El tiempo, se dice, pone a cada uno en su sitio. Menos cuando no lo hay en la suficiente medida para que se llegue al punto justo que nos permita conocer cuál sería dicho sitio. En estos casos nunca se sabe si es conveniente esperar al veredicto de los días o cortar por lo sano ante el riesgo de que la resolución de dicho dictamen sea funesta. Entonces, en la mente de las personas que han de tomar decisiones conviven dos futuribles que, como tales, se escriben en el agua. Las reglas no tienen validez porque todas han sido confirmadas a veces y desmentidas otras. Tiempo solo existe uno y alternativas varias. Las decisiones son para ya; los resultados de lo decidido llegarán más tarde, cuando de nada valdrá aquello de ‘si hubiera hecho esto ’ o ‘si lo hubiera hecho antes’.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
lunes, 19 de octubre de 2015
jueves, 15 de octubre de 2015
¿QUÉ SERÁ ESO DE BIPOLAR?
Por más que -bien leyendo, bien escuchando- trato de estar al tanto de los devenires de aquello que en su día todo el mundo llamaba izquierda, me siento tan desalentado como mi hijo cuando, con apenas seis años, tuvo que escribir una redacción en el colegio sobre el trabajo de su madre. Mientras todas las criaturillas dedicaron sus líneas a ensalzar la labor de sus respectivas, él escribía: “Mi madre es psicóloga y por eso utiliza palabras que no entiendo, como bipolar. Después, intenta explicarme lo que significan, pero yo sigo sin enterarme”. Leo, escucho y tampoco entiendo. Pregunto, me responden y sigo sin enterarme de qué quiere decir confluencia o centralidad cuando dicen confluencia o centralidad. Tengo la sensación de haberme perdido en algún punto de la trayectoria. Para más desasosiego, cuando una palabra me suena, veo que su uso es el opuesto al que conocía. Unidad, sea como ejemplo, es ahora un chantaje, la catapulta que despide al que no acata los deseos de los machos alfa.
domingo, 11 de octubre de 2015
RARO, RARO, RARO
La semana venía rara. Los mensajes previos alzaban la mirada mucho más allá de la concordia. Hablaban de algo que sonaba más potente, que atizaba más a los sentimientos que a la razón, hablaban de hermandad. Sonaba tierno, pero, me temo, que es otra de esas trampas en las que, por exceso de buenismo, cuesta detectar. El fútbol es una representación simbólica, una escenificación incruenta de un conflicto en el que se enfrentan dos partes que pretenden ganar una batalla. El valor de la representación es que es, como el teatro, como la literatura, mentira. Que no debe pasar de ahí, de los límites del campo. Los aficionados de un equipo y otro son -deben ser- conscientes de esa realidad y, a partir de ahí, respetarse. Las peleas entre aficionados son, por eso, espectáculos vergonzosos y denigrantes. El aceite que lubrica el disfrute de la escenificación es la concordia. La hermandad, ese vínculo de mayor grado, nos baja las defensas cuando, en realidad, traza un camino peligroso. Supone entrar en la lógica de los aficionados más violentos. Estos vínculos de sangre con aires de película de mafiosos, estas relaciones que nos retrotraen a históricas hermandades creadas para apalear al de fuera, siempre se hacen contra otros. No es la concordia entre las distintas aficiones sin distinción, sino la separación visceral entre unos y otros. Hermanarse con unos supone, irremisiblemente, enfrentarse a otros. No invento nada, no hace tanto lo vimos en los aledaños del Calderón. Los ultras hablan de hermanos y el resto caemos en este discurso como primos.
jueves, 8 de octubre de 2015
NO ES PRÁCTICO
Curioso país este, que luce entre los suyos, reales o ficticias, dos locuras por antonomasia. De ninguna de ellas, sin embargo, estamos seguros de que fueran tales. Alonso Quijano, dicen, perdió la cordura de tanto leer. Quizá, de tanto leer, se sintió extraño en un mundo iletrado y encontró en la locura el refugio para ser y sentirse libre, para hacer y deshacer sin miedo a portar el estigma con que se castiga al que piensa distinto. Vamos, al que piensa. El Quijote, ya digo, quizá, no estaba loco, pero quiso que los demás lo creyeran. De esta manera prefirió portar una bacía sobre la cabeza que dejar cubrir sus carnes con el sambenito. Mejor que se rieran a ser públicamente quemado.
