Va camino de los ocho meses, y lo que falte por andar, lo
del gobierno en funciones, lo que no deja otra cosa que un país en funciones,
agazapado, preparándose para correr pero sin saber hacia dónde, que lo que hoy
es blanco mañana puede ser negro y tan posible es el fas del acuerdo de
izquierdas y centrífugos como por el nefas de la abstención de derechas y
centrípetos. O tener que ir a votar otra vez, que nada es descartable en estos
tiempos de aventureros sin aventura.
En este interregno malicioso, dado que la aritmética electoral
marca que el primer paso para salir del ‘en funciones’ tenga que venir desde
las izquierdas, las derechas andan un pelín soliviantadas. Este espacio
político y, sobre todo, social, se autootorgó la potestad de decidir por todos la
traza de la linde que separa lo que es españolamente válido y lo que es inválido
españolamente hablando.