domingo, 1 de septiembre de 2024

EL ÁRBOL QUE NO, EL TORO QUE SÍ

Apagué la luz del miércoles con desasosiego. Mi cabeza no acertaba a decodificar el mensaje emitido por la presencia de Boyomo en el once que se enfrentó al Leganés; se me atragantaba la incertidumbre de su continuidad a la manera del Juan Pérez de la película 'Un mundo maravilloso' citada entonces: no estaba seguro de si se trataba de buenas o malas noticias. Faltaban dos días para adecuar la plantilla; a partir del tercero, al menos hasta diciembre, la realidad configurada dictará la sentencia del curso. Al menos, un ensalmo aliviaba la espera: si la marcha del central se torna insoslayable –pese al quebranto por la sensación de que el club se arrogaba la condición de bagatela y revelaba sin pudor una asumida pequeñez–: la retribución propiciará la venida de jugadores que podrán zurcir algún desgarrón de la plantilla.

jueves, 29 de agosto de 2024

PODRÁ SER BUENA O MALA NOTICIA

De repente, el azar acarició a Juan Pérez, un pobre pobre cuyo hogar se ubicaba en el justo punto «donde me caiga la noche». En una de tantas, el crepúsculo le cayó en un lujoso edificio financiero. Allí, escondido de cualquier ojo que le pudiera avistar, quien dice avistar dice darle una patada que le arrojase a la calle, las vicisitudes se confabularon para lograr que el bueno de Pérez se tropezase con la fortuna. Podría al fin consumar el anhelo que dirigía los pasos de sus sueños:brindar a su amada Rosita «un carro, una casa y una familia» y poder gritar a los cuatro vientos que morábamos en 'Un mundo maravilloso', el título de esta película mexicana de 2006 dirigida por Luis Estrada.

martes, 27 de agosto de 2024

LAS COSAS SUCEDIERON ASÍ

Alcé la vista y contemplé una presencia idéntica, un perfil calcado, un rostro remedado, una melena tenuemente más oscura, a varias de las imágenes apiladas en mi recuerdo: treinta y cinco años después me topé con la silueta de E. frisando la veintena apostada en la barra del bar del pueblo. Me acordé de Alfredo, el proyeccionista de ‘Cinema Paradiso’, empeñado en convencer a Totó de que huyera de su tierra sin volver la vista atrás a riesgo de, como Edith, la mujer de Lot, convertirse en estatua de sal: “no regreses, no te dejes engañar por la nostalgia”, “has de ausentarte mucho tiempo para encontrar a tu vuelta a tu gente, la tierra donde naciste”. Alfredo, desolado, resignado, se lamenta, “supongo que tenía que ser así”, de forma similar a Delibes en el comienzo de ‘El camino’: “Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así”. A Daniel, el Mochuelo, también lo largaron a la ciudad en busca del progreso, sea eso lo que sea, que seguro no se encontraba en ser quesero como su padre.

domingo, 25 de agosto de 2024

EL ESCAPARATE DE PON Y QUITA

Suelo fiarme de mi memoria; pero, existe el riesgo de ser traicionado por el exceso de crédito que la otorgo y la certeza de que la distancia temporal, sin percatarme, difumina el contorno de la realidad hasta desdibujármela. Marina García, pudiendo no apellidarse García, ejercía (¿ejerce?) de profesora de Lengua y Literatura en el vallisoletano IES Emilio Ferrari cuando mi hijo se contaba en el alumnado del centro. Poetisa ella como lo fuera el ilustre epónimo del instituto, en una de sus composiciones, por más que entrecomille no garantizo la literalidad, escribió: «Por cada sorbo de realidad con el que nos atrevemos, alguien antes se ha emborrachado de utopía». Aventurar la posibilidad siquiera de un triunfo del Pucela en el Bernabéu resuena, en cualquier unidad de medida en que se compare, como el eco de un delirio. Pero antes ocurrió: si allí mismo, en alguna ocasión, los blanquivioleta se bebieron puntos, ¿por qué esta no iba a ser? No es incompatible la utopía con la sustantividad. Yerran quienes, confundiéndola con 'inopia', la sitúan al comienzo del camino y reflexionan desde un 'debería ser' incompatible con la realidad del 'es'. Como aclara Eduardo Galeano, la utopía, «Está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar». Para caminar desde la realidad, desde la asunción de que la senda es agreste y corresponde resguardarse cuando amenaza aluvión.

martes, 20 de agosto de 2024

TODO CAMBIA MENOS TU AMOR

Tenía razón Gardel cuando en su 'Volver' apuntaba «que es un soplo la vida»; ciertamente, cuando «las nieves del tiempo platearon mi sien» comprendí que «veinte años no es nada» y, con una simple operación, asumí que, cuarenta, el doble, suman un nada de nada. Cuatro decenios, un suspiro, han transcurrido desde que el Valladolid alzara el título de la Copa de la Liga. A punto de cumplir los quince, mi cabeza andaba muy lejos de cavilaciones sobre la evanescencia de la vida. Con cincuenta y cinco, constato que demasiados detalles de entonces parece que sucedieron ayer, demasiadas imágenes se me esculpieron a perpetuidad. Una de ellas, y eso que aún Valladolid tan solo era la provincia intermedia entre la Ávila natal y la Palencia que me acogía: el fulgurante juego de Pato Yáñez, un lujo que el global y mercantilizado al límite fútbol actual imposibilita a equipos como el Pucela. Caramelos para otras bocas insaciables.