La reina Juana, dicen, por amor perdió el seso. Quizá, de tanto amar, se sintió extraña en unos palacios en los que los sentimientos no eran sino una rémora para las ambiciones. Su razón cuestionaba la escala de valores y no supo verlo. Juana, ya digo, quizá, no estaba loca, pero los suyos, padre, marido e hijo, quisieron que los demás lo creyésemos.
La reina Juana, dicen, por amor perdió el seso. Quizá, de tanto amar, se sintió extraña en unos palacios en los que los sentimientos no eran sino una rémora para las ambiciones. Su razón cuestionaba la escala de valores y no supo verlo. Juana, ya digo, quizá, no estaba loca, pero los suyos, padre, marido e hijo, quisieron que los demás lo creyésemos.
lunes, 5 de octubre de 2015
AÑOS Y KILOS
Siempre que la necesidad acucia, aparece un horda de charlatanes que pretenden embaucar con su palabrería: curanderos que prometen sanaciones inverosímiles, mercachifles que garantizan súbitos enriquecimientos, santeros que son capaces de leer un futuro halagüeño, hechiceros que fabrican pócimas de la eterna juventud. No es nada nuevo, vendeburras han existido en cualquier tiempo y lugar. Sin embargo, en este mundo que nos ha tocado vivir, ha surgido un nuevo tipo de trujamanes: los alquimistas de palabras huecas, personas que hilan frases con aparente sentido, las empaquetan en libros y las venden como agua en el desierto. Frases que, desmenuzadas y leídas con detenimiento, muestran su absoluta vacuidad, pero que, sin embargo, causan furor y son repetidas hasta la saciedad en encuentros, charlas, grupos de cualquier clase de terapia o son multiplicadas hasta la saciedad en las redes sociales. A pesar de ello, estas frases, pasado el periodo de efervescencia, se evaporan sin ninguna utilidad. La desmesurada aceptación de esta ‘literatura’ - que por su inocuidad no es sino agua- muestra que, en el fondo, buena parte de nuestros contemporáneos se sienten perdidos en un desierto en el que el resto de la población son granos de arena. Quizá el más reputado de estos autores sea Paulo Coelho.
jueves, 1 de octubre de 2015
EL PODER COMO EL PERICO
En aquel año, a la vez que Barcelona lucía orgullosa sus galas de sede olímpica, cinco mozos de la periferia de la capital vallisoletana, Chema, Miguel, Jesús, Carlos y José Alberto se subían a los escenarios para presentarnos su primer trabajo discográfico. Juntos formaban ‘Imperativo legal’ y pregonaban, no menos orgullosos, su condición en el título de ese disco primogénito. Eran ‘De barrio’ y así nos lo querían hacer saber. En una de esas canciones cuentan la triste historia del enganche al ‘perico’ de una tal Perica. Desde que “el perico a la Perica le corriera por las venas, el amor se convirtió en un desastre que no llegaba a ninguna parte”. Así “atrapada y sin salida, la Perica estaba perdida”.
