El refrán es el hermano inculto del proverbio. Este luce frac, se puede
expresar en latín, es citado en libros tan trascendentes como la Biblia
y forman parte del acervo del que los eruditos presumen. El refrán, sin
embargo, es más de boina, se pronuncia en un castellano de tierra
‘adentro’, solo se habla de él en libros sobados que van de una mesilla a
otra sin lucir en la estantería y resuena en los debates tabernarios.
Refranes y proverbios son hermanos porque son hijos de la misma madre:
la observación. Tienen, sin embargo, padres distintos: el proverbio es
hijo de la reflexión; el refrán de la experiencia vivida. Eso sí, tanto
el reflexivo padre que habla latín como el lugareño que se maneja con el
verbo propio de la Moraña o de la Tierra de Campos, no son infalibles. A
la reflexión siempre le falta más reflexión. A la experiencia, la
experiencia de otros, sobre todo la de esos otros que no pueden ya
aportarla. Tirando de refranero podemos encontrar, valga como ejemplo,
que ‘Dios aprieta pero no ahoga’. Todos los que lo oyen recuerdan algún
momento de apuro extremo del que lograron salir y el aserto va cobrando
fuerza. Y cobra más porque ningún ahogado está en disposición de
refutarlo.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
domingo, 14 de abril de 2013
jueves, 11 de abril de 2013
ELEGÍA PARA MUCHO ANTES
De unos días a esta parte, las
portadas de los periódicos han estado adelantando el trabajo de las páginas necrológicas.
No es que en otros momentos la gente muera menos, al fin y al cabo, para
nuestro mal, como cantara Serrat, la parca nunca deja de buscar, simplemente,
esta semana la guadaña ha segado con mayor profusión en el selecto campo de las
personas cuya labor tenía, o había tenido, un enorme impacto social.
Tras la muerte, llega el tiempo
de las buenas palabras. La memoria es selectiva, y es tan imponente el abismo
del después al que todos estaremos sometidos, que lo malo que queda por decir
se ha difuminado en las penumbras del pasado o se nos encoge en el estómago sin
fuerza para salir. Elogios que son humo y, como tal, parece que suben al encuentro de algo pero
enseguida se desvanecen. Las alabanzas pronunciadas ante un ataúd nacen tan
muertas como los inquilinos de la caja de madera, porque estos no pueden
escucharlas.
lunes, 8 de abril de 2013
¿QUIÉN DE USTEDES?
El consejo atribuido a Sun Tzu es válido para enfrentarse a cualquier
circunstancia, pero es esencial para quien tenga alguna responsabilidad
en la estrategia militar: ‘Nunca hay que dar un paso si no se está
seguro del siguiente’. Al anecdotario de Hitler le ocurre lo mismo (con
perdón) que a las reliquias que encierran un fragmento de la corona de
espinas con que aquellos soldados romanos pretendieron humillar a Jesús
de Nazaret: si creyésemos que todas las anécdotas son ciertas, o que
todos esos trocitos de madera estuvieron donde dicen que estuvieron,
podríamos llegar a la conclusión de que el tirano habría vivido
doscientos años y que la cabeza del joven nazareno tendría una
superficie capilar cercana, en tamaño, a la del partido de Sigüenza. Una
de esas leyendas hitlerianas cuenta que el enajenado líder nazi, buen
seguidor de la consigna citada, reunió a sus asesores militares con el
fin de conocer las intenciones del ejército enemigo antes de decidir
cuáles habrían de ser los pasos a seguir. Para tal fin había pedido,
previamente, a cada uno de ellos un minucioso informe en el que deberían
recoger cuáles serían los próximos movimientos de los aliados. Tras
escucharlos, comprobó que apenas había coincidencia entre las
previsiones de cada uno. Hitler se levantó airado, lanzó los informes al
suelo y les dijo a voz en grito: ‘Seguramente uno de ustedes tenga
razón, el problema es que no sé quién de todos es’.
