domingo, 10 de diciembre de 2017

MIL PALABRAS PARA UNA IMAGEN

Foto "El Norte de Castilla"
Es mentira; por más que se repita la sentencia, no es cierto que de forma general una imagen valga más que mil palabras. La imagen expresa, transmite, sugiere o impacta; tiene fuerza para alentar una sensación y garra para arañar una emoción. Solo necesita un impacto para penetrar, para arrancarnos una interjección. Con ese poderío, la imagen se ha configurado como un complemento ideal para la palabra, pero nunca (o casi) como su sustituta. En ese ‘casi’ entre paréntesis que indica la excepción, las palabras reemplazadas son muy pocas, muchas menos de mil. Un buen publicista nos diría que el mensaje que revela cualquier imagen debe ser rotundo, algo que pueda expresarse en una simple oración.