Muchas de las
películas de John Ford entran dentro de la categoría de westerns, pero si hay
algo que las ha convertido en obras de arte imperecederas es que el viejo Oeste
no era más que un decorado, una excusa para acercarse a lo que de verdad le
importaba: el ser humano expuesto a situaciones límite en un medio hostil. ‘El
hombre que mató a Liberty Valance’, por ejemplo, bien pudo haber sido ideada
como una película de romanos o ‘La diligencia’ como una road movie ambientada en
los años cuarenta, esencialmente hubieran sido las mismas. Los valientes se hubieran
seguido comportando como valientes y los cobardes como cobardes; quien tiene el
poder hubiera utilizado las mismas estrategias y quienes no lo tienen se
habrían aferrado a las mismas emociones. Al fin y al cabo, es muy poco lo que cambia
en la historia de la humanidad salvo el decorado que va evolucionando.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
jueves, 15 de mayo de 2014
lunes, 12 de mayo de 2014
UN BOTE, UN BARCO...
Sin pamplinas. La palabra esperpento suele ir asociada a Ramón María del Valle-Inclán, pero antes de que el gallego la emplease referida a su obra, la palabra ya existía. Sin ser consciente, la persona que muy antaño acuñó el término nos dotó del instrumento que define implacablemente la página que el Valladolid perpetró ayer en Sevilla. Un esperpento, una historia sin héroes arquetípicos de esos que acuden puntuales a última hora para enfrentarse al mal, un relato sin antihéroes de esos que se autorredimen acudiendo impuntualmente a tiempo a donde nadie les espera, una novela sin villanos de esos que conocen perfectamente el mal para poder llevarlo a cabo. Un esperpento, un cuento amorfo de un equipo que, teniendo el objetivo en la mano, lo ha dejado escurrir como escurre el agua del mar que se arroja en un agujero abierto en la playa.
viernes, 9 de mayo de 2014
CABALLO DE CARTÓN BAJO LAS LUCES DE NEÓN
Pues hace ilusión que te publiquen un relato, aunque sea micro...
Puedes encontrar el libro en el siguiente enlace:
jueves, 8 de mayo de 2014
SE HACE GRANERO
Las palabras
esdrújulas siempre me atrajeron por la rotundidad con la que resuena su acento,
por otra parte, siempre disfruté jugando con los dobles
sentidos de los términos por la capacidad de provocación o descubriendo
nuevas palabras inexistentes que se formaban solapando dos que sí tenían vida.
Pero este mismo juego puede servir para explicarnos mucho mejor la naturaleza
de algunas cosas. Filantrópico y antropófago son palabras hermosas por su
contundente sonoridad, la primera eleva al infinito al simple generoso de a
pie, la segunda nos traslada en un viaje en el tiempo hasta aquellos tebeos de
la infancia en los que un grupo de negros (los malos siempre son de allí) danzaban
alrededor de una enorme caldera de barro en la que se cocía a un explorador. Dos
palabras que fundidas en un crisol forman una tercera, filantropófagos, que no
aparece en ningún diccionario, pero que define a la perfección todo un mundo de
instituciones vinculadas a las grandes empresas que afirman pretender erradicar
las injusticias del orbe; sin embargo que en realidad solo buscan apuntalar un
sistema y hacer negocio en él hasta las últimas consecuencias. Un negocio que
consiste en sumar pobres y multiplicar, aunque sea por un solo euro al día. Un
grano no hace granero pero cuatro mil millones ayudan al compañero.
EL EMPATE RELATIVO
Una de esas leyendas apócrifas que labran el mito de algunos genios se refiere a Albert Einstein cuando, tras formular su teoría de la relatividad (aunque él nunca la denominó así), su reputación había trascendido más allá del ámbito en el que trabajan los investigadores. Durante aquella época, el físico recorrió diversas universidades de los Estados Unidos desgranando los vericuetos de tan revolucionaria teoría. Un día de tantos, a caballo entre dos ciudades, su chófer le espetó: «Tiene usted mucha cara, le pagan barbaridades de dinero y lo único que hace es repetir siempre la misma copla, ahora que ya le he oído, yo también podría hacerlo». Einstein le tomó la palabra y aceptó la propuesta: «La próxima conferencia la impartirá usted». Dicho y hecho, antes de llegar, intercambiaron sus ropas y se caracterizaron convenientemente. El chófer expuso palabra tras palabra todo lo que había oído al genio tantas veces.
domingo, 4 de mayo de 2014
LOS DOS GOLES DE RUKA
Existen expresiones
que aparentemente no dicen nada pero que cobran sentido porque encierran en sí
toda la experiencia vital de quien las escucha. Son frases con un contenido
obvio, de apariencia hueca, pero que retumban en el receptor, porque en alguna
de sus alacenas interiores encuentra la definición precisa. Una expresión del
cariz de ‘la vida es así’ puede ser un buen ejemplo. Ese ‘así’ puede valer para
un roto y para un descosido, en esencia no dice nada, pero cuando llega a
nuestros oídos nos cuenta todo. Al fin y al cabo, ¿qué es la vida más que la
suma de las cosas que caben en ella? La vida es lo que es, lo que nos permite
gozar y lo que nos arrastra a sufrir, una secuencia ilógica de acontecimientos
que tenemos que digerir, un espacio en el que las causas y las consecuencias no
siempre llevan el mismo camino.
