El miedo al papel en blanco sigue
susurrando al oído, pero ahora ya no asusta con silencio. El fantasma ya no se
envuelve en la sábana del ‘qué decir o del cómo decirlo’ propio de aquel tiempo
en que las noticias se reposaban tras una buena sobremesa. En estos tiempos de
comida basura las noticias siguen el mismo ritmo apresurado, se preparan con
rapidez, se engullen sin digerir, se expulsan sin absorber. Y sin tiempo no hay
matices, negro, blanco, blanco, negro. El Papa que dejó de ser Papa, apenas
hace de ello un par de días, se bajó de la portada para entrar en el museo de
cera; ya es antigualla depositada en el trastero. Así quedó, así será: un nazi
para unos, un santo para otros. Ningún partidario admite ver fisuras en la
biografía de quien, como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe,
eliminó cualquier atisbo de disidencia, ni mostró ninguna sensibilidad hacia
los homosexuales. Ningún detractor, de él o de lo que representa, reconoce la
integridad de una mirada introspectiva, la gallardía de quien no se ampara en el
enemigo externo. La portada de la que apearon a Ratzinger alza a Hugo Chávez.
Negro, blanco, blanco, negro. Un tirano sanguinario para unos, un libertador
para otros. Así quedó, así será. Los apologetas olvidarán su mesianismo, sus
fiscales negarán hasta las estadísticas que muestran el avance de la justicia
social en Venezuela. Para mañana, hoy está muy atrás. El uno estará doblemente
olvidado, el otro por dos veces enterrado.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
jueves, 7 de marzo de 2013
martes, 5 de marzo de 2013
LA EUROVEGAS DE CASTILLA
Os dejo el artículo completo que escribí para Interviú sobre el 'megaproyecto' de Montealegre y que han publicado un poco recortado en la revista. Este artículo complementa el que firma Rosa Martínez y que también podéis encontrar allí. Además hay un estupendo reportaje gráfico de Dani Amo
ESPEJISMO DE FUTURO
Desde el pie del castillo de
Montealegre de Campos, podemos observar como se abre de par en par un inmenso mar de cereal en el que solo
destacan las torres de las iglesias de los pueblos que salpican la llanura. Es la
Tierra de Campos. Un conglomerado de pequeños municipios apenas distantes entre
sí que llevan siglos viviendo de la agricultura. Cada generación repetía lo que
había aprendido de la anterior, hasta bien avanzado el siglo XX. En
Montealegre, poco más de 35 km al norte de la capital vallisoletana, se han
encontrado los restos de lo que llegó a ser una ciudad vaccea, un pueblo
prerromano que se asentó en el siglo III a.c.
en la Meseta Norte. Desde ese momento, hasta el inicio del siglo pasado,
la agricultura evolucionó menos de lo que lo ha hecho en los últimos sesenta
años. Al menos si medimos esa evolución relacionando el producto obtenido y la
superficie cultivada o, sobre todo, si
contamos el número de manos necesarias para labrar una hectárea. No solo eran
necesarias menos personas para cultivar la misma cantidad de terreno, además
con la generalización del uso del automóvil, ya ni siquiera era necesario vivir
en el mismo municipio dónde se llevaban a cabo las faenas agrícolas. Visto de
esta manera, es fácil comprender como los pueblos han ido perdiendo población
hasta el punto de encontrarse en trance de desaparición.

lunes, 4 de marzo de 2013
NO SOMOS ÁNGELES
Los ángeles no tienen sexo’, más que una frase hecha o una aparente
explicación terrena que puede servir para ilustrar a los creyentes
acerca de una realidad incognoscible, es un adagio, una sentencia moral.
La frase de marras enfoca el camino a la perfección, el referente al
que deben aspirar las personas de fe: desprenderse del cuerpo, alejarse
de los placeres que este pueda proporcionar. No es casual que cualquier
persona consagrada haya tenido que realizar un voto de castidad por el
que renuncia a cualquier práctica sexual: ser como ángeles, ese es el
ideal. Esta abstinencia, sin embargo, no te acerca a los ángeles ya que
ese ‘no tienen sexo’ no puede ser considerado como explicación sino como
un terreno metafórico en el que el sexo es la imagen que aúna todas
las pasiones y pulsiones de los seres corpóreos. La diferencia entre lo
angelical y lo humano no es la tenencia o carencia de órganos genitales,
su uso o la negación de él. Es más, esto último, las más de las veces,
puede ser contraproducente porque genera una disfunción entre lo que se
siente y el compromiso adquirido o, en el peor de los casos, porque
puede ocurrir lo mismo que a una olla de vapor cuando se obstruye la
válvula: la tapadera se enfrenta a una realidad física y vuela por los
aires. Ni somos ángeles, ni podemos serlo.
