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Imagen tomada de lasexta.com |
En esa amplia, dispersa y borrascosa vertiente aguas a la
izquierda del PSOE se convirtió en lugar común poner en cuestión las dos siglas
centrales del centenario partido. Al menos desde que el ‘Tú decir que si te
votan, tú sacarnos de la OTAN’ dio paso, tras ‘ganar gran elección’ a ‘esa
alianza ser de toda confianza, incluso muy conveniente’. El ingreso en la
organización militar con la consecuente elevación hasta la desmesura del gasto
armamentístico, seguido de una salvaje reconversión industrial impuesta a
sangre y fuego, más, más, más, propiciaron que el ingenio de Javier Krahe crease
‘Cuervo ingenuo’, una canción en que se preguntaba retóricamente
si este partido ‘¿es socialista, es obrero?
No han sido pocos los que se fueron decepcionando; otros
cuantos entendieron que en ese atraer con el discurso para apuntalar que todo siguiera
igual estaba la esencia misma del partido refundado por González. El PSOE no ha
dado motivos, o estos han sido escasos, para modificar dicha percepción. Nos
hemos acostumbrado a la coexistencia de dos pesoes, el que, estando en la
oposición o en campaña electoral, enciende el intermitente izquierdo y el que
gobierna -ayuntamientos, comunidades autónomas, gobierno central- sin mover el
volante.