El cuerpo electoral es un sistema complejo porque está
formado por una infinidad de partes interconectadas entre sí por unos lazos que
generan un caudal de información imposible de analizar. Dado que además es
dinámico -va evolucionando acorde pasa el tiempo- y caótico –cualquier
variación de las condiciones puede provocar efectos muy diferentes en el
comportamiento-, el cuerpo electoral está sujeto al efecto mariposa, esto es,
un hecho en apariencia insignificante en algún lugar produce un cambio radical
e imprevisible en otro lugar diferente. Existen miles de asesores, unos
técnicos, otros augures, dedicados a trampear sobre el sistema en pos del
beneficio de la parte contratante. Los que tuvo a sueldo Susana Díaz le llevaron
a convocar elecciones por adelantado. Entendieron que no les venía bien acercar
los comicios propios al batiburrillo electoral de mayo, que los mensajes se podrían mezclar y que tal mezcolanza
no era buena para ella. Así, sola, porque yo lo valgo, ganaría fácil y después,
para la primavera, el que más chiflase, capador, el piñazo que bien se pudieran
llevar los suyos, es un decir, no le arrastraría.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
jueves, 2 de mayo de 2019
domingo, 28 de abril de 2019
LA EXCUSA DEL FUE SIN QUERER
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Foto "El Norte" |
Ahora, en tiempos de campaña electoral, justo cuando los políticos pretenden –más si cabe que habitualmente– convencernos de que con ellos al frente el paraíso estaría al alcance de la mano, el meme que me llegó por Whatsapp me arrancó una sonrisa. Que no te engañen, decía, los únicos que dan trabajo indefinido son los hijos. 'El Norte', no este periódico sino un grupo musical de los que a rebufo de la movida proliferaron a finales de los ochenta, perpetró una canción pastelosa hasta la náusea que repetía mil veces que 'un diamante es para siempre'. No, para siempre, para siempre, entendido siempre como todas las horas del día, todos los días del año, todos los años de la vida, los hijos. Por unos u otros motivos, siempre la están preparando. Yo, mal que bien, lo voy llevando aunque hay algo que me supera, una expresión que me saca de quicio: 'Fue sin querer'. Da igual si han tirado el plato de la comida al suelo, se han olvidado de un examen o han pegado a otro chaval en el colegio. Todo, siempre, fue sin querer. Lo grave es que debe de resultar tan eficaz que los adultos también decidieron utilizar la misma excusa. Así, para evitar que la responsabilidad por los daños se escapara por la gatera, los legisladores añadieron la palabra 'negligente' a una serie de conductas o resultados de conductas para que, aunque menos, tuvieran pena. El negligente en realidad no es el delito, lo es sino quien, por ejemplo, conduce a 200 Km/h o va bebido y atropella 'sin querer' a otra persona.
jueves, 25 de abril de 2019
LA RAZÓN FRENTE A TENER RAZÓN
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Polvo, humo, niebla, el ambiente se llena de palabras sin
apenas peso que impiden ver. El debate, los debates. Pasaron y el paisaje quedó
como cuando se despeja la polvareda levantada por un coche en un camino: mucho
ruido antes, después todo más o menos exactamente igual que estaba. Sí, entiendo
el revuelo de los días de víspera, a este tipo de debates les ocurre, al estilo
de la propia democracia, que son el peor formato a excepción de todos los
demás. Vamos, que dado el paño, ¡y madre mía, qué paño!, no hemos sido capaces
de encontrar un modelo mejor. Al menos obligan a los candidatos -un ‘los
candidatos’ en masculino, masculino; sin nada de genérico- a confrontar sus
programas frente a sus adversarios con nosotros como testigos en la distancia.
Antaño, quizá por la novedad, tal vez porque en los
protagonistas aún existía un punto de candor que se fue perdiendo cuando las
sucesivas hornadas de asesores limaron las aristas de los debates y los
debatientes, tenían alguna gracia, algún valor añadido. Hoy por hoy, pasado el
tiempo, erosionado el modelo, resabiados los contendientes, han quedado como un
triste escaparate en el que se exhiben sonrisas enlatadas, poses preparadas,
latigazos ensayados, productos ultracongelados.
miércoles, 24 de abril de 2019
LO RAZONABLE SERÍA...
