Imagino a don Manuel caminando por las angostas y empinadas callejuelas de Valverde de Lucerna saludando a los pocos parroquianos, pocos porque pocos son, con los que se cruza en sus paseos diarios. Allí, el futuro “San Manuel Bueno, mártir”, ejerce su magisterio sacerdotal como si de verdad creyese, transmite una fe de la que carece. En cada saludo, en cada bendición, en cada sonrisa, siente una sacudida que le impele, corroído por las dudas, a entornar los ojos e interrogarse insistentemente sobre el sentido que se hallará en alborotar, con la revelación de su descreimiento, la rutina que conforma la vida de estas humildes gentes. No lo encuentra. Y calla.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.