En ‘Cielo sobre Berlín’ Wim Wenders cede el protagonismo de su película a dos ángeles que bajan a la Tierra con la misión de insuflar ganas de vivir y mitigar el dolor que la vida, en algún momento, produce. Hay dos líneas que no pueden atravesar: ni pueden modificar la vida de las personas con las que se cruzan, ni pueden hablar de su procedencia. Con su cuerpo recién adquirido (aunque solo puedan verlo la buena gente y los niños) pasean por la capital alemana, uno de ellos va sintiendo la eternidad como un castigo y aspira a beber todos los tragos de la vida humana incluido el amor.
En ‘Cielo sobre Berlín’ Wim Wenders cede el protagonismo de su película a dos ángeles que bajan a la Tierra con la misión de insuflar ganas de vivir y mitigar el dolor que la vida, en algún momento, produce. Hay dos líneas que no pueden atravesar: ni pueden modificar la vida de las personas con las que se cruzan, ni pueden hablar de su procedencia. Con su cuerpo recién adquirido (aunque solo puedan verlo la buena gente y los niños) pasean por la capital alemana, uno de ellos va sintiendo la eternidad como un castigo y aspira a beber todos los tragos de la vida humana incluido el amor.
jueves, 28 de febrero de 2013
ERRAR ACERTANDO, ACERTAR ERRANDO
Siglos de evolución han servido
para que hayamos aprendido a leer en la mirada, en el movimiento… y a partir de
ahí podamos obtener conclusiones que a veces confirman, y otras tantas
desmienten, lo que nuestro interlocutor pudiera estar diciendo. Es otro
lenguaje, el corporal, que, además, enriquece con matices al verbal, matices
que aportan información y sensación. Incluso existe un área del conocimiento,
la kinésica, que tiene por objeto el estudio de este lenguaje no verbal. Los
tiempos actuales han traído nuevas formas de comunicación que tienen también un
lenguaje directo y uno interpretativo. Un segundo lenguaje que ha desnudado al
diputado Toni Cantó porque, más allá de la certeza o falsedad de los datos que
aportó, queda la urgencia y la saña con que lo hizo: la prisa por exponer unos
números que confirmaban sus prejuicios sin detenerse, siquiera, a
contrastarlos y la reiteración de tuits
que abundaban en la misma tesis.
lunes, 25 de febrero de 2013
DE NUEVO CON EMPLEO

jueves, 21 de febrero de 2013
QUÉ DECIR, A QUIÉN DECIR
En uno de sus monólogos, solo
aparentemente ingenuos, Miguel Gila, aún impresionado tras haber contemplado la
Acrópolis de Atenas, resumía las sensaciones que le produjo el viaje a Grecia
con una frase tan genial como profética: “Grecia está, pero hay que ver cómo
está”. Recuerdo esta cita mientras el Congreso acoge el debate sobre el estado
de la nación, la nuestra, que también está, pero que hay que ver cómo. Los dos
partidos mayoritarios se han convertido en una especie de Thelma y Louise
acelerando su coche al borde de un barranco, aunque, eso sí, las dos
protagonistas de la película de Ridley Scott huían de la resignación tras
haberse enfrentado sin tapujos a la violencia machista y en el suicidio
encontraron la dignidad; aquellos huyen de la realidad despreocupados ante el
riesgo de ‘suicidarnos’ al resto. El debate entre ellos es un combate de
esgrima, no va más allá de una discusión entre piloto y copiloto con el único
fin de tomar las riendas del coche.
lunes, 18 de febrero de 2013
LA LEYENDA PERDIDA
Salía perdiendo en cualquier comparación. En aquel presidio convivían,
al menos vivían juntos, asesinos convictos, traficantes habituados a
marcar territorio, atracadores de gatillo fácil y los propios carceleros
cuyos valores no se diferenciaban de los reclusos y su actitud la
empeoraba por el simple hecho de ser los depositarios del poder.
