![]() |
Imagen tomada de diariosur.es |
Hace ya unos años, alguno menos de diez, un amigo algo más
joven que yo, al conocerse otro caso de corrupción de aquellos que un día sí y
otro también ponían nombre y apellido al desfalco, torció el gesto de forma que
en el rostro se le dibujó un rictus a medio camino entre la ingenuidad y el
descreimiento.
-Hasta ahora, la mayoría de los de mi generación nos
creíamos lo que nos contaban. Es jodido esto de darse cuenta de que hemos
vivido en una gran mentira.
Sonreí con tristeza. Me entró, perdón por la inmodestia, el
complejo de Casandra, la sensación de “yo ya lo había dicho”.