martes, 30 de enero de 2024

TAMBORES Y VIOLINES

El refranero, en cuanto acúmulo de «sentencias breves, sacadas de la experiencia y especulación de nuestros antiguos sabios» si damos por buenas las palabras que Cervantes escribiera para que su Quijote las proyectara hacia la posteridad, se enriquece paulatinamente absorbiendo las imágenes que cada presente difunde. El fútbol, religión profana del siglo XX, mercancía invasiva e invasora en el XXI, no podría quedar al margen de esta recopilación de sentencias, habría de reclamar un espacio, un renglón, en el que copar protagonismo. Y encontró su hueco en el refranero precisamente debido a que la extensión del fenómeno futbolístico no dejaba a nadie indiferente. Así, «de futbol y de medicina todo el mundo opina» nos recuerda la facilidad con que se nos calienta la boca para sentenciar sobre materias de las que, creyendo controlar, desconocemos hasta los rudimentos. Pero creemos saber y respondemos con la misma suficiencia con la que contesté a un camarero que nos atendió el día que, en un viaje a Roma organizado por los Hermanos de San Juan de Dios con motivo de la beatificación de Benito Menni, puse el pie en Italia. Viendo mi plato vacío tras haber engullido algo que me recordaba una tortilla francesa aplanada, se aprestó para recogerlo.

LO QUE SE ESPERA DE NOSOTROS

He perdido la cuenta del número de veces que recibí algún tipo de reprobación porque mi opinión no cuadraba con la que mi interlocutor confiaba en escuchar de mi boca o leer de mi pluma. No lo asimilé la primera vez -cuando mi estupor por el reproche superaba la sorpresa provocada por el hecho de que mi opinión no coincidiera con la esperada-,  ni lo comprenderé una última que, me temo, está por llegar -ahora que el estupor ha mutado en, según el día, resignación o solivianto-. 

En aquellos casos, pudo mi discernimiento estar errado, es una obviedad. Requeriría entonces un o unos argumentos que lo contradijeran, un punto de vista que lo enriqueciera, unas observaciones que me sacaran del equívoco; no un ‘no es conveniente’, ‘es tirar piedras contra tu propio tejado’ o escaramuzas verbales similares que impelen al autoengaño o al silencio.