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Imagen tomada de grandespymes.com.ar |
El presente, este presente concreto, ya pasó, dejó de ser.
Así, cada presente fenecerá para ir dando paso a sucesivos e inasibles
presentes. El pasado y el futuro no existen, son dos cómplices necesarios en un
delito continuado de impostura.
En tiempos electorales, todos al fin, estos delitos
florecen. Ahí están, entonces, el pasado y el futuro permitiendo que se les
utilice como coartadas. De la manera en que calla el amigo del asesino en una
película de gánsteres cuando escucha a este asegurando, muy serio y bajo
palabra de honor, que él no pudo cometer tal crimen porque en ese preciso
instante estaba en el cine junto a su colega, el pasado y el futuro escuchan en silencio a nuestros
dirigentes políticos utilizando a ambos como esplendor o amenaza. De esta
manera, parece que las opciones que se nos abren se resumen en dos: mientras
las tres derechas -dos con claridad; una así, así- reclaman una vuelta a un bucólico pasado para
esquivar las zancadillas de un futuro apocalíptico si vencen sus rivales, las
‘no derechas’ garantizan un camino hacia el futuro que evitará el trasiego por
los tenebrosos valles del pasado por el que nos tocaría transitar si sus
rivales vencen.