Nunca probé la coca. Oportunidades, claro, sí se presentaron, pero siempre rechacé ese primer encuentro. Podría pretender presumir y decir que fue una decisión apuntalada en sólidos pilares éticos. Mentiría como un bellaco. Si nunca la probé fue, única y exclusivamente, porque me acechaba un pánico atroz que impedía siquiera la tentación. Un pavor que se alimentaba con dos motores, uno externo y otro interior. El primero era un aparatito de tipo contextual. Llegué a la mayoría de edad en las postrimerías de los 80 y no era difícil constatar las secuelas que las drogas habían dejado en la generación que me precedió. Los golpes en cabeza ajena a veces sirven para activar motores del pánico, para escarmentar. El segundo mecanismo era -sigue siendo- mucho más virulento: mi propia personalidad. No sé decirme que no. Es hoy y sigo sin poder tener en el frigorífico cualquier cosa rica porque no pasa de la noche. Me apetece, lo cojo y ya. Ese ser consciente de como soy es el freno, la alarma que me impide dar pasos en dirección al abismo porque sé que si lo emprendo no tengo vuelta atrás, no hay retorno posible. Déjenme que les cuente un secreto: hubo alguna etapa en mi vida en la que tuve que sostener un enconado enfrentamiento contra mí mismo porque estaba sometido por lo que en mi pueblo llaman un vicio. Un enganche; vamos, una adicción. Quizá caí porque el motor externo no me mantuvo alerta y el interno no se percató del peligro. Tiempos pasados para siempre, espero.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
martes, 24 de octubre de 2017
CLAMÉ AL ÁRBITRO Y NO ME OYÓ
El Don Juan creado por Zorrilla se exculpaba de las bellaquerías que adornaban su currículum, «de mis pasos en la Tierra responda el cielo, no yo», de una de las formas más miserables que cabe imaginar: negando su libre albedrío, invalidando su capacidad para obrar de una manera u otra en función de su propia voluntad. Don Juan se ampara en la divinidad, «Clamé al cielo y no me oyó», para que esta le sirva como parapeto y así justificar sus infamias ante el inabarcable listado en el que se enumeran las personas que sufrieron tales agravios. Es de imaginar que los rezos del Tenorio nunca se produjeron. Sabe que la salvaguarda de su pellejo depende solo de su habilidad para esquivar los navajazos -figurados y literales- que a buen seguro habría de recibir. A ver, no quiero decir que el no rezar sea propio de canallas; afirmo que los canallas no pierden tiempo en esas menudencias. Aunque solo sea porque rezar es el reconocimiento de la propia debilidad. Un tipo de la calaña del personaje de Zorrilla no se puede permitir esas licencias que son marca de los flojos. Don Juan dice que lo hace sin haberlo hecho como ruin recurso para fortalecerse apoyándose en el conocimiento de la debilidad de sus rivales. Desde que se le puede considerar como tal, el humano ha dialogado consigo mismo, se ha envuelto en sus pensamientos. Cuando estas reflexiones le sobrepasaron comenzó a invocar a las divinidades para hacer eco de sus necesidades. Estas plegarias fueron el antecedente de todo rezo, de toda oración.
domingo, 22 de octubre de 2017
MÁS BESOS, MÁS VECES, EN MÁS SITIOS
No sé si somos nosotros los que caminamos sobre la senda que marca el tiempo o es este el que transita a través nuestra dibujando en el trasiego secuelas en los cuerpos que va pisoteando.
No sé si soy más de Heráclito y pretendo adentrarme por distintas veredas que acercan a una verdad cambiante o más de Parménides y asumir que nada cambia, que el camino solo es uno.