Foto "El Norte" |
Acababa de comer. Debía de estar en ese justo punto en que se deja de estar despierto pero sin haber entrado en el territorio de los dormidos; en esa sazón en que parece que las luces de lo consciente se te van apagando pero aún queda encendida alguna bombillita que te mantiene alerta ante lo que ocurre alrededor. La televisión estaba encendida, los documentales de bichos no suelen fallar en su quehacer como narcóticos. No suelen fallar, pero esa tarde el reportaje sobre los lobos tuvo el efecto contrario debido a un ridículo comentario del cronista al que se le vieron las costuras urbanas. Mi lucecita de guardia captó la tontería. Me desperecé, salí del letargo. No me lo podía creer. Estaba la criatura contándonos que no todos los lobos salen a cazar, que son solo unos pocos los encargados de ir en pos del alimento, que la mayoría permanece en la manada esperando el momento del almuerzo que a buen seguro les traerán aquellos. Hasta ahí, todo normal, comentarios y tono muy válidos para dejarte encapsular por el sueño. El despropósito llegó en el añadido. Lejos de lo que pudiéramos creer –el tío dijo 'lejos de lo que pudiéramos creer'– esos pocos lobos eran los más jóvenes cuando lo razonable sería –el tío dijo 'lo razonable sería'– que quienes proveyeran de alimento fueran los más viejos ya que su experiencia les permitiría desarrollar mejor la labor. Vamos, que el émulo, Dios me perdone, de Félix Rodríguez de la Fuente pensaba que la jerarquía de una manada de lobos se ordenaba con los criterios de un jefe de personal de tres al cuarto. Y no, en la naturaleza, y en los pueblos, los jóvenes son los que, en cuanto pueden, se encargan de las tareas más fatigosas con el obvio fin de ir aprendiendo y liberando a los viejos que ya fueron jóvenes y tuvieron que pasar por tal tamiz.
lunes, 22 de abril de 2019
SE LE VE AUNQUE NO APAREZCA
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Foto "El Norte" |
Posiblemente en alguna situación parecida a esta, si bien
muchos siglos atrás, el ser humano agarró sus miedos y los atenuó valiéndose
por primera vez de un recurso exclusivo de los de su especie que posteriormente
fue conocido como ‘oración’. Después, con la erosión lógica por el manoseo de
cientos de generaciones, la oración fue adaptándose a los diversos ritos
religiosos que fueron, son y serán y tomando formas concretas en función de las
diferentes dificultades ante las que la propia existencia nos aboca o los
simples hechos ineludibles a la propia existencia como la enfermedad o la
muerte; pero antes de todos esos procesos antropológicos, antes de invocar a
diosas de la fertilidad o a deidades que procurarían fértiles cosechas, algún
ser humano quiso encontrar auxilio más allá de sus propias fuerzas cuando
comprendió que estas no eran suficientes. Fue, por tanto, un momento de
absoluta modestia, unos segundos en los que nuestro pasado asumió que ni las
propias fuerzas, ni su orgullo, tenían ya capacidad para salvarle el pellejo.
Quizá le fue bien y lo atribuyó a la plegaria. Tal vez estando a punto de ser
devorado por alguna fiera que le había atacado en campo abierto en una jornada
de caza, sintiéndose ya alimento de la bestia, se encomendó a algún supuesto
ser superior para que algo ocurriese que revirtiera la situación e,
inmediatamente, el animal caía abatido por una certera pedrada lanzada por
algún congénere. Nuestro primario protagonista, en tal secuencia de hechos, ante
lo que pudo ser sin más una bendita casualidad temporal, advirtió una relación
causal que relacionó el ruego con la presencia salvífica de su pariente.
Siglos más tarde, el psicólogo estadounidense Abrahan
Maslow, queriéndose adentrar en el comportamiento humano, expuso una teoría en
la que, tras escalonar nuestras diferentes necesidades en forma de pirámide,
afirmaba que, en la medida que las de abajo se iban satisfaciendo, se creaban
unas nuevas que Maslow apuntaba en el piso subsiguiente. En la cuarta planta,
siempre según este psicólogo, habitan las necesidades de reconocimiento. Y vaya
sí son importantes estas necesidades, tanto que no sé si incluso deberían ir
más abajo. Necesitamos ser aceptados en nuestro ámbito y, por lo mismo,
llevamos mal, muy mal, sentirnos responsables de un mal que afecta en ese
entorno propio. No en vano dedicamos buena parte de nuestro tiempo a encontrar
la forma en la que aminorar las consecuencias de nuestros errores, cuando no a
evitar que aparezca la relación entre el error y ese autor que soy yo.
jueves, 18 de abril de 2019
VIEJO LOBO DE BAR
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Imagen tomada de diariosur.es |
Fue Abundio, viejo leonés de la vallisoletana Victoria, el
que, pensando que yo sabía, me puso al tanto en Los Robles, ese hogar que cada
día nos abre Mariano en la Plaza de San Bartolomé. ¿Sabes, Joaquín, por qué no
sale hoy el artículo de Alcántara? No lo sabía, claro, pero la intuición
respondía, “91 años”.
