miércoles, 20 de mayo de 2015

DE FIESTA O A REZAR

Faltaba poco para el amanecer cuando se cruzaron los dos grupos. El primero estaba formado por chicos y chicas que apenas sobrepasaban la veintena. Caminaban de forma desacompasada, alguno avanzaba de más, otro se rezagaba; apenas levantaban los pies del suelo, como si fueran presos arrastrando cadenas. Regresaban a sus casas o a picar algo en algún bar recién abierto, la noche había sido larga. Los del segundo les triplicaban la edad, y eso siendo generosos. Su andar mostraba un aire casi marcial: más que caminar, desfilaban. Aceleraban el paso porque las campanas del reloj de la iglesia estaban a punto de dar las siete y con el último tañido habría de comenzar el rezo del ‘Ángelus’ con el que se iniciaba el Rosario de la Aurora. No querían llegar tarde. 

domingo, 17 de mayo de 2015

MEJOR NO MORIR DE VIEJO

Conseguir algo no suele ser cosa fácil, que lo conseguido no se evapore acostumbra a ser más difícil aún. Una de las razones de esta segunda dificultad tiene que ver con la falta de precaución ante ese riesgo, ya que, una vez logrado algo, tendemos a pensar que ya está todo hecho y nos acostumbramos a vivir como si el logro hubiera llegado para quedarse, como si fuera un derecho escrito sobre piedra, y bajamos las defensas. Después sucesivas reformas laborales minimizan las condiciones de los trabajadores, se promulgan leyes mordaza o aparecen estudios sociológicos sobre las percepciones y los comportamientos de nuestros adolescentes en los que comprobamos que, con lo que ha llovido, su visión sobre la homosexualidad no se aleja demasiado de la de sus abuelos o que siguen asociando el control a sus parejas a una prueba de inequívoco amor. Claro, se nos queda cara de tontos, todo lo más, con carita de pánfila incredulidad, nos preguntamos que qué ha podido pasar, que cómo hemos llegado hasta aquí o, a la manera de Vargas Llosa en el inicio de ‘Conversación en La catedral’, miramos atrás para saber en qué momento se había jodido el Perú. La respuesta es muy simple, nada llega para quedarse definitivamente, nada se mantiene si no se realizan esfuerzos para que así sea, si no empezamos por comprender que todo lo que cuesta es evanescente.

jueves, 14 de mayo de 2015

EL ECOSISTEMA

Las estructuras de cualquier organización, bien social, bien institucional, envejecen aquejadas de enfermedades procedentes de los humanos que las forman. Quizá, la peor de ellas sea el miedo a romper con las inercias que, de forma paulatina pero inexorable, se van adueñando de los ritmos de dichas organizaciones. Se van creando estructuras que, a la par que se anquilosan, generan anticuerpos para defenderse de cualquier vestigio de ataque al statu quo.  Al final, las secuencias se repiten día tras día, año tras año, legislatura tras legislatura y se van generando unos ecosistemas en los que solo son capaces de sobrevivir (y no digamos sobresalir) quienes son capaces de adaptarse a ellos.

domingo, 10 de mayo de 2015

DOS ALMAS, UN CUERPO

En distintas proporciones, eso sí, pero todos estamos formados por dos seres que se oponen y, a la par, se complementan como lo hacen el hidrógeno y el oxígeno para formar el agua: el uno ejerce de contable y cuenta, de albañil y construye casas, de tantas y tantas cosas que nos son imprescindibles para el devenir diario; el otro, simplemente, se deleita contemplando un cuadro, se emociona leyendo un libro, se desasosiega cuando un pellizco le rasga el corazón, se le cae la baba cuando coge en brazos por primera vez a su hijo o a su nieto. El alma de un aficionado al fútbol padece también este desdoble. Por un lado está pendiente del resultado, disfruta viendo el fútbol, pero las revueltas del marcador le alteran el ritmo cardiaco; cuando su equipo gana da todo por bien empleado. El otro se emociona y exclama un ohhhh lleno de haches cuando algo imprevistamente bello sucede. Ese momento, esa jugada, se refugia en algún punto de la retina para aparecer de tanto en tanto. Uno de esos instantes mágicos se produjo ayer en el Nuevo Colombino. Óscar ha ejercido de sí mismo en esa versión que, si fuera constante, le habría llevado a la cumbre del fútbol. El pase que regala a Roger en la jugada del primer gol es para ponerse de pie. Pero faltaba lo mejor. El salmantino, en modo genio, se ha inventado un remate que la mayoría de los jugadores no podrían ni imaginar. Lo ha ejecutado con una plasticidad propia del ballet, con un estilo y a una velocidad de karateka, con la precisión de un cirujano. Un gol de los que no se cantan, se admiran. Y se admiran, en este caso, en el pequeño corrillo que se preocupa de lo que ocurre en la ‘remota’ Segunda División. Si la firma la hubieran puesto otros con más renombre daría la vuelta al mundo. ¿Qué se va a hacer? El mundo se lo pierde.  

