La expedición hace noche en el campamento base esperando a que la luz del día ilumine la cordillera. Cuando sea por la mañana saldrán de las tiendas, olvidarán el sufrimiento que les ha producido llegar hasta esa víspera sin que ningún avatar haya obligado a dar marcha atrás en sus propósitos, levantarán la cabeza y podrán ver, frente a ellos, enhiesta, majestuosa, la cumbre. Los ojos se les iluminarán al constatar su presencia tan cercana pero saben que ese último paso, esa última jornada, ha engullido en las entrañas de la Tierra a otros compañeros que lo intentaron antes.