Eché la vista atrás. Hacía poco menos de dos años que, en
una de esas estupendas veladas de cine al aire libre en la plaza de la
Solidaridad del barrio citado, se proyectó el documental ‘La mayor locura’ de
Adolfo Dufour y Pablo Mínguez. En él se nos ofrece la mirada de tres personas,
el locutor Ángel Marco, la fotógrafa Paca Arceo y el propio Manuel Alcántara,
que caminan sobre la última etapa, ‘juegan la prórroga’, que diría el bueno de
Manuel. Ayer, el árbitro le pitó el final. La vida pudo ser mejor, también pudo
ser peor, el partido terminó y, como casi siempre, con resultado de empate. Un
empate que deja satisfecho porque hubo juego, porque hubo partido. En el
documental, el crujir de una vieja máquina de escribir hace dúo con un acordeón
para crear la atmósfera sonora bajo la que este viejo lobo de bar nos recuerda
que solo somos tiempo, que nuestra materia prima no es más que las horas en las
que estamos vivos. Y nos deja un consejo, “la tristeza empaña las paredes del
alma, hay que sacudírsela”. El mar malagueño de fondo y más de fondo Mayte
Martín regalando voz y música de su disco ‘Al cantar a
Manuel’: “No
pensar nunca en la muerte/ y dejar irse las tardes/ mirando como atardece. /
[…] y no estar triste por nada/mientras el sol se arrepiente”.
lunes, 15 de abril de 2019
EN DOS TIEMPOS
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Foto "El Norte" |
Incertidumbre, emoción, tensión, idas y venidas, propuesta
de marcar frente al riesgo de encajar… noventa eternos minutos, noventa minutos
fugaces, en los que el estado de ánimo oscila armónicamente acompasado al
movimiento de ese objeto -mimado por virtuosos, pateado por estibadores-
llamado balón. Nos estiramos y rugimos cuando la pelotita se aproxima a la
portería rival, nos encojemos y resoplamos cuando olemos el peligro en la
nuestra. Hasta que llega el gol, el instante sublime, y el juego se detiene. Mientras,
se signa una raya imperecedera en el marcador y los festejos -o lamentos, en simétrica
correspondencia- brotan instantáneos, como un acto reflejo colectivo. Así era
hasta hace nada. La llegada del VAR ha trastocado esta dinámica prolongando el
estado de incertidumbre. De repente, el gol o su preámbulo el penalti se han
convertido en un movimiento de dos tiempos: el primero, cuando ocurre; el
segundo, cuando se certifica. Dos tiempos en los que conviven cuatro
potenciales efectos.
El mejor de los casos, claro, cara y cara. Gol de Guardiola.
La fuerza de la emoción no frena la celebración aunque sepamos que aún no es;
el alivio de la confirmación nos impulsa a un nuevo festejo.
jueves, 11 de abril de 2019
EFECTOS IMPREVISTOS
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Imagen tomada de arainfo.org |
Junto con los impactos ya conocidos, el fenómeno de la
despoblación devasta el cuerpo llagado de la España inmolada también con
efectos secundarios imprevistos. Bien saben ustedes, gentes que en su mayoría
llegaron a las capitales desde cualquiera de los muchos pueblos de nuestras
provincias, que allí, en el mundo rural, existen papeles asignados a
determinados paisanos en función de un atributo físico acentuado, una
discapacidad, una profesión, un rasgo del carácter o una anécdota especialmente
significativa. Papeles que en muchos casos devienen en un apodo - ‘Orejas’, ‘Patapalo’,
‘cables’, ‘estirao’ o ‘mataburras’- que en no pocos caos se va asumiendo estoicamente
como legado generación tras generación.
martes, 9 de abril de 2019
BIEN SUBO CUESTA ABAJO
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Foto "El Norte" |
La sabiduría popular está plagada de refranes, aforismos o sentencias que ponen de manifiesto el dispar comportamiento del ser humano ante el resto de sus congéneres en función de si a estos las vacas les dan buena leche o se les ha puesto mal el ojo a sus yeguas. Existen incluso conceptos, viene al caso 'amigo de conveniencia', que muestran cómo la apariencia de amistad no es sino una pose que se adecua a las circunstancias concretas.
Estos ojitos han visto una persona jugándose –es una forma de hablar, en realidad licuando– sus dineros en una máquina tragaperras. La escena llama a la conmiseración, la ludopatía es, y cada vez afecta a un mayor número de personas, una terrible fuente de sufrimiento. En un momento determinado la máquina diabólica soltó algunas monedas provocando el típico bullicio. Un cliente del bar, conocido del jugador, se acercó a este y sin tener en cuenta si el número de monedas introducidas excedía al de las ahora vomitadas, dejó caer que, con lo afortunado que era, lo menos que podría hacer era invitarle al café que tenía pendiente.
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