La audiencia de un programa, el número de libros vendidos, la
cuenta de resultados… estiren la lista hasta donde quieran. Cada vez tendemos
con más afán a destacar entre los elementos de su misma condición al que predomina
cuantitativamente. Lo llamamos ‘éxito’ sin valorar cómo se ha llegado a tal
punto. Al final, el resultado, la consecución o no del objetivo marcado, da o
quita razones. A ver quién cuestiona al triunfador sin ser mal mirado, a ver
quién ensalza al derrotado sin que le impidan siquiera concluir su alegato.
No sé si el Valladolid logrará el ascenso. No me importa. Bueno, no me da igual que ascienda o no, me es indiferente que lo logre para reconocer que me encanta lo que veo cuando juega como local, para ensalzar el camino elegido. El Pucela encadena en Zorrilla casi una docena de demostraciones de buen fútbol. Falta que fuera de casa la imagen se acerque. Si es por el ruido del público, que los jugadores se lo pongan grabado.