En estos días se están cumpliendo tres años de uno de los gestos políticos más audaces -y dignos- que recuerdo: la renuncia de Joseph Ratzinger al pontificado de la Iglesia católica. En aquel momento, surgieron muchas especulaciones que pretendían interpretar los motivos por los que había tomado tan drástica e infrecuente decisión. Casi todas ellas partían de un mismo punto que no era otro que la razón ofrecida por el protagonista, la falta de fuerzas para abordar los retos que el cargo le exigía. Para solventar asuntos de trámite habría tenido fuerzas, para llevar a cabo la limpieza pertinente en la curia, no. De esta forma tan sencilla dejaba patente la gravedad de la situación. La Iglesia, asolada por los escándalos financieros de la curia vaticana, por el ingente número de denuncias por abusos a menores, ya no podía huir hacia adelante escudándose en que se trataba de algunos casos aislados. No servía una poda, el mal estaba inserto en el tronco mismo de la institución. Ratzinger avanzó hasta donde pudo, pero llegado ese momento en que había que sajar vio que para él era imposible: sus muchos años siendo parte de ese cuerpo infecto lo convertían, a la par, en cómplice y rehén. Para seguir abordando la labor se tenía que retirar, pero no podía hacerlo como si nada hubiera pasado, como si nada quedase por hacer. Retirarse no era condición suficiente, pero sí necesaria. Permanecer suponía enquistar el problema.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
jueves, 18 de febrero de 2016
domingo, 14 de febrero de 2016
EL PORTERO SANTO
El gentío se arremolinaba inquieto en el destartalado salón de actos. Allí estaban todos los vecinos del microcosmos de ‘Amanece que no es poco’ esperando ansiosos que el alcalde proclamase el resultado de las elecciones. Supongo que hoy en día esta escena sorprenda, pero antaño, sobre todo en los pequeños pueblos, era frecuente que las salas municipales se atestasen mientras se efectuaba el escrutinio en su doble vertiente: la que contaba los votos y la que escudriñaba quién había votado a qué. Los presidentes de las mesas, además de abrir los sobres e indicar el sentido del voto para su recuento, mostraban la papeleta a la concurrencia. Si este interés se despertaba en cualquier pueblecillo, imagínense en la aldea creada por José Luis Cuerda donde se votaba absolutamente todo.
jueves, 11 de febrero de 2016
EMPATE A CACHIPORRAS
Hemos escuchado muchas veces eso de
que la realidad supera a la ficción; pero de tanto en tanto, ambas coinciden en
el mismo escenario y la cosa concluye con un empate tan cerrado que en ese
enfrentamiento costaría distinguir la una de la otra. En la ficción, unos
titiriteros –con mejor o peor fortuna-
pretenden mostrar cómo se criminaliza la disidencia; en la realidad, se
representa la misma obra y, en este caso, son los titiriteros disidentes los
criminalizados. En la ficción, unos títeres de cachiporra; en la realidad,
cachiporra a los titiriteros: cachiporra, sí. No es que Raúl García y Alfonso Lázaro
hayan pasado un par de noches en la cárcel, es que se les ha atizado de lo
lindo. ¿La excusa? La de siempre, la pieza favorita de cualquier poder que se
precie: relacionar todo lo que se menea con el terrorismo. Si sirve de
información, añado que a principios de los noventa también me tocó beber un
poco de ese licor.
domingo, 7 de febrero de 2016
LAS MATES FALLAN
En nuestro lenguaje coloquial, cuando nos referimos a algo que es así porque es así y no puede ser de otra manera, lo reforzamos con una coletilla: «es matemático, como dos y dos son cuatro». Las matemáticas, aun para los que huyeron de ellas en cuanto pudieron, gozan de prestigio por su rigor, por su exactitud. De hecho, es la propia Academia de la Lengua la que define el término matemático identificándolo con preciso. Es natural que así sea ya que las matemáticas se van componiendo a partir de propuestas que parecen evidentes -los axiomas- que, mediante el razonamiento lógico, han de ser demostrados para convertirse en teoremas, esto es: verdades eternas demostradamente irrefutables. Como afirma en uno de sus monólogos el matemático humorista (¿o sería mejor humorista matemático?) Eduardo Sáenz de Cabezón: «Nos han dicho que un diamante es para siempre pero depende de lo que uno entienda por siempre. Un teorema, eso sí que es para siempre».
jueves, 4 de febrero de 2016
LA ALDABA DE LA PUERTA
![]() |
Migración siria/Manel Vizoso |
Golpean la aldaba del portón de
la vieja Europa, pero quizá por el exceso de ruido, porque estemos demasiado
lejos o porque el ejercicio de sobrevivir ya nos produzca demasiada zozobra, no
atendemos la llamada. De tanto en tanto nos llega alguna imagen aislada, una
foto cruel que nos remueve por dentro como si quisiera cortarnos la digestión.
