Déjense de errores históricos ni de metafísicas sobre el
sentido de la justicia, el gentío que se arremolinaba en la calle gritó ¡a
Barrabás, a Barrabás! porque entendió que, para Pilatos, el tal que lanzó la
pregunta al aire, esa era la respuesta correcta. Imagino la cara de tensión de cada uno de ellos mientras, como
cualquier concursante del Pasapalabra, espera la sonrisa de aprobación del
presentador dando por buena la respuesta, teme el rictus subsiguiente al error.
De igual manera, pierden valor científico las encuestas.
Seguro que hay rigor en todo el proceso, desde la conformación de la muestra
hasta la aplicación de las fórmulas matemáticas, pero fallan las respuestas,
más destinadas a aprobar un examen, a caer en gracia al encuestador, que a ser
material de estudio sociológico.