
amor inconcluso. Elena ya no estaba, nadie supo explicar qué fue de ella. Desde
el avión en el que volvió a Roma pudo ver, entendimos todos que por última vez,
su isla perdiéndose en la lejanía. En Roma seguiría su triunfante carrera y su
vida vacía.
lunes, 14 de mayo de 2012
Puto córner
Los niños son esponjas que
absorben todo lo que ocurre a su alrededor, al fin y al cabo los individuos de
cualquier especie animal aprenden prácticamente todo en las primeras etapas de
su existencia porque de ello depende su propia supervivencia como individuos y
como especie. Pasado ese tiempo podemos enriquecer, afinar o matizar nuestros
conocimientos pero a un ritmo menor. La experiencia es un grado, dicen, pero no
es siempre cierto. Sería interminable el listado, por ejemplo, de entrenadores
cuyos mejores años fueron los primeros. Una razón puede ser que suma más la
ilusión de quien pretende abrirse camino de lo que resta inexperiencia; otra,
si ya es difícil aprender a ciertas edades, resulta titánico el esfuerzo
necesario para modificar las respuestas que damos ante situaciones similares
que la vida nos va deparando. La sabiduría popular es clara al respecto: cuando
se tiene pelo abajo, se aprende poco y con mucho trabajo.
lunes, 7 de mayo de 2012
Usos del ser y del estar
Si hay una dificultad en el idioma castellano que desazona a quien pretende aprenderlo es administrar con corrección los verbos ser y estar. Los oriundos no tenemos ese problema porque el idioma materno se aprende de oído pero cuando algún foráneo nos pregunta cómo saber cuando va uno y cuando corresponde usar el otro no sabemos muy bien qué decir. De hecho no hay ninguna norma que lo aclare de forma definitiva aunque sí exista un principio general que asigna al verbo ser una relación con la esencia, por lo tanto otorga una cualidad permanente, y al estar con el estado, lo que conlleva una característica transitoria. Así, cuando alguien nos dice que Pedro es triste nos está alertando de que el tal Pedro no es la alegría de la huerta. Sin embargo, si lo que nos dice es que Pedro está triste, enseguida deducimos que algo ha ocurrido que le ha llevado a ese ostracismo anímico.
lunes, 30 de abril de 2012
Absurdo debate
En todas las casas
cuecen habas y ningún cocina se libra de discusiones sin fin que se hilan entre
padres e hijos cuando se utiliza como argumento de fuerza la comparación con un
tercero. Hoy es un Roberto puede salir
los sábados hasta las tres y a mí no me dejáis volver después de la una que
tiene como inexorable réplica a mí me
importas tú, lo que hagan o dejen de hacer los demás me la trae al pairo.
Días después la rueda
gira y esta vez el reproche viene generacionalmente de arriba, te has pasado toda la tarde por ahí sin
hacer nada, mira tu primo Ángel como aprovecha el tiempo, luego, claro, el
aprobará todas, no como tú y la respuesta, igualmente inexorable, no se
hace esperar. No decías que los demás te
la traían al pairo, pues deja de compararme con mi primo.
Esta tensión argumental
no tiene salida porque el debate entre dos interlocutores con distintas
aspiraciones no puede tener sostén. Mientras unos pretenden suplantar el
sentido del deber que creen que falta a los otros, estos ansían vivir sin
límites impuestos, ni interferencias. El debate entre posturas inmiscibles es
racionalmente ridículo pero sumamente atrayente, de forma que, así nos descuidemos,
estamos inmersos en uno de ellos. Lo peor es que, como es imposible el acuerdo,
nunca terminan. Como contrapartida, para qué negarlo, disfrutamos chapoteando
en semejante absurdo.
sábado, 21 de abril de 2012
El milagro absurdo de Felipe Neri
Aunque nació en Florencia, San Felipe Neri adquirió el reconocimiento de
apóstol de Roma, ciudad en la que inició el movimiento que posteriormente, tras
una bula promulgada por Gregorio XIII, se convertiría en la Congregación del
Oratorio cuya principal peculiaridad consiste en que sus miembros no están
sujetos a voto alguno. Cada uno de ellos pretende, sin más y no es poco,
acercarse a la idea originaria de su fundador. En su origen, los primeros
seguidores del santo dedicaron sus esfuerzos a la formación de los más jóvenes
con el firme objetivo de salvar sus almas.