jueves, 7 de mayo de 2015

LA HEMEROTECA DISPERSA

Queda feo dejar constancia aquí, pero soy uno de esos que lee la prensa en los bares. Ese café, a cuyo pie hace referencia el título de esta sección, es la excusa para acercarnos a la realidad publicada, atiborrarnos de información, confrontar el enfoque –a veces opuesto- que las diversas cabeceras ofrecen de la misma noticia y desmenuzar los distintos puntos de vista desde los que se abordan. En fin, para medio darnos por enterados. Quienes así actuamos, aunque a lo mejor esto sea una generalización estúpida y sea yo el único que respete estas rutinas litúrgicas, dibujamos en la cabeza un paseo que viene a ser nuestra particular hemeroteca dispersa. También, en muchos casos, este café es el origen de una charla que se convierte en el termómetro que indica la temperatura de la calle bastante mejor que cualquier encuesta. Hace nada, en uno de estos ratos, en el momento de ir a pagar el euro que me cuesta, fue la propia camarera la que, a modo de queja, arrancó una conversación: “Hay bares que cobran por el café ochenta céntimos, otros, eso sí, ya cobran más de dos euros”.

lunes, 4 de mayo de 2015

CORRER SIN YUNQUE

Un hombre corría a buen ritmo por medio de la sabana cargando con un yunque que malamente podía sostener con las dos manos. Había comenzado la travesía tiempo atrás con paso ligero; pero, pasado un tiempo, notó que las piernas le flaqueaban, sintió cómo los brazos se le entumecían y cómo el oxígeno ya no fluía. Decidió sentarse un ratito para recuperar el aliento, eso sí, en ningún momento soltó el yunque tal que le fuese la vida en ello. Acertó en ese momento a pasar por allí otro caminante que se percató de la situación de nuestro protagonista y se acercó para interesarse por su estado. Al comprobar que el mal de aquel hombre no era más que el padecimiento propio del cansancio, respiró aliviado, se sentó a su lado y ambos entablaron una distendida conversación. Al poco, el recién llegado se percató de la presencia del yunque y, sorprendido, como no podía ser de otra manera, le preguntó cuál era el motivo de transportar tan pesada carga.

jueves, 30 de abril de 2015

GANAR ¿PARA QUÉ?

Amundsen y Scott habían pugnado por ser el primer hombre en dejar su huella en el Polo Sur. Es de suponer que ninguna de las personas que formaron las expediciones desconocía las dificultades que habrían de encontrarse. Apsley Cherry-Garrard, uno de los integrantes de la expedición de Scott, las describe en su libro ‘El peor viaje del mundo’: “Prácticamente todos los hombres que emprenden viajes de gran envergadura por el polo deben plantearse la posibilidad de suicidarse para salvar a sus compañeros…”. Cuando la expedición de Scott llegó al punto deseado en enero de 1912 lo primero que hicieron fue observar las huestes de Amundsen que ya estaban allí. El viaje, sin embargo, sería de gran utilidad porque, a diferencia de los noruegos, los de Scott, más allá del reto competitivo, tenían en mente otros objetivos de índole científica. Habían perdido, pero, al fin y al cabo, perder y ganar son dos verbos igualmente estúpidos si no van acompañados de un para qué.

lunes, 27 de abril de 2015

EL TIRO DE ROGER

Los días pasan como trámites, uno tras otro se amontonan a nuestras espaldas como las carpetas en la mesa de un registro. Cada uno tiene su gracia, pero la mayoría de ellos resumen su pequeña historia en dos frases que se recitan cuando al final de la jornada alguien te pregunta que cómo fue el día. De unos cuantos queda una anécdota que de tanto en tanto sale a relucir en una conversación de taberna. Algunos, muy pocos, se conservan imperecederos en el recuerdo, son las fechas que uno guarda como fetiches en su baúl de la memoria. Pero entre todos los días siempre se cuela uno maldito. Un día que contuvo aquel instante en el que todo cambió, en el que las cosas dejaron de ser lo que pudieron ser para convertirse en lo que ya nadie podrá evitar que sean. Un día que ni el tiempo es capaz de curar; que se presenta de manera imprevista para acompañarnos para siempre; que, en el mejor de los casos, vuelve recurrente cuando vienen mal dadas o, en el peor, se agarra a las entrañas y las encoge culpándonos para siempre. Un día terco que revolotea en modo condicional: si hubiera hecho, si hubiera dicho, si no hubiera estado…

jueves, 23 de abril de 2015

UNA Y OTRA VEZ

Va de suyo que el objetivo de cualquier organización política consiste en tener los votos suficientes para gobernar. Parecería natural que, conseguido ese objetivo, dicha organización podría poner en marcha su programa. Pero esta segunda parte, que suena a obvia, se convierte en imposible cuando se analizan las piezas que forman parte de la maquinaria llamada España. Hasta ahora, todo el poder político se ha repartido entre los dos grandes partidos: ahora tú, ahora yo; aquí nosotros, vosotros allí. El poco espacio que no copaban quedaba en manos de sus epítomes territoriales. Su estrategia se centraba en dos ejes: por un lado, exhibir un discurso esencialista que marcase diferencias ideológicas con el rival y así aglutinar a los propios; por otro, elevar el nivel de las expectativas prometiendo el mejor producto posible para que los indecisos comprasen la mercancía. Una y otra vez. Los programas no eran más que una relación de buenos propósitos, una descripción de un supuesto paraíso pero sin plano para llegar a él, una añagaza, un triste envoltorio para llamar la atención. Luego las palabras se las llevaba el viento del quisimos pero no pudimos o la brisilla del hemos aprendido la lección y la próxima no fallaremos. Con todo, casi siempre se resolvía de la misma manera, manteniendo la confianza en quienes estaban hasta que estos la perdían y comenzaba el siguiente turno. Una y otra vez. Eso sí, anclaron en el imaginario colectivo dos ideas que se retroalimentan: que los gobiernos tienen un poder omnímodo y que la diferencia entre unos y otros radica básicamente en la capacidad de gestión bien por aptitud (somos mejores) o de actitud (somos más honrados y menos mentirosos).