martes, 19 de julio de 2022

GRACIAS

Hace tiempo, en medio de una conversación que brotó de improviso, una persona algo más joven que yo comentó que en la vida aspiraba a ser independiente. Quise entender, pero me costó. Yo me conformo, respondí dejando caer una sonrisa, con ser interdependiente. Supongo que hablábamos en planos paralelos, es de suponer que mi interlocutor pretendía una independencia económica que le permitiese interiorizar que todo lo que tenía le correspondía gracias a su mérito, yo me limitaba a reconocer que me han ayudado en diversos terrenos y pretendía, en una u otra medida, devolver tanto apoyo.

Pero nunca será posible ser independiente ni aportar tanto como -la mayoría- recibimos. ¿Cómo, si no, se puede pagar la vida de Daniel Gullón Varas, el brigadista víctima del fuego en Ferreruela de Tábara?

martes, 5 de julio de 2022

ASÍ NO

No busquen soluciones en esta ventanilla. Si no las encuentro ni para mí, malo será que pueda atinar con un plan idóneo para apañar cualquier desbarajuste. Cuento lo que veo, me limito a exponer lo que en función de ello siento y pienso.

Hace poco más de cuatro años, el gobierno español, aduciendo unas obvias razones humanitarias, ofreció el puerto de Valencia al Aquarius y dos barcos escolta para que atracasen, brindó atención y acogida a las más de 600 personas que vagaban a la deriva en las aguas del Mediterráneo, después de que Matteo Salvini, Ministro del Interior de Italia, denegase el acceso a puerto italiano alguno. Decíamos entonces que en el ámbito de la Unión Europea ese gesto podría ser la puerta de una solución definitiva en su frontera sur, la de mayor desigualdad del planeta, o un hecho aislado sin más valor –que ya es- que el del rescate concreto.