Las copas se alzan y alguien grita ¡salud! Alguien presente en el
brindis asiente y añade ¡dinero y amor! Esas tres palabras dan título a un
clásico bolero que remarca que son la base sobre la que se asienta la
felicidad, tan es así que quien tenga la suerte de poder gozarlas al mismo
tiempo debe dar gracias a Dios. La banda de rock Los Rodríguez no quiere ser
menos y otorga el mismo título a una de sus composiciones en la que descorcha
una botella de vino para brindar por los buenos viejos tiempos en los que
derrocharon las tres, ahora, sin ninguna, ese recuerdo es el mejor homenaje o,
en todo caso, la única forma de disfrutar un presente sin otro asiento que la nostalgia.
Al fin y al cabo cuando falla alguna de ellas parece que todo se desmorona
alrededor, que toda la fuerza que creímos tener se cimentaba con esas tres
bases: una salud que nos permite levantarnos cada mañana con ganas de poder con
el mundo, el dinero suficiente para que no haya espacio en la cabeza para
pensar en su ausencia y amor concreto o difuso, personas que te quieran y que
quieran ser queridas, un entorno afectivo que impida la sensación de soledad en
un mundo lleno de gentes que transitan a tu lado a las que pareces no importar,
a las que, de hecho, no importas.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
lunes, 7 de enero de 2013
jueves, 3 de enero de 2013
QUERIDOS REYES MAGOS:
Quizá, pues han pasado muchos
años, os sorprenda ver mi nombre en el remite de este sobre, pero esta vez han
podido más las ganas que esa pose, que ese rictus serio que parece obligatorio
si quieres parecer adulto y ser aceptado como tal. Ya sabéis, porque a buen
seguro habéis leído ‘El Principito’, que “las personas mayores nunca comprenden
nada por sí solas”, te dicen continuamente lo que hay que hacer y no admiten
más que un camino para ello. Las cosas son así, repiten, y si descubren que
haces dibujos, te miran con una mezcla de desdén y autoridad para insistir en
que “hay que dejar a un lado los dibujos de serpientes boas abiertas o cerradas
e interesarse un poco más en la Geografía, la Historia, el Cálculo y la Gramática”.
Materias todas ellas necesarias pero no suficientes salvo que nos conformemos
con una vida a plazo fijo, con un hastío programado, con una andanza sin
ilusión. Una ilusión enterrada por la
inmediatez, enterrada hasta el punto de haberos puesto en entredicho. Lo
habréis escuchado igual que yo: Es mejor hacer regalos a los niños al principio
de las vacaciones para que puedan disfrutarlos mientras duran. Un argumento
estúpido que permitió la entrada de ese usurpador que nunca supo lo que es
jugar con la emoción, con los días de ojos encendidos esperando. Nunca supo que
se disfruta más imaginando que teniendo, deseando que leyendo el manual de
instrucciones.
Oigo estos días la misma
pregunta, qué le pido al año, qué os pido a vosotros. Nadie me preguntó qué le
ofrecía yo al año, incluso, qué os podía ofrecer a vosotros. Me lo planteo y no
sabría qué responder pero sé que pedir y dar son, en el fondo, el mismo verbo.
Que a veces provoca el mismo placer una cosa que la otra, que también hace
falta tanta generosidad para atreverse a pedir como para hacerlo a dar.
Nada más pretendía, si acaso
recordaros que existo, que sigo siendo el mismo niño de antaño, aunque, eso sí,
ahora no digo adiós porque, como cantan los de Extremoduro, este bar está
cansado ya de despedidas.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 3-01-2013
jueves, 27 de diciembre de 2012
¿Y SI NADIE NOS MANDA?
Aceptamos ser esclavos a cambio
de un salario, el salario fue menguando pero ya habíamos aprendido a ser
esclavos que no es otra cosa que pensar con la cabeza de otros. En la película
de Eliseo Subiela ‘El lado oscuro del corazón’, la muerte representada por
Nacha Guevara responde a Oliverio, un poeta que deambula buscando a la mujer con
quien volar, ‘sería espantoso descubrir que cumplo órdenes que nadie ha dado’.
La muerte, poco acostumbrada a
ser interpelada, ve en este caso cómo se la enfrentan, cómo su interlocutor -solo
podía ser poeta quien así encara- no asume la fatalidad, las cosas no son así,
están así. ‘No sos una muerte torera, sos una muerte de barrio y programas de
televisión, una muerte mediocre, anónima, cobarde’. Ella había arrancado la
conversación pretendiendo reprimir, acongojar, mostrar un mundo plagado de
lugares comunes, un mundo entristecido porque su población había interiorizado que ese
era el camino recto, que la madurez es la asunción de una realidad opaca.
‘Oliverio, aunque te portes como un niño ya no eres un niño’. Hazte mayor,
espabila, obedece, no seas ingenuo, no creas en el hombre, te irá mejor.
