Supongo que aún existen colecciones de cromos de la liga de fútbol. En el pretérito (casi) perfecto en que fui niño me afanaba por completar la colección, pero no me resultaba sencillo, mi presupuesto era demasiado exiguo y entraban muchos 'repes' que tocaba cambiar mediante aquella liturgia que dividía los que te ofrecían en 'silo' (tengo) y 'nolo'. Un año estuve a punto de lograrlo, solo uno se me resistió, el del chileno Carlos Caszely, a la sazón jugador del (entonces) Español.
Según escribo su nombre me percato del casual sentido de la oportunidad, se cumplen cincuenta años de la noche que ensangrentó las calles de su Santiago natal; a la mañana, el medio siglo de que las ondas emitidas por Radio Magallanes certificasen el testamento de Salvador Allende: «Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano». Noche oscura para un Caszely erigido en defensor del gobierno derrocado.