lunes, 25 de abril de 2016

FUERZAS CONTRA FUERZAS


Si desde el piso de arriba cayese una piedra, y fotografiase la ventana en el preciso instante en que dicho pedrusco estuviese a la altura de mi cabeza, podría decir, al ver la imagen, que la piedra está a la misma distancia del cuarto piso que del segundo. Pero, con ser cierta la afirmación, no serviría para explicar nada. Habría que añadir, si se pretende entender qué está ocurriendo, un estudio de fuerzas y concluir que la piedra se mueve en una dirección, hacia abajo, debido a la implacable ley de la gravedad. Nuestra piedrecita está condenada a caer a menos, eso sí, que otra fuerza mayor se interponga en su camino. Las fotografías, como los análisis acomodaticios, solo visualizan un instante concreto, sin contar cómo se llegó a producir, sin prever qué ocurrirá o, llegado el caso, qué se podría plantear para que ese algo inexorable no se llegue a producir. Frente a la estática fotografía caben, pecando de lo contrario, secuencias de imágenes cuyo movimiento se opone a las inmutables leyes físicas, idealizaciones que no se pueden sostener más que en escenarios oníricos o en los dibujos animados. Aquellos, por conservadores, yerran al centrarse en lo que existe dejando de lado las dinámicas sociales; estos, por ilusos, al hacerlo de lo que sueñan, dejando de lado lo que hay.