Ahora, acorralada, la muerte se
defiende: ‘Yo no
existo por mí misma, soy un instrumento. Si no te llevo es porque todavía decís
algunas palabras que impiden que te lleve, y mientras las sigas diciendo tengo
prohibido tocarte. Me echas en cara cosas como si yo fuera la
responsable de todo y yo solo cumplo con mi papel. ¿Por qué no vas y le
preguntas al responsable de todo?’
Él insiste: ‘¿Y cómo voy? Dame
una tarjeta para verlo de parte tuya, vos lo conocés’.
-Yo trabajo para él, yo no lo
conozco
-¿Trabajás para él?
-Creo que sí, sería horrible
darse cuenta…
Sería horrible darse cuenta de que
obedecemos sin ser mandados, de que somos instrumentos de la nada, de unos
cuantos que ya no necesitan decirnos qué hemos de hacer porque, tras décadas de
susurrarnos al oído que las cosas solo pueden ser así, hemos terminado creyendo
que su lógica era la única posible.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 27-12-2012
domingo, 23 de diciembre de 2012
SUTIL MECANISMO
El complejo mecanismo de la vida de vez en cuando embarranca y nos enfrenta al espejo que todos sabemos que tenemos en casa, pero al que no queremos escuchar porque nos recordaría nuestra vulnerabilidad, nuestro carácter efímero. El cuerpo es el milagro inexplicado de la evolución y encierra en alguna parte de sí dos depósitos invisibles, en uno se atesoran los recuerdos, del fondo del otro brotan las ilusiones. Con el material de ambos se amasan las emociones. Pero no dejamos de ser un conjunto de reacciones químicas que se realizan sobre una base de agua. Dicen que la medicina no es una ciencia exacta, pero nada menos cierto, simplemente no existe el conocimiento suficiente para comprender los arcanos de una maquinaria tan impecable como sutil. Tan sutil que está expuesto a miles de vicisitudes que en algún momento pueden desengranar cualquier cadenilla y terminar afectando a todo el montaje. Estamos enfermos, buscamos soluciones, química que recomponga la química. Salvo que la enfermedad se llame cáncer, entonces agachamos la cabeza y tememos lo peor, la palabra viene a despertar nuestros miedos atávicos y la asociamos a algo parecido a una condena a muerte. Ya no es así, la medicina demuestra que sí es ciencia y va desentrañando parte del misterio pero el miedo sigue latente, al cáncer y a ser nosotros los señalados. Quizá por eso, porque no hay criterios que garanticen la inmunidad, todos sufrimos al saber que que alguien está señalado por esa cruz del destino.
sábado, 22 de diciembre de 2012
LA HISTORIA ES PLANA…EPPUR SI MUOVE
Nuestros padres eran más cerrados
que nosotros y nuestros abuelos iban más a misa que nuestros padres. Así visto,
así parecía, cada generación daba un paso más en una línea recta. Nos convencieron
de que la historia permanece inmóvil y somos nosotros los que avanzamos sobre
ella. Sin vuelta atrás, sin parapetar lo conseguido, sin miedo, por tanto, a
perderlo, sin consciencia, sin memoria. De repente, vuelta atrás. Y ahora nos
preguntamos cómo hemos llegado hasta aquí, hasta un punto desconocido que, sin
embargo, se parece demasiado a lo descrito en las novelas del pasado. Fortunata
busca en los contenedores mientras los hombres cercanos a Jacinta ejercen de
dueños de todo, de todos y de todas.
Volvemos, digo. La parte de la
sociedad que se denomina ‘indignada’ reclama algo tan ‘revolucionario’ como
transparencia, exige algo tan ‘radical’ como que los gobernantes cumplan lo que
proponen en los programas electorales, reivindica algo tan ‘rompedor’ como participar.
Todo aquello que ya creíamos tener, todo aquello que nunca pensamos que se
pudiera perder. De nuevo a la casilla de salida, de nuevo con la puerta
cerrada. De nuevo a la calle para pedir lo elemental, un decálogo de buenas
intenciones, no robarás, no matarás. Nada por soñar, nada por transformar.
Demasiado y, a la vez, demasiado poco. Las mil revoluciones pendientes siguen
pendientes porque, entre otras cosas, están en la carpeta de asuntos para más
tarde, como si la historia fuera lineal, como si después de esto fuera a llegar
necesariamente lo otro, como si no tuviésemos, ya, nada nuevo que decir, nada
distinto que proponer, ningún camino más allá en el que luchar.
Publicado en "Último Cero" el 22-12-2012
jueves, 20 de diciembre de 2012
EL CORO MENGUA CADA TRES SEGUNDOS
Cuatro filas de niños,
perfectamente alineados, impecablemente vestidos. El Coro Infantil de Wuppertal
está dispuesto para comenzar su función. Los padres y madres, intranquilos,
emocionados, esperan en la platea una actuación para enorgullecerse, para
presumir. Del piano brotan los primeros acordes de una vieja canción de Tears
for Fears, Mad World. ‘Todo a mi
alrededor son caras conocidas, sitios gastados, caras gastadas’.
