Faltaba poco para el amanecer cuando se cruzaron los dos grupos. El primero estaba formado por chicos y chicas que apenas sobrepasaban la veintena. Caminaban de forma desacompasada, alguno avanzaba de más, otro se rezagaba; apenas levantaban los pies del suelo, como si fueran presos arrastrando cadenas. Regresaban a sus casas o a picar algo en algún bar recién abierto, la noche había sido larga. Los del segundo les triplicaban la edad, y eso siendo generosos. Su andar mostraba un aire casi marcial: más que caminar, desfilaban. Aceleraban el paso porque las campanas del reloj de la iglesia estaban a punto de dar las siete y con el último tañido habría de comenzar el rezo del ‘Ángelus’ con el que se iniciaba el Rosario de la Aurora. No querían llegar tarde.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.