domingo, 12 de diciembre de 2021

TE PERSIGUEN POR AQUÍ, TE ESPERAN POR ALLÁ

Hay ratos en que te encuentras en una tesitura endiablada. Por un lado de la calle te persiguen; por el otro, te esperan. A veces, sin tener arte ni parte, como en las fiestas en las que el azar te cruzaba con un chulito que, deseoso de extender su metafórica cola de pavo real, te preguntaba si su novia te parecía guapa. Malo. Digas lo que digas, cobras. Si la respuesta es que sí, zas por mirar;si es que no, pum por haberla considerado fea. Otras, sin siquiera haber ido a la fiesta. Porque de fiesta estaba Plata, pero en la encrucijada se encontró Pacheta. Tomara la decisión que tomara, estaba condenado a equivocarse. Si sí o si no, voces habría que se levantaran en contra. Bien es cierto que –mal designio de los tiempos– con uno u otro veredicto, la razón o la condena se la daría el resultado final. Se ganó, bien hizo Pacheta en no convocarlo. De haber perdido, se le habría reprochado menguar voluntaria e irresponsablemente el equipo. Al contrario, si Plata hubiera jugado bordándolo, habría habido mayor predisposición al olvido; con un mal partido, sin embargo, la grada le recordaría con feos epítetos lo del alcohol y la farra.