El poder produce un enganche que no tiene por menos al del perico y lleva, de la misma manera, a comportamientos contra natura para que la dosis siga llegando. Artur Mas, poder en vena desde el principio de los tiempos, no es el Braveheart libertador de su pueblo, es, sin más, un político conservador al uso, cuya propensión natural tiende a ponerse a favor de corriente.
lunes, 28 de septiembre de 2015
RUBIOS Y HERMOSOS
Es sencillo acertar con los pronósticos cuando los hechos que se predicen ya han sucedido y, a partir de ahí, prescribir la medicina que se debería haber tomado para haber evitado ‘llegar hasta aquí’. Los profetas de lo pasado, sin embargo, son incapaces de detectar los silenciosos movimientos de las placas tectónicas. Después, cuando a resultas de esos movimientos, dos placas chocan y el retumbe se deja sentir en la corteza terrestre, sí se aventuran a vaticinar las catástrofes que, a buen seguro, habrán de llegar. Esos aprendices de brujo que nos gobiernan o aquellos que pontifican desde valiosas tribunas no fueron capaces de desentrañar lo que estaba ocurriendo y ladinamente, con cara de sorprendidos, aventuran desgracias cuando ya no funciona el embrague y no saben cómo poner la marcha atrás. Concluye el Valladolid su partido y al poco se cierran los colegios electorales en Cataluña. El uno no gana, las otras ponen en entredicho el actual mapa político de la Península Ibérica. Habrá quien se lamente de lo uno y de lo otro, como si ambas cosas fuesen el resultado del súbito encantamiento de un perverso hechicero, como si hubiésemos llegado a este punto sin haber sido conscientes de que caminábamos inexorablemente hacia él. Tanto hablar y hablar y sin embargo olvidan las preguntas más importantes, las que buscan una respuesta entre los hechos y no entre los deseos. Como si por pensar que las consecuencias de un seísmo son calamitosas se pudieran evitar, como si ese simple pensamiento fuera suficiente para evitar el choque de placas y, de esta manera, teorizar absurdamente sobre los terremotos sin tomar medidas de prevención.
lunes, 21 de septiembre de 2015
'HINTELIGENCIA'
Los aviones se alejaban con destino al océano. Allí, en medio de ninguna parte, algún sumiso militar, valga la redundancia, abría la compuerta y dejaba caer la siniestra carga: cuerpos humanos, los unos asesinados previamente, los otros por asesinar. Mientras, en tierra firme, la caza y tortura del disidente era la distracción habitual de los miembros del ejército en ese Chile en permanente estado de excepción. En aquel entonces, el Gobierno de Pinochet crea un cuerpo policial, entrenado por el gobierno de los EEUU en la Escuela de las Américas, cuya labor consistía -asesinatos, secuestros y torturas mediante- en preparar el terreno represivo. Alguien tuvo la ocurrencia de llamar a este cuerpo ‘Dirección de Inteligencia Nacional’. A mediados de los ochenta la dictadura pinochetista seguía en pie y un médico, Sergio Pesutic, publica ‘La hinteligencia militar’, probablemente el libro con más densidad de contenido en relación al número de palabras que lo componen. Lo militar y la inteligencia solo adquieren sentido conjunto si una hache irreverente destroza el canon ortográfico. Por lo demás, la nada: inteligencia y militar son un clásico oxímoron, una contradicción en sus términos. Paradójicamente el no-texto de Pesutic tuvo gran acogida en aquella España de 1986 presidida por Felipe González donde la palabra ‘insumisión’ empezaba a ser habitual en las conversaciones juveniles. Como los tiempos a veces juegan con nosotros, la semana pasada, unas palabras del 'hinteligente' González, tal vez defendiendo sus intereses, quizá mostrando su verdadera patita, han querido dulcificar aquel horrendo régimen militar que arrojaba sus enemigos al mar.
domingo, 13 de septiembre de 2015
MELÓN POR CATAR
El médico informa al paciente de su situación. «Mire su estado es preocupante, le recomiendo que, a partir de ahora, se abstenga de beber y de fumar, que en su dieta suprima la sal y el azúcar y, además, que evite mantener cualquier tipo de práctica sexual». Con la cara en el suelo, el paciente le pregunta: «Doctor, ¿está usted seguro de que así viviré más?». «No -le responde con media sonrisa el galeno- pero se le hará más largo».
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