Sentimos que algo nos cruje y, como suspirando, aflojamos un ‘una lástima lo de
estos niños’, un ‘una vergüenza que lo permitan’. Soportamos el golpe, tiramos
de ese útil listado de preguntas retóricas para extraer un ¿qué podemos hacer?,
cerramos los ojos y seguimos con el día a día.
Eso en el mejor de los casos, en
otros no existe espacio ni para la compasión. Cada vez son más las voces que,
ya sin disimulo, al escuchar el sonido de la puerta, exigen a los gobernantes
que azucen a los perros para que salgan ladrando a intimidar, que dejen claro
que aquí no queda sitio para nadie.
Son los sentimientos
contrapuestos de las dos Europas de siempre: la que busca abrirse (aunque ahora calle como resignada a su suerte) y la que
cierra sus puertas, la que fue capaz de teorizar y poner en práctica los
valores de los que presumimos y la que prendió hogueras.
domingo, 31 de enero de 2016
UN POCO MÁS LEJOS


jueves, 28 de enero de 2016
DEJAR O NO DEJAR HACER
Esto que llamábamos democracia fue tomando las maneras de los deportes profesionales, pero en una versión más cutre. Así, muchos de los participantes tratan, en lo institucional, de jugar al límite del reglamento con el agravante de que dicho reglamento viene arbitrado en primera instancia por el contendiente -a veces en singular, otras en plural- que tiene la potestad de hacerlo. Pero, de la misma forma, fuera de lo institucional, algunos de esos mismos contendientes buscan cómo esquivar las reglas para actuar en su beneficio. De lo primero tenemos buenas muestras en los esperpentos que se van sucediendo a la hora de formar gobiernos o de decidir las estructuras con que se regirán los parlamentos. Ayer asistimos con estupefacción a los circunloquios que condujeron a la ‘solución catalana’ de la misma manera con la que hoy lo hacemos ante el entuerto español. De lo segundo, hemos tenido muestra en Valencia. Un buen número de los que hasta ayer paseaban altaneros como honorables representantes caminan ahora cabizbajos de la mano de la Guardia Civil como vulgares ladronzuelos.
lunes, 25 de enero de 2016
LOS HILOS
El profesor de Historia cierra a la vez el libro y los ojos. Anda enredado en preparar la materia que habrá de impartir a lo largo de la semana, aunque, en realidad, está más pendiente de su cabeza en la que aún resuena la pregunta que, como si fuese una piedra, le lanzó uno de sus alumnos al finalizar la última clase. ¿Para qué sirve estudiar esto? En realidad no tendría por qué. Haciendo memoria, raro era el curso en el que no se lo hubieran preguntado, pero no se terminaba de acostumbrar a esa desafección por el conocimiento, a que los saberes solo fuesen tenidos en cuenta como el medio para obtener posteriormente algún rendimiento pecuniario. Lo malo no es que lo piensen unos críos, se decía, es que las sucesivas reformas de los planes de estudio les dan la razón: parece que en vez de instruir pretenden que adiestremos. Nunca había rehuido la pregunta y esta vez tampoco. Antes de abordar el tema, o a la vez, respondería: “Mirad, los cuatro bloques de este tema son ‘La Belle Époque’, el crack del 29, el auge de los fascismos y la II Guerra Mundial. Un hilo invisible teje la historia y, a veces, se empeña en repetir los mismos dibujos. Hasta hace cuatro días, hemos vivido una segunda Belle Époque, hubo otro crack económico posterior en el que aún estamos inmersos y el fantasma de los fascismos vuelve a ulular en el viejo continente. Si seguimos el mismo patrón tejeremos la misma cenefa. El hilo está en nuestras manos, conociendo la historia podremos escapar de ella. Comprendiendo el pasado sabríamos que a los tiempos de sosiego siempre les suceden otros turbios y viceversa, podríamos alargar los primeros y conocer las puertas de salida de los segundos”.
jueves, 21 de enero de 2016
RIOPICO CASTELLANO
Esta Castilla mortecina, que a fuer de creerse madre por haber parido un
imperio, que se alimentó de huesos hasta quedar exhausta por falta de
proteínas, confunde estar en medio con ser el centro. Por estas tierras, por
ejemplo, pasan líneas de AVE o autovías porque es más fácil atravesarlas que
rodearlas. Este culo del mundo me recuerda a Riopico, un pueblo en el fin del orbe donde se desarrolla ‘El viento se llevó lo que’, el espacio imaginario creado
por el director argentino Alejandro Agresti donde sus personajes vivían
aislados de cualquier mundo contemporáneo. Antonio, el sabio del pueblo, por ejemplo, marchó
tres veces a la capital para exponerles sus teorías -todos somos iguales, todo
es relativo, todo es sexo- porque hasta Riopico no habían llegado Marx,
Einstein o Freud.
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