No sé si somos nosotros los que nos dirigimos a la Seminci y cada octubre nos topamos con ella o permanecemos quietos y es la Seminci la que emerge puntualmente para acudir a su cita otoñal. De una u otra forma, el momento del encuentro es este y ahí está la noticia, el meollo del asunto: que el festival de cine se ha recluido en las salas y arropado en las pocas fechas de su semana; que sea y exista solo para sí, en sí mismo. Parece, y si esto es así será la mejor de las noticias, que la Seminci pretende ‘desensimismarse’ y salir de ambas prisiones autoimpuestas–la del espacio y la del tiempo-.
jueves, 19 de octubre de 2017
AL CIELO SE LE OLVIDÓ EL OFICIO
La Victoria va envejeciendo, los hijos se emanciparon y ahora, acosados
por jornadas laborales difícilmente compatibles con la crianza de sus hijos, requieren
de sus padres para cubrir los huecos de ausencia. La imagen no es, por
tanto, infrecuente en mi barrio. Una
niña que apenas levanta unos palmos del suelo tan pronto jugueteaba por la
plaza de San Bartolomé bajo la atenta mirada de su abuelo como correteaba hacia
él buscándole la mano. De pronto se queda quieta. A la vez que inmoviliza las
piernas, alza el cuello y mira hacia arriba. Baja de nuevo la cabeza, dirige la
mirada hacia sus brazos extendidos e, inmediatamente, busca la complicidad de
su abuelo.
martes, 17 de octubre de 2017
LA HISTORIA ES UN PUÑETERO CENTÍMETRO
![]() |
Foto "El Norte de Castilla" |
viernes, 13 de octubre de 2017
UNA IMPROVISACIÓN MUY BIEN PREPARADA
![]() |
Foto: El Norte de Castilla |
Leí en algún sitio, aunque ahora no sea capaz de recordar dónde, ni tan siquiera de traer a la memoria el nombre del protagonista, que tras una cena de esas pomposas en las que tras el postre se sirven unos discursos bien fríos, el anfitrión, un joven con ínfulas, un postulante bien predispuesto para escalar en los círculos del poder, se puso en pie y agasajó a los asistentes con una plática, «improvisada» se preocupó de apostillar, tan hueca de contenido como brillante en la forma. Tras los aplausos que prescribe el protocolo, un veterano político presente en dicha velada recogió el testigo de la palabra y, cortesía obliga, dirigió sus primeras palabras al novel orador.
- Qué improvisación más bien preparada. Magnífica. Le felicito.
jueves, 12 de octubre de 2017
LOS COLEGIOS DE CARTÓGRAFOS
Los mapas no son la realidad. Ayudan a
comprenderla, sí, pero no son la realidad. Más allá de las obligadas
limitaciones de tamaño, hay un hecho que lo impide: la pérdida de una
dimensión. Mientras la realidad se mueve en tres, los mapas se dibujan en dos.
En política ocurre algo parecido, pregunten si no a los sociólogos: no puede
haber mapa preciso. El desencuentro es, en este caso, incluso más acentuado.
La cartografía política nos ha enseñado a
pensar en ‘una’ dimensión, como si todas las opciones ideológicas con sus
diferentes lecturas y los matices que cada cual podamos añadir se pudieran ir
ubicando a lo largo de una recta: un eje que fuera de izquierda a derecha, de
derecha a izquierda. De repente, por algún estallido, se nos desconfigura el
sistema de referencia y, para reubicarnos, utilizamos categorías estancas en
las que agrupamos a todo aquello que no aparecía en el mapa inicial. Así,
añadiendo a aquel eje inicial términos como ‘catalanes’ o ‘independentistas,
introduciendo en el mismo cajón a personas tan dispares como Puigdemont, Anna
Gabriel, LLuis Llach, Dyango, Carme Forcadell
o Gerard Piqué, medio nos apañamos.
lunes, 9 de octubre de 2017
AJO Y AGUA
![]() |
Foto: El Norte de Castilla |
jueves, 5 de octubre de 2017
VARIACIONES DEL DINOSAURIO
![]() |
Imagen tomada de www.publico.es |
Suscribirse a:
Entradas (Atom)