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Antaño fue con ‘terrorismo’, posteriormente con ‘matrimonio’
o ‘familia’, ahora con ‘unidad nacional’, más adelante con cualquier otro
material que habite en el etéreo territorio del esencialismo y les interese
para alcanzar sus fines, su fin, el poder. La derecha más conservadora de este
país siempre pretendió, pretende y pretenderá
convencernos de que su parte es el todo, de que su parcial visión es la
única forma de analizar, interpretar y juzgar, de que sus definiciones son la
definición. El resto de entornos ideológicos no están exentos de este empeño
tan acaparador de voluntades como cercenador del pensamiento, pero no han
alcanzado tal nivel de excelencia, al menos a la hora de apuntalar a los
propios y de chantajear a los ajenos.