domingo, 27 de noviembre de 2011

¿Qué es Pucela? Me preguntas

El chaval caminaba sobre los acantilados en los que el mar golpeaba produciendo sonidos como de viejo con carraspera. Había salido, sin más, a dar un paseo. Andaba pausado, tratando de aspirar todo el oxígeno que el reflujo del mar traía consigo, tropezó por no mirar al suelo. Al agacharse pudo ver que no era una piedra sino un libro el objeto que a punto estuvo de enviarle al suelo. Miró la tapa. Química. Lo abrió por una página indeterminada, leyó, nitrato de plomo, y levantó la cabeza. La agachó de nuevo, pasó de golpe un puñado de hojas y volvió a leer, nitrato de cobre. Repitió la operación una vez, nitrato de plata, y otra, nitrato de hierro. Cerró de golpe el libro y lo lanzó al agua. «Si no trata de nada, vaya mierda de libro». Imagino que leer el acta que haya podido escribir el árbitro produce una impresión semejante. Goles, ni trato; tarjetas, ni trato; incidencias, ni trato. Si en vez de por el acta, el juicio se realiza tras haber visto el partido, deja de ser impresión para convertirse en constatación: el partido fue para los amantes del fútbol lo que una película de Ozores para la Seminci.