De los jugadores del Villarreal B no sabremos si salvarán su alma pero
se asemejan a los ‘oratorios’. Siguen a pies juntillas los ideales
futbolísticos originarios de su club y que han sido el vértice de un éxito que
ya dura una década. De cada uno de ellos podemos ensalzar un buen número de
virtudes pero están tan pendientes de su brillo individual que no asumen el
compromiso colectivo que supone el voto en los miembros de cualquier orden
religiosa. O en eso o en la falta de mordiente de quien no ha tenido tiempo de
retorcer el colmillo se puede atisbar una explicación a un partido
incomprensible por su asimetría pues mientras en la primera mitad los pipiolos
amarillos vivieron en su área y mostraron su liviandad defensiva, en la segunda
mostraron su impericia para crear peligro en la rival. A nadie le hubiera
sorprendido un cero-cuatro al descanso de la misma manera que nadie se habría
mostrado perplejo si al final del partido el marcador hubiera señalado un
empate. Los del filial fueron protagonistas de un milagro tan absurdo como el
que nos descubre Enric González en ‘Historias de Roma’ y que atañe al propio
Felipe Neri quien en marzo de 1583 resucitó a un joven de una de las familias
más ricas de la ciudad, pero Paolo, que así se llamaba el exmuerto, prefirió el
estado de postración y volvió a morirse.
jueves, 19 de abril de 2012
ARROJO PIDE EL POETA
¡A la calle! que
ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.
Estos
versos que están arrancados de España En Marcha, de Gabriel Celaya. Siempre se
entendieron como el fin de una arenga en la que se reclamaba dejar la comodidad
de la casa y pisar el asfalto uniendo esfuerzo al de otros. Digamos que se
leían en el sentido literal, donde el poeta escribió calle, se leía calle. Pero
leídas y releídas, saboreadas y deglutidas, en cada letra hay un grito que
reclama valentía y superación, en las más difíciles acepciones de ambos
términos. Pide el poeta que se elija fracasar, si hay que fracasar, pero
habiéndolo intentado. En esencia, que no esperemos, que vayamos a buscar. Solo
en este contexto tienen sentido versos posteriores: “digo que seremos mucho más
que lo sabido, los factores de un comienzo”.
domingo, 15 de abril de 2012
Como vacas sin cencerro
Salvo un puñado de entendidos, lo habitual es desconocer la
mayor parte de la producción cinematográfica de países ajenos al propio. A lo
sumo podríamos apuntar el nombre de un representante en el que encarnamos todas
las características. Así, es fácil que alguno pretenda reconocimiento hablando
del cine iraní cuando solo ha visto alguna película de Abbas Kiarostami o del
cine colombiano y Sergio Cabrera. Pues bien, siguiendo el mismo patrón, fuera
de nuestras fronteras asocian cine español y Pedro Almodóvar. El manchego, que
genera en suelo patrio un debate sin matices, tiene una virtud indiscutible
para admiradores y detractores: es capaz de transmitir el dolor que sufren los
protagonistas y, mientras, hacer que los espectadores rían. Una de las escenas que
mejor muestra esta paradoja la podemos encontrar en “La flor de mi secreto”,
cuando con una sola frase Chus Lampreave realiza un diagnóstico preciso a su
atribulada hija, una afamada escritora de novela rosa atada por contrato con
una editorial pero que, por diversas circunstancias de índole personal, no
puede cumplir. Esta le desgrana a su madre la situación, ella no comprende lo
concreto, sus mundos nada tienen en común, pero atina plenamente en lo general:
«Qué pena, hija mía, tan joven y ya estás como vaca sin cencerro...».
domingo, 8 de abril de 2012
LLUVIA DE GOLES
Por mucha globalización que nos
hayamos echado a la espalda, y la crisis lo está poniendo más si cabe de
manifiesto, seguimos necesitando que el ámbito social en el que vivimos nos
proporcione satisfacción a nuestras necesidades básicas. En nuestra tierra, la
ruina del campo es el principio de un mayor empobrecimiento general y esta vez
hemos estado a punto. En el mundo rural la sociedad siente los días de forma
circular, cada año distinto, todos los años igual, en realidad entienden la
vida como un solenoide que gira a ritmo de una vuelta anual hasta que el hilo
se acaba. Cada año se repiten las labores y las preocupaciones y si alguien ha
sabido plasmar en papel ese universo ha sido Miguel Delibes. En “Las Ratas”
cada página aprieta más el corazón por la falta de lluvia que amenaza con
malbaratar la cosecha. Por fechas tales como estas pero de 1956 «El Pruden decía
cada tarde en la taberna de Malvino: “Si no llueve para San Quinciano a morir
por Dios”». Sin embargo, nuestra sociedad urbana ha olvidado de dónde viene, de
dónde sigue viniendo, el pan que se lleva a la boca y lanza sus quejidos al
cielo porque el agua que de allá cae no permite lucir los pasos a las
cofradías. Nunca hubo mejor argumento que la necesidad de tantos para alegrarse
de una pequeña desdicha si aparece una solución aunque sea parcialmente
intempestiva. La lluvia podría haber llegado antes pero, y es lo que importa,
al fin llegó y fue antes de San Quinciano.
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