De repente un crío abandona el
escenario. Se encontrará mal, piensan sus padres, vaya, precisamente hoy. Tres
segundos después otro niño hace mutis. Tres más tarde, otro toma el mismo
camino y así sucesivamente. El público mira absorto. Los que quedan siguen
cantando: ‘Listas y despiertas para
sus carreras diarias hacia ningún sitio. Sus lágrimas empañan las gafas
inexpresivas’.
Media docena permanece aún. ‘Resulta duro aceptar, cuando la gente
camina en círculos, un mundo desquiciado’. Cuatro, tres, dos… queda uno,
finaliza la canción, ‘mundo loco, mundo loco’. Silencio. Un segundo, una
eternidad. Levanta la cabeza, mira al frente y habla: “Cada
3 segundos el mundo pierde un niño por causas que podrían haberse evitado“.
Hambre hija de la injusticia, guerras hijas del ansia de dominio, ausencia de
medicamentos hija del cómodo letargo. Sobrinas del olvido, de las mil corazas
con las que nos justificamos. Pueden no ser nuestras víctimas, no al menos de la
mayoría de nosotros, pero permanecemos inmóviles ante el genocidio.
Miramos alrededor, la calle de
abajo tiene cada día más hijos comiendo de la placenta de los contenedores. La
necesidad cercana esconde otra que, hija de los mismos padres, mayor, desde hace
más tiempo, vive un poco más allá.
La fuerza de la tele, la otra
calle por la que transitamos, nos arrastra a Connecticut, vemos una treintena
de víctimas, la mayoría criaturas. Cruento, perversamente espectacular. Fijamos
allí nuestra retina. Treinta víctimas, como en minuto y medio. Menos de las no
evitadas en lo que se lee este artículo. ‘Mundo loco, mundo loco’.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 20-12-2012
martes, 18 de diciembre de 2012
LA MUSA Y LA CADENA
A Pablo Picasso se le atribuyen dos frases aparentemente contradictorias pero que en el fondo no lo son. Dicen que una vez afirmó, al ser preguntado acerca del método que utilizaba para buscar la inspiración, que él no buscaba, simplemente, encontraba. Así dicho, parecía un canto a la improvisación, una forma de ‘ir de genio’ que desdeñaba el trabajo dejando todo en manos de un instante de iluminación.
En otra ocasión, el pintor de origen malagueño respondía que las musas existen, pero que cuando llegan te tienen que encontrar trabajando. Ahora se empeña en recalcar la importancia de la insistencia, valora las horas que, pincel en mano, pasó sin dar el visto bueno al resultado, reconoce la necesidad de esos miles de metros cuadrados de lienzo convertidos en una pelota y pateados hacia alguna papelera antes de culminar cualquiera de sus obras.
jueves, 13 de diciembre de 2012
LOS DÍAS CALABOBOS
No son muchos los días de los que
tenemos recuerdo cuando echamos la vista sobre el tiempo pasado. En realidad, son
solo unos pocos los que permanecen anclados en algún lugar de nuestra memoria.
El resto, la gran mayoría, fueron sucediendo uno tras otro y fueron olvidados
porque no contenían nada aparentemente reseñable. Sin embargo estos últimos son
como una lluvia fina, un calabobos que nos hace ser como somos sin haber
percibido que la camiseta se mojaba. Podemos recordar los chaparrones
veraniegos que súbitamente inundaron nuestro corazón y refrescaron nuestra
cabeza o las granizadas que helaron nuestra alma, podemos traer a la memoria
sin apenas esfuerzo el primer día de algo o el último de alguien. Son como
estacas que sirven para trazar una línea, pero el camino lo conforman los
tramos que unen aguacero con aguacero.
Más que los hitos, son esos pasos
continuos los que nos conducen al resabio o a la bondad, al desengaño o a la
esperanza, los que forjan viejos pétreos o ancianos luminosos. Ken Loach se
encuentra entre estos últimos. Con más de tres cuartos de siglo a sus espaldas y
después de haber indagado en sus películas sobre las conductas humanas en las
circunstancias más adversas, de haber reflexionado sobre las relaciones que
establecen las personas en el marco de sociedades hostiles, de haber denunciado
el inexorable derrumbe ético de un modelo económico que genera abismos de
desigualdad en el epicentro y guerras en la periferia, sigue mostrando más
ganas de acariciar que de odiar y así lo transmite en cada nuevo trabajo. El
último, ahora en cartelera, se titula ‘La parte de los ángeles’, un cuento que
desborda humor y esperanza, en el que el proceso de elaboración del whisky se
convierte en metáfora. El tiempo, solo el tiempo, convierte al líquido en
sublime, soles y lunas sucesivas trabajando en silencio, decenas de años que
terminan con un trago, un único trago que se lo lleva. Ken Loach se está
haciendo viejo, pero los días le han calado para bien.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 13-12-2012
domingo, 9 de diciembre de 2012
MIRANDO AL LADO OSCURO
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