Formaban una caterva para andarse con cuidado, para recelar ante
cualquier movimiento. Luke Jackson tendría que compartir ese territorio,
en que la violencia se servía con más frecuencia que la comida, por un
motivo mucho menor: destrozar un indicador de aparcamiento en medio de
una borrachera. No era un santo, su carácter era excesivamente
impulsivo, pero poco más. En medio de aquella cueva de lobos se veía
como un alma cándida, tenía todas las papeletas para ser visto como
tierna carne de cañon para ser servida en caliente. Luke recordó, no
podía ser de otra forma, nadie que haya oído silbar las balas a
centímetros de la oreja o el estruendo de las bombas al explotar puede
olvidarlo, que, aunque a sí mismo se considerase, sin más, un ciudadano
corriente, había participado en una guerra. Sabía que en terreno
inhóspito, en suelo hostil, el primer mandamiento es hacerse respetar,
forjar una imagen que fuera un escudo, y en ello puso todo su empeño.
jueves, 14 de febrero de 2013
USTEDES FIRMEN, YA YO LUEGO…
Álvaro de Figueroa, Conde de Romanones,
fue, durante el reinado de Alfonso XIII, tres veces lo que hoy llamamos
Presidente del Gobierno, amén de ostentar en diecisiete ocasiones el cargo de
ministro. Con tal bagaje sobre sus espaldas podemos intuir que conocía cada
vericueto de la administración y, por ello, no perdía el tiempo en debates
estériles en los que algunos de sus colegas parecían jugarse la vida. En medio
de una batalla parlamentaria, mientras los cuchillos volaban en el Congreso, él
permanecía abstraído. Sus compañeros, que observaban perplejos tanta
parsimonia, le llamaron la atención. Les miró con ese aire de superioridad que
da el haber tratado hasta con el diablo y les replicó: “Ustedes hagan la ley,
que yo haré el reglamento". No le faltaba razón y no le faltaría hoy. La
separación de poderes en España continúa sin estrenarse. El Congreso y el
Senado están formados por brazos de madera que se levantan al son de la música
de los sucesivos gobiernos. Nadie vota en contra de lo que ordena su partido
salvo excepciones, unas honrosas, otras no tanto, baste recordar aquel penoso
capítulo que relata cómo Esperanza Aguirre llegó a presidir la Comunidad de Madrid.
BRASEROS DE AUTOCOMPLACENCIA
Las voces llegan a mi habitación,
levanto la persiana y observo una muchedumbre que grita frases que empiezan por
NO. No a esto, no a aquello. Abro la ventana, me asomo y leo las pancartas.
Todas, casi todas, empiezan por un NO. No a esto, no a aquello. Espero, cuando
la manifestación (¿Desfile? ¿Procesión?) ha terminado me pongo el abrigo, hace
frío hasta en casa, y salgo a la calle. No tengo un destino definido, camino,
solo camino y miro los rostros de las personas con las que me cruzo. No percibo
chispa en sus ojos, no intuyo un gramo de ilusión, camino. Pienso en alguna
palabra que pudiera turbar esa triste sensación que no es tristeza sino desesperanza,
una frase que pudiera romper esa monótona desazón que no es desazón sino
derrota. Pienso, pero no doy con ella. Tengo las manos heladas, entro en un
bar, necesito un café que caliente las manos y la garganta, una sonrisa que
caliente el día.
A mis oídos llegan cenizas de una
conversación que mantienen dos hombres y una mujer que comparten la mesa de al
lado. No puede ser, dicen, no podemos seguir así. Me giro. La tele está
encendida pero sin volumen. Un subtítulo enmarca las palabras inaudibles de la
presentadora: los indignados toman nuevamente las calles.
Vuelvo a casa. Leo un periódico,
me sobresalta el titular. En España hay más de 6 millones de parados, los
mismos que había en Alemania, con una mayor población, cuando Hitler ganó las
elecciones. ¿Es posible, me pregunto, que aquí, ahora, pueda ocurrir algo
parecido? Me desasosiega la respuesta. La que doy a la pregunta y la que veo en
la calle. Hartazgo de noes y de indignaciones, toneladas de rabia y miedo que
de la mano provocan gestos temerarios pero solo gestos, miles de personas con la
fuerza intacta pero sin saber hacia dónde, ni cómo dirigirla.
Veo también personas,
organizaciones, que anticiparon esta situación, no son pocas, nunca estuvieron
quietas. Antes fueron llamados catastrofistas, ahora, medio con orgullo por
haber sido capaces de prever, medio con pánico ante tanta incertidumbre, se
preguntan qué hacer. El problema es que se lo preguntan en cenáculos
autocomplacientes, reductos en los que todos se dan la razón o se pierden en
discusiones bizantinas, burbujas de corrección política en los que nadie se
sale del librillo, pequeños braseros, abrigos raídos. A veces surge una
respuesta y se ponen manos a la obra, pero tampoco esa obra sale del círculo. Mientras,
en la calle, crece el hastío. Miro por la ventana. No la abro, hace frío.
Publicado en "Ultimo Cero" el 31-01-2013
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