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Foto El Norte |
Cada cosa parece en su sitio, “el barco sobre la mar y el
caballo en la montaña”. Pero así, con cada pieza académicamente en su sitio,
pese a la armonía del funcionamiento colectivo del equipo, parece que no llega
para conseguir in triunfo que se va resistiendo. Es en esos momentos cuando
Sergio “con la sombra en la cintura […] sueña en su baranda, verde carne, pelo
verde con ojos de fría plata”. Sus compañeros entonces se agarran al asa de la
esperanza “Verde que te quiero verde” en forma de un chut que desbarate el
armazón defensivo del rival. “Verde viento” Daniele coge el balón, sabes que va
a disparar, lo sabes tú, lo sabe el compañero, lo sabe el rival y, a pesar de
todo, no hay forma de evitarlo, “Verdes ramas”, lo hace. De momento, dos en
copa, uno en liga, sus zarpazos “la higuera frota su viento” acabaron en la
red. El resto dejaron un ¡uy! y un lamento, las manos al alto, “compadre, vengo
sangrando desde los montes de Cabra”.