Si en la luneta trasera del coche que circula por delante de nosotros vemos una placa que lleva impresa una L blanca sobre fondo verde, sabremos que el conductor de ese vehículo es novato. Esa 'ele' mayúscula impone una precaución de doble sentido, por un lado advierte ante la imprevisibilidad de quien tiene aún poca maña y por otro obliga a preservar la tranquilidad del conductor novel y a tener muy en cuenta sus limitaciones, propias de la falta de experiencia y de su previsible juventud. Una vez haya pasado un año se retirará la placa dado que el aprendiz ha debido adquirir la pericia suficiente para enfrentarse a la conducción sin ser señalado. Paradójicamente, ese segundo año es el más peligroso. Con el carnet recién estrenado el cerebro ejerce de freno, uno conduce con los cinco sentidos puestos encima del volante extremando las medidas de seguridad.