martes, 7 de noviembre de 2017

JO, ¡QUÉ TARDE!

Foto El Norte de Castilla"
Hay días en los que uno no está para nada. Haciendo números con los dedos, hubiera salido mucho más a cuenta haberte quedado en la cama. Todo lo que podía salir mal, salió mal. En parte, piensas, es culpa tuya y caminas mentalmente buscando el punto en que las cosas se empezaron a doblar. Buscas y rebuscas leyendo el día hacia atrás –hice esto; poco antes, eso; antes aun, aquello–  y terminas dándote cuenta de que hacía un rato que tomaste una mala decisión de apariencia intrascendente pero que a la postre torció el molde que parió tan mal día. Ese lamento no sirve de nada pero es irremediablemente humano. En otras circunstancias, el ejercicio de retrospección puede servir para aprender y no repetir errores pero de los días torcidos poco se puede aprender. Todo lo más, emular a Joseph Minion. Tomar el material del caos, ordenarlo y escribir un guion para que Martin Scorsese lo lleve a la gran pantalla. Así, que un gris empleado pierda el metro a la salida de su trabajo desemboca en una suerte de peripecias que convierten lo que en principio era una intrascendente anécdota en la genial ‘Jo, ¡qué noche!’.