jueves, 4 de abril de 2013
LAS PERDICES DEL EXSAPO
Los cuentos relatan una pequeña
parte de la historia, la que, de tan dulce, resulta empalagosa. Pero nunca se
esmeran en narrar los hechos que acontecieron antes o en detallar lo que, tiempo
después, los protagonistas se encontraron en las tripas de esas perdices que comían
aparentemente felices. Alguno de estos cuentos sí recrea momentos de tensión,
instantes en los que la vida y la muerte se daban la mano, pero siempre eran
burlados gracias a la pericia de esos héroes principescos, a los dones de hadas
imaginarias o al puro azar. Callaban, sin embargo, las escenas que no se podían
escribir en papel cuché sino en simples folios. Estas eran arrojadas al fuego y
así, entre llamas de silencio, moría la parte más sucia de la historia. A veces
incluso alguna de esas secuencias fue capaz de evitar el fuego, pero nos
negamos a creerlas. Pensábamos que eran infundios destinados a arañar la piel
sensible de esos seres casi mitológicos y que su prestancia, adquirida tras
siglos decorando un árbol genealógico, era incompatible con el error. Pero no,
el error es intrínseco a la genealogía de esos árboles tan farrucos que creen
que les debemos la sombra, tan altaneros que no se dan cuenta de que su madera
se pudre más deprisa que la del resto, de que la corteza que les adorna podrá
ser más aromática, pero envuelve a la nada. Nos hemos caído del guindo, la
mitología muere cuando el hambre aprieta.
lunes, 1 de abril de 2013
LA TECLA O LA FLAUTA
La leyenda cuenta que la pérdida
accidental de una herradura de un caballo produjo la derrota en una batalla del
bando del jinete. Un pequeño, casi anecdótico, hecho provoca consecuencias de
mucho mayor impacto. También en los libros podemos leer cómo se puede gestar un
punto de inflexión por medio de una acción provocada. Un movimiento que cambie
los paradigmas del momento. La forma más eficaz consiste en invertir el legado
de ‘El Gatopardo’. En su libro, Giuseppe Tomasi di Lampedusa explicita los
tejemanejes de los poderosos para anclarse en el poder, aunque para ello haya
que cambiar el envoltorio. Frente a esta acción, quien quiere cambiar las cosas
puede proponer acabar con todo o, ya digo, elegir un camino mucho más eficaz:
mantener el envoltorio y cambiar el objeto envuelto. Por fuera vemos lo mismo,
pero dentro se han modificado los presupuestos.
jueves, 28 de marzo de 2013
PONS SE VA DE BARETA
Es más fácil sobresaltarse cuando
un toro empitona a un torero que cuando es este el que alancea al animal. Es
más fácil porque no exige ningún esfuerzo entender el sufrimiento de quien
padece como tú, sin embargo, comprender el dolor del que es diferente obliga a
salir de nuestro instinto para acercarnos a su realidad. De esta manera, para
disfrutar de una corrida de toros hay que olvidar la situación en la que se
encuentra el animal, porque quien empatiza con el dolor del toro desangrado no
puede sentir aprecio por la persona que le ha puesto en ese trance.
jueves, 21 de marzo de 2013
BIOPSIA, NO COBAYA
Sabemos que Teruel existe porque
un hubo un movimiento social que se encargó de gritarlo a los cuatro vientos,
antes de eso, Teruel era apenas un frío apunte en la información meteorológica.
De Chipre, sin embargo, sabíamos más: participaba en Eurovisión y era siempre la
perita en dulce de los grupos que le correspondían a la selección española.
Pero de repente, tan de repente como aparece una navaja en el cuello de quien
es robado, Chipre es la palabra más repetida en la barra de los bares. Cuando
las barbas de tu vecino veas pelar… suele ser la reacción oral del interpelado y
el pánico se apodera del que tiene unos cuartos en una cuenta bancaria, o sea,
casi cualquiera. Chipre, vista de esta forma, es una cobaya, un pequeño animalito
al que se tortura con fines experimentales. Superada la prueba, se consiente
que se aplique el mismo tratamiento a los seres humanos, llámense estos Italia
o España.
domingo, 17 de marzo de 2013
RECORDAD: SABÉIS JUGAR
Las corrientes pedagógicas en vigor tienden a menospreciar el desarrollo de la memoria en los procesos de aprendizaje. Dicho de otra manera, lo que antes era la base ahora es un recurso. Las escuelas de antaño, tan escasas de medios como sobradas de alumnos, seguramente por eso, centraban buena parte de su actividad en la enumeración de interminables listados de ríos, de países con sus capitales, de escritores decimonónicos, de reyes de diversas dinastías o en recitar cómo siete cachorros acorralaban a una loba parda. Los alardes de memoria eran pruebas de inteligencia y cualquier aspirante a erudito gozaba de la admiración de su audiencia cuando, mirando al tendido, ahogaba en datos sus peroratas. La influencia de las nuevas teorías, sumada al hecho de que ahora podamos, con solo pulsar una tecla, tener acceso a cualquier información, ha relegado la memoria a un baúl subsidiario hasta el punto de que haya sido ridiculizada con definiciones como ‘la inteligencia de los torpes’.
