lunes, 25 de septiembre de 2017

NO ME VEAS

Foto: El Norte de Castilla
De repente, sin haberlo previsto, por una irresponsabilidad, te ves imposibilitado para realizar la labor que tenías encomendada.  Con ello, el resto de las personas que comparten objetivo contigo se ven obligadas a multiplicar su tarea: han de realizar la que les corresponde y una parte alícuota de aquella en la que tú te desempeñabas. Entonces, lo más probable es que no se llegue a buen fin -si ya es difícil completar lo propio…-, te culpabilizas y te llevas las manos a esa cabeza por la que le rondan mil preguntas, que recrea imaginariamente la situación intentando corregir en la ficción el error producido en la realidad. Las frases en condicional se encadenan: si no hubiera dicho, si no hubiera entrado al trapo, si hubiera cerrado la puerta, si no hubiera cogido el coche, si no hubiera empezado a fumar, si, si, si…  Pero ya es tarde, a esta hora ya sabes que no hay remedio.
El árbitro, con su código de tarjetas de colores, ha ordenado a Michel que abandone el campo. Como los salmones, el Pucela nadaba contracorriente intentando llegar a la portería rival para desovar. Ahora, por una niñería, tendrá que hacerlo sangrando tras haber perdido una de sus aletas. El centrocampista se tapa la cara. Podría parecer que no quiere mirar, en realidad es un resorte instintivo tan infantil como la actitud previa que acarreó el castigo: se tapa la cara para esconderse pensando que si él no ve, los demás tampoco lo ven a él.