viernes, 14 de junio de 2019

DISTORSIONES FRENTE AL ESPEJO


Unos se pueden creer buenos, más que buenos o los mejores. Pueden incluso serlo. Si además, en su entorno les repiten una y otra vez -bien en confidencias, susurros que se tornan suaves caricias al oído, bien a coro en los happening de su organización, voces que se vuelven abono para el ego- que nadie como ellos; si dicho entorno, tanto da si convencidos de ello o haciendo como si lo estuvieran, juzgan como injusto, casi como una afrenta, que el resultado de unas elecciones no esté al nivel de dichos halagos, se corre el riesgo de pasarse de frenada, de no medir bien los resultados. Valladolid Toma la Palabra disfruta con su hermosura cuando se mira al espejo. Lo que, si no son capaces de actuar sustrayéndose de ello, puede abocarles a una larga travesía por el desierto porque la política no va de hermosuras, merecimientos ni bondades. Y aunque, visto lo visto en otros lares, obtuvo un buen resultado, perdió un concejal y su anterior socio ganó tres. Una realidad que le quitó la etiqueta de imprescindible para alcanzar una mayoría. La política es aritmética.