Los que nacimos a caballo entre una y otra época aún cogimos el gusto a las enumeraciones y, dado que hasta entonces en el fútbol ningún entrenador había teorizado sobre las ventajas de modificar el equipo cada semana, podíamos recitar de memoria las alineaciones de los equipos señeros de la liga. A mí, por edad ya digo, y aunque por afición mirase a otros lares, me correspondió aquella Real Sociedad en la que Arconada y Satrústegui eran el alfa y el omega, los Ataulfo y Rodrigo en la correosa lista de los Reyes Godos. Aquel equipo de una modesta ciudad norteña (asociar vasco y modesto tiene su mérito, reconózcanmelo) consiguió el elogio unánime y dos títulos de liga. Desde entonces, treinta años ya, su trayectoria deportiva ha estado plagada de vaivenes que le han llevado a acariciar la gloria, fueron dos veces subcampeones, y a embarrancar en la Segunda División. Institucionalmente no han tenido una línea más regular, ni han sufrido menos sobresaltos. Pero parece que esa incertidumbre acabó, que han vuelto a encontrar el golpe preciso de pedal, y han conseguido aglutinar un grupo que augura la vuelta a los viejos buenos tiempos.
Verles ayer frente al Real Valladolid fue una delicia. Sí, ya sé que nosotros lo hemos sufrido, pero dado lo inevitable de la derrota, hecho que dimos por cierto demasiado pronto, en cuanto vimos a unos y a otros, lo mejor que se podía hacer era disfrutar del talento, la velocidad y la precisión de esa pareja de diablos heredera de López Ufarte: Vela y Griezmann; del orden, la sincronía y el dominio sobre el juego de los hijos de Jesús Mari Zamora:Illarramendi, Pardo y Zurutuza... En San Sebastián gozan y temen a partes iguales, gozan de un fútbol de alto voltaje y tiemblan ante la cierta acometida de equipos más ricos y voraces dispuestos a engrosar sus plantillas con alguno de los jugadores de esta Real Sociedad que se tragó de un bocado a un Pucela cariacontecido. Un Pucela que pasó por la Bella Easo como la luz a través del cristal, sin romperlo ni rasgarlo. No hubo espacio para extraer ninguna conclusión positiva. Supongo que Rama, debutante como titular, se pregunte dónde se ha metido.
Debe ser que estos chicos, jóvenes como son, pasaron por una escuela en la que la memoria no se ejercitaba y, quizá debido a ello, no recuerden que pueden jugar mucho más y mucho mejor que en San Sebastián. La memoria será, en este caso, el bálsamo que cure la melancolía y estimule el apetito, porque si no quince días sin competición pueden hacerse muy largos.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 17-03-2013
jueves, 14 de marzo de 2013
LAS PAREDES DE LAS SEDES
Las paredes de las sedes de los
partidos políticos están construidas con un extraño material que distorsiona
los sonidos que vienen desde el exterior, desde ese territorio habitado que
llaman ‘la calle’. Ese particular eco
produce dos efectos aparentemente contradictorios: aísla y dirige.
Durante largas temporadas, esas
paredes no permiten que entre sonido alguno, de esta forma, los ‘Óscar López’ que entre
ellas han crecido, adquieren un lenguaje ininteligible, una gama de usos y
costumbres solo válidos para moverse (y ascender) en ese mundo cavernario, pero
que les impide comprender otro lenguaje, el de los mortales que viven fuera. Es
por esto que, cuando están prestos a colgarse una medalla y recibir con agrado
la sonrisa complaciente de sus jefes, se sienten desconcertados al escuchar que
más allá de la sede, en esa calle difusa, critican su actuación. Ellos, en
casos así, caminan por los pasillos con la misma cara que Obélix diciendo “están locos estos ponferradinos”.
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