Estimado Señor Carod:
Antes de que le revele el interés que mueve a escribir
estos renglones a quien es un absoluto desconocido para usted, permítame unos
apuntes de contexto.
Le escribo desde un punto indeterminado de esta tierra que
usted denomina vagamente Madrid o Castilla, en concreto desde la submeseta
norte. Si presta un poco de atención puede ubicarnos en cualquier mapa de la
Península Ibérica: puede enclavar el remite dentro del territorio sito en ambas
márgenes del río Duero antes de que sus aguas, camino del Atlántico, baldeen la
vecina Portugal. La nomenclatura política autóctona, bien con alguna tirantez,
bien con rictus de prosopopeya, se refieren a ella como Castilla y León y a su
gobierno como Junta.