-Lo dices porque te parece un poco caro, ¿no?
Estuve a punto de decirle que sí, pero entendí que aquella
no era la palabra precisa, que la dualidad caro/barato solo tiene sentido si se
valoran diferentes precios frente al mismo producto, lo que no era el caso
porque, aunque ambas se llamen `pera’ (o plátano, o fresa, o…), nada tiene que
ver la que compraba yo con la que él guarda en la bolsa tras pagar tres veces
más.
-No, ‘caro’ no es la palabra. Explica pocas cosas. Ya me entiendes. Hay peras y peras.