martes, 13 de agosto de 2024

REMENDANDO

Nunca es el momento o quizá nunca lo fue. Desde el 78 andamos hilvanando un modelo al que de tanto en tanto se le deshilachan las costuras. Aquel ‘café para todos’ denominado por Manuel Clavero Arévalo, solución equidistante entre quienes lo consideraban un suave remedo, cuando no una burda imitación, y quienes nunca habían probado nada más allá de la achicoria territorial, avanza a trompicones, entre discusiones de simetrías o asimetrías, evitando caerse mediante componendas, apaños o remiendos. Siempre quedan hilos sueltos. También el de ‘León’, pero hoy vamos a otro asunto: el acuerdo entre ERC y el PSC, que el encaje territorial, al final, siempre es cuestión de caja.

martes, 30 de julio de 2024

EL PADRE DE ALGUNO

Acababa de sonar el timbre que daba por concluido el recreo. De vuelta a las aulas, acelerados por la energía de la edad, remoloneando para arañar unos segundos a la clase siguiente, atravesamos la pista de atrás de baloncesto, a la que apenas hacíamos caso. Allí, un señor demasiado parecido a mi padre –igual edad, misma altura, similar complexión, pelo negro, raya marcada a la izquierda, patillas abriéndose paso, idéntica forma de vestir-, demasiado parecido a cualquier padre de cualquiera de mis compañeros del San Juan de Dios de Palencia, todos tan de pueblo como yo, hacía tiempo esperando la comunicación de algún fraile. Curiosa expresión, cuando en realidad el tiempo se deshace, nos deshilacha. “El padre de alguno”, pensé.

miércoles, 17 de julio de 2024

EL JUGADOR DE CARTAS




Tiempo atrás, leí en este nuestro ‘El Norte’ una columna firmada por Jesús Quijano en la que afirmaba que un dirigente popular le había comentado: “en el PP, más de la mitad son de VOX pero aún no lo saben”. Quizá sea así, aunque a muchas personas les costaría elaborar tal registro debido a que, en la hispánica asimilación, ambas formaciones comparten un enorme espacio de intersección. Las elecciones europeas con sus reacciones posteriores, el vuelco de la segunda vuelta de las francesas, revelaron una percepción opuesta: de Pirineos hacia allá, será porque hubo un 45 que por aquí pasó de largo, un abismo separa lo equiparable a unos con lo identificable con los otros.

Ambos, PP y VOX, comprendieron que esa excepcionalidad toca a su fin. O simplemente hicieron cuentas y asumen que, de la mano, se toparían con un muro: el PP perdería tibios y evitaría que a su izquierda hubiera fugas de los desencantados; VOX no pasaría de ocupar el papel de comparsa amable. Emprenden ahora camino por separado. Los de Feijóo -con tilde en la primera ‘o’-, como el novio cobarde, en vez de romper, aprovecharon el chantaje. Los de VOX, los que no han hecho mutis por el foro, alardean de cumplir su palabra. Algo deseable salvo que la palabra dada responda a una bravuconada. Lo de rectificar y eso. Si no, puede ocurrirte lo que a ‘el Paulino’, el echador de cartas de la novela delibesiana ‘El disputado voto del señor Cayo’, que aventuró, desafiando a Dios, el día de su fallecimiento. Llegada la víspera de la fecha anunciada, ‘el Paulino’ rebosaba salud; cuando le recordaron la predicción, asintió: “así es, mañana las doblo”. El día de marras, Dios no estaba por la labor, así que ‘el Paulino’, testarrón, defendiendo un pretendido prestigio, se colgó de la galería de su casa. Con el traje de fiesta, que no se diga. Como el que lucían Abascal o García-Gallardo el día de autos. Muertos. Eso sí, por ahora, que en política tan pronto se muere uno como resucita.


Publicado en "El Norte de Castilla" el 16-07-2024

miércoles, 3 de julio de 2024

ANÓNIMOS SIN FILTRO

 



Determinadas palabras denotan comportamientos deleznables, se utilizan para denostar conductas más o menos habituales. Tal vez por la tradición cristiana, a partir de la evangélica reprensión de Jesús, “¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!”, colocamos la hipocresía en uno de los más bajos estantes de  nuestra consideración ética. Sin embargo, al menos en dos aspectos, nos resulta eficiente en el día a día. Por una parte, actúa como lubricante: una cierta dosis de hipocresía, llamémosle social, el conjunto de pequeñas hipocresías individuales, engrasa la convivencia. Lo opuesto, no tener filtro en el lenguaje coloquial, genera distorsión sin aportar compensación alguna. Por otra, el hipócrita respeta determinados valores. Necesita fingir, por lo tanto conoce, de alguna manera se avergüenza y con ello prestigia, un orden moral. Ya en el siglo XVII, el escritor francés François de La Rochefoucauld apuntó que “la hipocresía es el homenaje que el vicio le rinde a la virtud”.