Caminaba absorta Mafalda, como siempre con la cabeza centrada en sus
cosas, con esa cara que no te permite saber si no se entera de nada o se entera
demasiado de todo. Caminaba sola por la acera hasta que una inconclusa pintada
en una tapia le hizo levantar la mirada, expandir la mente y abrir la boca. La
pared hablaba poco pero informaba mucho, más incluso por lo que callaba que por
lo que decía. Sobre el blanco de la cal solo una docena de letras precedidas
por un signo de exclamación -¡Basta de censu- eran suficientes para imaginar
que no mucho rato antes, el servicio de limpiezas no había tenido tiempo para
reblanquear la pared , un grupo de personas pertrechadas con un cubo y dos o
tres brochas querían denunciar el poder dictatorial que silenciaba cualquier
voz distinta de la versión oficial. Mientras uno de ellos pintaba, el resto de
la camarilla vigilaba por las calles adyacentes para, en caso de ser necesario,
alertar al resto y salir en estampida.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
lunes, 10 de febrero de 2014
jueves, 6 de febrero de 2014
LOS NADIES FRENTE A LA NADA
Hará cosa de tres
años paseaba una tarde-noche por el vallisoletano barrio de la Huerta del Rey.
En uno de sus recovecos indescifrables para los carteros noveles vi una
terracita en la que podía tomar el café que me estaba apeteciendo y, a la vez,
leer la prensa. Entré en el bar, creo recordar que se llamaba La Calleja, en
busca del periódico y allí me encontré con una exposición de revistas de los
años sesenta y setenta. Una portada me llamó especialmente la atención, era una
de las de la revista Hermano Lobo y su autor firmaba como Ramón. Un ricachón
arengaba a un grupo de personas planteándoles un falso dilema, les decía: ‘O
nosotros o el caos’. La muchedumbre respondía: ‘El caos, el caos’. El
millonetis impertérrito les cerraba la boca con una sentencia lapidaria: ‘Da lo
mismo, el caos también somos nosotros’. La imagen era de mediados de los
setenta, días arriba, días debajo de las televisivas lágrimas de Arias Navarro.
Una viñeta, una caricatura, una exageración, piensas, porque siempre subestimas
la capacidad humana de hacer el ridículo. Hasta que llega alguien y sobrepasa
el límite. Convención del Partido Popular, Dolores (de) Cospedal, micrófono en
ristre, afirma que hay dos alternativas, el PP o la nada. Y pudimos entender
sin que nadie, a diferencia de la viñeta, replicase a la oradora que la
Convención era a la vez del PP y de la nada.
domingo, 2 de febrero de 2014
SIMPLE CONTRA BARROCO
Pudo ser así, o quizá nunca fue, pero así me lo contaron. Un chaval por cuya apariencia podemos vislumbrar que no hace tanto que ha cruzado la frontera de los veinte, se acerca al escritor bonaerense Jorge Luis Borges, quien recién acaba de terminar una conferencia. El chico porta una carpeta que tiembla entre sus dos manos, en su gesto alguno podría vislumbrar un cierto temor, otros una ilusión desmedida; lo cierto es que, ese es el poder de los gestos, probablemente expresase las dos cosas a un mismo tiempo. Maestro, dice con voz entrecortada, le dejo esta novela que he escrito, me encantaría conocer su opinión acerca de ella. Borges, que jamás destacó por su don de gentes, o bien podríamos decir que nunca utilizó eso que podríamos llamar hipocresía social como aceite para sus relaciones, le alejó con un áspero movimiento de la mano y con desdén le dijo que no le hiciera perder el tiempo, y añadió: ‘Si aún no he terminado de leer la obra de Dostoievski no encuentro motivo para leer antes la suya’. El joven se quedó, probablemente para su bien, sin conocer el juicio sobre su novela del escritor consagrado, este tenía claro que cualquier juicio parte de una pregunta: ¿comparado con qué? Y con esas, la novela del imberbe siempre salía perdiendo ante cualquier cosa escrita por el ruso. Cosas de la vida, con el pasar de los años Borges renegó (también) del autor de "Crimen y Castigo".
jueves, 30 de enero de 2014
A LA DERECHA DEL PISUERGA
El carpintero pulía
el listón con la garlopa, cuando observó que en el poyo de la ventana del
taller se había posado un cuervo. El hombre frunció el ceño, se irguió,
apuntó y con un certero garlopazo dejó
al cuervo patas arriba mientras poco más de media docena de plumas flotaban
sobre el cadáver. Su hijo, presente como cada tarde en el taller, le reprendió:
Papá, ¿por qué has hecho eso? El padre, que había recuperado su habitual
sonrisa tras el ajusticiamiento del ave, puso el brazo sobre el hombro del
chiquillo y con un tonillo enigmático le respondió: Mira hijo, sabiendo lo que
fue capaz de hacer una paloma ¿qué no podría hacerme un cuervo?
