En uno de sus monólogos, solo
aparentemente ingenuos, Miguel Gila, aún impresionado tras haber contemplado la
Acrópolis de Atenas, resumía las sensaciones que le produjo el viaje a Grecia
con una frase tan genial como profética: “Grecia está, pero hay que ver cómo
está”. Recuerdo esta cita mientras el Congreso acoge el debate sobre el estado
de la nación, la nuestra, que también está, pero que hay que ver cómo. Los dos
partidos mayoritarios se han convertido en una especie de Thelma y Louise
acelerando su coche al borde de un barranco, aunque, eso sí, las dos
protagonistas de la película de Ridley Scott huían de la resignación tras
haberse enfrentado sin tapujos a la violencia machista y en el suicidio
encontraron la dignidad; aquellos huyen de la realidad despreocupados ante el
riesgo de ‘suicidarnos’ al resto. El debate entre ellos es un combate de
esgrima, no va más allá de una discusión entre piloto y copiloto con el único
fin de tomar las riendas del coche.