lunes, 16 de febrero de 2009

MEMORIA DE PEZ O FALTA DE ASPIRACIONES

Cuando aprendía a jugar al tute, los abuelos de Rasueros me apremiaban a sentarme con ellos para echar la partida: cuando hayas pagado unos cántaros de vino ya verás como dominas el naipe. Bien sabían que cuando el yerro se paga, la enseñanza no se olvida. No hace aún dos meses el Valladolid permitía que le remontaran dos goles en Soria. La lección fue explicada con nitidez, pero no la debieron asimilar. La resaca navideña condujo al olvido y de aquel partido nadie extrajo su jugo. Hoy se ha vuelto a repetir. el Almería, sin otro argumento que el deseo, ha tumbado al Valladolid en la lona de la vergüenza. El equipo pucelano en la segunda parte parecía un híbrido con la memoria de un pez y la ausencia de convicción de una oveja bobalicona. O eso, o no han pagado los pertinentes cien cántaros de vino requeridos lo que nos arrastra una reflexión de mayor enjundia. Estas derrotas se producen cuando mejor pintan las cosas, cuando la palabra descenso debería haberse alejado de nuestro vocabulario, cuando el nivel de las aspiraciones debería haberse elevado unos metros. Me rebelo contra este equipo como metáfora de la pobreza de espíritu que, de cuando en vez, asola esta tierra.