viernes, 17 de enero de 2020

HIPÓCRITA, PRECISAMENTE, NO

Foto "El Norte de Castilla"
Resulta curioso, tan hipocresía es dejar de hacer algo por aquello del qué dirán, evitar algo que se percibe que será mal considerado, como entonar un discurso que ensalza lo que parece deseable mientras, en paralelo, las acciones del orador contradicen la letra de la diatriba. 
Pues bien, a pesar de la perversa fama que arrastra la hipocresía, da la sensación de que por momentos se la echa de menos. Así ha sido, por ejemplo, con la reacción a la propuesta de nombramiento de Dolores Delgado como Fiscal General del Estado por parte del Presidente del Gobierno.
No ha gustado a crítica y público la designación de Delgado porque, habiendo sido hasta la víspera ella Ministra de Justicia, pone en entredicho no sé qué independencia del poder judicial en España. ¡Cómo si tal independencia no estuviera más que en entredicho! Y ojo, un entredicho que no viene de los otros dos poderes per se sino, y aquí se asienta la clave de bóveda del edificio de la creciente desafección, de los partidos políticos, con certeza de los que tuvieron todo el poder y no tienen pinta de desmarcarse los que han llegado con ínfulas limpiadoras. Es natural que cuando suceden estas cosas se hable de colisión de poderes, cuando en realidad a lo que asistimos es a la pelea por infiltrar los intereses de cada partido en los tribunales a través de peones propios para extender hasta ahí una guerra que cada vez es más sin cuartel.