martes, 27 de julio de 2021

CUENTOS DE VERANO

Iván Mata
Por el día la calle parece más vacía que de costumbre en estas fechas. En estas fechas en que uno quiere engañarse, pasear en el pudo ser, acercarse al bar y tener que pelear por llegar a la barra, caminar hacia el chiringuito siendo advertido de su presencia por el bullicio, intuir siquiera por el jaleo la piscina rebosante, por el repicar de la pared del frontón la alegría de los chavales que se suceden en el turno de la pelota. Engañarse, por asociar el movimiento al espacio, al pueblo, en vez de a un tiempo concreto, corto, el verano fugaz previo a la vuelta al vacío.

Pero esta vez ni eso. Se oye, se dice, se cuenta, que tal y tal han dado positivo. El freno de mano aminora el ritmo del regreso o distorsiona la sensación: tal vez sean menos los que han vuelto o los mismos limiten su verano a la casa y a paseos discretos al caer de la noche. Hay quien de natural usa la palabra ‘peste’, con todo lo que ella advierte de futuro, con todo lo que informa del pasado.

Caminas. Alguien ya entrado en años, al ver que merodeas por su zona, te advierte con una seña, te reclama. ‘Mira a ver si tú, anda…’. Te cuenta la vicisitud. Un aparato ha dejado de funcionar. Uno de los que le da vida. Tanto daría si es de los que le permiten sobrellevar los años, acariciar a sus nietos en la distancia o paliar excesos de temperatura. No va, y llamar al servicio técnico es, para él, adentrarse en terreno ignoto. Si tal, pulse uno; si cual, el dos; si pascual, visite nuestra web… Llamas. Resuelves. Sonríes. Le sonríes, porque en realidad nada te hace gracia.

‘No se preocupe’, le acabas de decir. Quizá en un vano intento de aligerar su peso, de quedarte tú con toda la preocupación.


Publicado en "El Norte de Castilla" el 28-07-2021

miércoles, 14 de julio de 2021

FUERZAS GRAVITATORIAS

Una de las ventajas de estar suscrito a El Norte radica en la recepción diaria de un correo -Newsletter, al parecer, se dice- en el que se presentan historias que se desarrollan en nuestras calles y se muestran en la web del periódico; uno de los privilegios, la entrada con frecuencia semanal de artículos rubricados por firmas de la casa. En la de los sábados, desde su Escaño 82, Susana Escribano levanta la cortina para que la ventana arroje un poquito de luz y así los ‘castellanoleonesecitos’ de a pie, los que habitamos más allá de los muros de la institucionalidad, veamos por sus ojos algo de lo que se cuece en las cocinas de los palacios. En el último, nos mostró realidades que se esconden tras las cifras del informe elaborado por el CES sobre la situación socioeconómica y demográfica de esta nuestra comunidad. Pero ya solo los datos, por más que conocidos sin otra necesidad que mirar la calle, abruman. En el quinquenio anterior, entre quienes marcharon y quienes dieron el último estertor sin haber sido reemplazados por nuevos alientos ha desaparecido del censo toda la gente que habita la ciudad de Palencia. Toda.

jueves, 1 de julio de 2021

SIN MASCARILLA, CON CABEZA

Cuando necesito destensar, descomprimir, deambulo pedaleando por las calles, me recreo apreciando la ciudad. También, contemplando el paisanaje. La verdad, estáis guapísimas y guapísimos. Transmitís esa clásica hidalguía castellana. Tenía esa percepción incluso cuando paseabais con las mascarillas. Hasta haber asumido que, si bajo de la bici, desentono por el desaliño.

Ahora, sin necesidad de caminar con media cara cubierta, palpita también una sensación de alegría. La mascarilla, además de las razones para las que se utiliza, desarrolla un efecto marginal: nos recuerda perennemente dónde estamos, nos impide evadirnos del presente. Al menos hasta que el hábito se naturalizó. Así, parecía que nos comprimíamos, que se nos borraba la sonrisa, que nos desaparecían las ganas de hacer algo, que los anhelos se nos confinaban.