domingo, 26 de enero de 2014
HIJOS SIN PARÁBOLA
Nunca me convencieron, ni poco ni mucho ni nada, las diversas lecturas que se hacían de la parábola del hijo pródigo. Más que nada porque el debate se plantea como si la realidad solo ofreciera -tal que si fuera una contienda electoral en un escenario asolado por el bipartidismo, tal que si fuera una liga en la que nada más que dos se juegan la gloria y el resto apenas malviven, tal que si fuera una tele de los años sesenta- un blanco y un negro intercambiables como únicas alternativas posibles. Recordemos: un padre tenía dos hijos, el pequeño elige una vida placentera y se va de casa tras haber pedido su parte de la herencia. Una vez dilapidados estos dineros y viéndose en la miseria, se arrepiente (se arrepiente o, como en el clásico aforismo, piensa que entre el orgullo y el dinero lo segundo es lo primero) y vuelve tras el rebufo paterno. El padre, cuando le ve llegar, se llena de alegría y celebra su vuelta por todo lo alto. Aparece entonces en escena el mayor de los hijos, el que se quedó trabajando en la hacienda familiar, el que pensaba que todo este esfuerzo repercutiría única y exclusivamente en su futuro patrimonio. La reacción del padre le encoleriza porque la considera injusta. Visto así, parece que cualquier comportamiento solo se produce por el empuje de los intereses personales envueltos en la aparente bondad del mayor o en la cierta falsedad del pequeño. Y no es así, podrían darse, al menos, otras tres opciones representadas por otros tantos vástagos que no aparecen el cap. 15 del Evangelio de San Lucas, el tercero se arrepentiría de veras, el cuarto cumpliría con lo que cree que tiene que cumplir sin más interés que el resultado de su buena labor y el quinto derrocharía una y otra vez lo que va consiguiendo por una mezcla de orgullo, prepotencia y mala cabeza.
jueves, 23 de enero de 2014
CIENCIA PARDA
Henri Poincaré, un científico que vivió a
caballo entre los siglos XIX y XX, dejó escrito que ‘de la misma manera que las
casas se construyen con piedras, la ciencia se realiza a partir de los hechos;
pero un montón de piedras no es una casa y una colección de hechos no es
necesariamente ciencia’. Sin embargo, hay hechos que son como piedras, tan
enormes que forman por sí solas una casa. En un informe de Intermón se desvela
que, suma, sumando, las veinte familias más ricas de España poseen tanto como
los diez millones (10.000.000, que a lo mejor viendo tantos ceros lo
visualizamos mejor) de españoles más pobres. Vamos, los que caben en un
restaurante frente a los que podrían habitar 30 ciudades del tamaño de
Valladolid.
martes, 21 de enero de 2014
CASI UN ENGAÑO

jueves, 16 de enero de 2014
SE BURLA DEL MIEDO
![]() |
Juan Gelman |
En el juego en que anduvo hasta
ayer, en el mismo juego en que siempre andamos, Juan Gelman eligió ‘esta
inocencia de no ser un inocente, esta pureza en que ando por impuro’. El poeta
camina por un estertor de Burgos, el burgos con minúscula, el que no se enseña,
el que no aparece en las guías, una barriada despojada que es poco más que un
ruido que rara vez llega a oídos del Cid. Pisa el poeta con fuerza, camina
impuro, y es señalado por el dedo de sus contrarios, quienes esconden la
avaricia tras sus inocentes caras de diseño. Pero le da igual, pisa con fuerza
porque elige, sin lugar a dudas, ‘este
amor con que odio, esta
esperanza que come panes desesperados’. Levanta la mirada y con su poca voz,
dice que aquí, lo que pasa, no es un bulevar, no, ‘aquí’, insiste, ‘pasa,
señores, que nos jugamos la muerte’. Y de morir que sea así, tras habérsela
jugado. Juan Gelman, que, cosas del lenguaje, fue llamado terrorista, se sentó en un viejo banco de la calle
Vitoria y recordó a Daniella Rocca, la mujer que un día conversó con los
ángeles. Sonríe el poeta, en su memoria aquellas portadas de periódicos que
tildaban a Daniela de loca, ella que ‘no mató a sus padres y fue caritativa’ porque un día de enero
‘orinó bajo un árbol’ o bajo el plano en que había un árbol cuyas raíces se
abrían paso en el último suelo de la especulación. Juan, como Daniela, como
tantos, estaban en la calle derrochando energía frente a ‘las puertas que se
abren para seguir viviendo, las puertas que se cierran para seguir viviendo’.
sábado, 11 de enero de 2014
LA BOINA DE ANICETO
Como en años anteriores, mi amigo Aniceto (que no,
que no fabulo, juro que se llama así) comió las doce uvas en un refugio
cercano a la Laguna Grande de Gredos. El primer día del año, por cosa de
las malas condiciones meterorológicas, no pudo culminar la costumbre:
hincar el diente al Almanzor. No obstante, a pesar de esta actitud
precavida, Aniceto no pudo evitar, le cito, ‘un hecho trágico: mi boina
ha caído en acto de servicio (una ráfaga de viento que...)’. Ernesto,
presente en la conversación, puso cara de pesadumbre y le respondió con
no menos sorna: ‘Siempre se van los mejores’. Y me acordé , como cada
vez que la escucho, que esta frase es la misma que digo en alto cada vez
que llega a mis manos un ejemplar de la revista El Jueves y veo que ya
no están las ‘Historias de la puta mili’ en las que el fallecido Ramón Tosas ‘Ivá’
narraba con ironía y mordacidad las aventuras milicianas de un grupo de
zagales.
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