lunes, 13 de abril de 2009

LO MALO NO ES PERDER, SINO LA CARA QUE QUEDA



Comentan los expertos en teología futbolística que Dios es del Madrid. Hoy tienen un motivo más para defender tal aserto. Redivivo este domingo, en vez de a sus apóstoles, se ha aparecido a los del Bernabéu. El resucitado se gusta más en su versión de Medinaceli que tallado por Gregorio Fernández. También es cierto que esta liturgia milagrosa se venía celebrando domingo tras domingo y no nos ha cogido por sorpresa.
Resulta decepcionante para sus rivales acabar derrotados sin poder explicar el porqué. Hoy el Valladolid se ha sumado a la lista de agraviados. Equipos que plantan cara ante la aparente inofensividad de los blancos y que mueren del mordisco de una araña. El único argumento madridista es una fe inquebrantable en el escudo que portan. Fe del carbonero que mueve marcadores a la par que erosiona su antigua grandeza almacenada en color sepia de viejo álbum.