jueves, 1 de mayo de 2014
SINGFROGS SQUARE
No, no estaba
abandonada. Que no nos quieran quitar hasta la memoria. Allí, por ejemplo,
conocí a la madre de mi hijo. Y ese día, como el anterior, como los siguientes,
la plaza de Cantarranas hervía. Es cierto que tanta vida generaba algún efecto
indeseado, pero no más que en tantos otros lugares donde la gente convive en la
calle. La diferencia es que las personas que se agrupaban en la plazuela no
parecían dignas de ocupar un espacio en el centro de esta ciudad, vestían mal y
se cortaban pocas veces el pelo. Mala publicidad para quien pretende especular
con el jugoso pastel de los metros cuadrados. Había que poner en marcha una
maquinaria para expulsar a esa gente ‘molesta’ y se optó por una ya conocida:
la criminalización de las personas, la estigmatización del espacio. La
socióloga británica Ruth Glass o la escritora canadiense Jane Jacobs describieron
estas prácticas cuyo fin último es expulsar a la clase obrera del centro para
que, posteriormente, sea ocupado por esa clase media con pretensiones. En
Valladolid se siguió el catón. En Cantarranas no se bebía más que en Paraíso,
ni se movía más droga que en Coca, ni había más altercados que en San Miguel;
pero sí había más policía, más multas, más denuncias, más expedientes. A la
plaza la vaciaron.
martes, 29 de abril de 2014
LÁGRIMAS DE BERGDICH
A lomos de su
montura, Boabdil se aleja. El caballo no llega ni a trotar, porque el jinete no
tiene fuerza para mover los arreos. No tiene fuerza ni para girar la cabeza y
mirar por última vez aquella fortaleza que parecía teñida de rojo por el
reflejo de las luces de las antorchas. No tiene el valor suficiente para
enfrentarse a la visión de la imponente alhambra que se alza majestuosa, porque
esa sola imagen es la crónica de su derrota, de una derrota que le perseguirá
hasta el final de los tiempos. El que había sido monarca del reino nazarí
caminaba ahora hacia un exilio que no era más que la consumación de la pérdida,
la puesta en escena de una humillación, la muerte en vida. Visto de lejos es un
espectro que deambula en medio de la noche, de cerca no es más un despojo de
grandeza que se balancea según la voluntad del viento. Una lágrima recorre su
rostro avejentado de tanta pena. Aixa, su madre, cabalga al lado. El aroma de
su cara huele a rabia destilada, mira a su hijo con desprecio y replica a su
llanto: «Llora como una mujer lo que no supiste defender como hombre». No
sabemos si en realidad ocurrió de esta manera, es imaginable, en cualquier
caso, las respuestas del alma encogida de Boabdil, pero nadie estaba allí para
atestiguarlo. Pero, como a todo derrotado, la historia le juzgó de forma severa
convirtiéndole en un pelele propicio para ser manteado por los escribanos. Esas
supuestas lágrimas, la reprimenda de su madre -una mujer-, sirvieron a un
intrascendente escritor apellidado Echevarría, que vivió allá por el siglo
XVIII, para forjar la imagen de un rey débil y para asociar esa laxitud al
carácter femenino. Los hombres no lloran, ya se sabe. Hasta que lloramos. Hasta
que por fin pudimos llorar y afirmarlo públicamente: ni llorar es de débiles,
ni es de mujeres, ni, por supuesto, mujer y debilidad son términos sinónimos.
jueves, 24 de abril de 2014
NO SOMOS DE CAFÉ
Tierra de pies en
polvorosa, cuyos caminos, más que unir, son las venas abiertas por las que se
desangra, Castilla, muere enseñoreada de sí misma sin saber lo que es porque
nunca quiso mirarse. Envejecimiento, despoblación, palabras, palabras contra
las que se combate tratando de mirar atrás para recrear las calles llenas de
cuando el campo necesitaba manos. El futuro, si lo hay, es otra cosa. No asumir
que los pueblos, muchos, habrán de morir es negar la esencia de las cosas. Cabe
el llanto, a algunos se nos sepultará un trozo de nosotros mismos, la nostalgia
arañará nuestros corazones, pero no hay más, las distancias ya no son lo que
eran, los servicios se concentrarán en menos localidades. Queda el mientras
tanto, la atención imprescindible en tanto en cuanto haya algo de vida porque
la eutanasia no tiene sentido en estos casos. Los pueblos que han de morir lo
han de hacer el día que les toque. Pero este mientras tanto es compatible con
una visión a largo plazo que enfoque sus esfuerzos en las cabeceras de comarca,
de lo contrario estas correrán el mismo destino poco más tarde.
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