domingo, 6 de noviembre de 2022

SUFRIR, SUFRIR, SIEMPRE SUFRIR

La persona que componga el próximo himno del Pucela no debería eludir una referencia a la inexorable angustia, al forzoso padecimiento, que el equipo obliga a una afición que asume su condición como una peculiaridad congénita. Si el encargo de renovación musical se retrasa, cabría añadir a modo de apostilla una estrofa que lo reseñara. Al fin y al cabo, la palabra 'sufrir' rima en asonante con 'Valladolid', circunstancia que allana sobradamente el empeño. Ni adelantándose por dos a cero. Entonces aparecerá un despiste propio que propiciará el recorte de la diferencia. Ni faltando dedos en las manos para contar los remates con marchamo de gol. Ese día el portero rival elevará sus prestaciones –lo de Edgar Badía, de habitual buen cancerbero, entra en el registro de lo sobrenatural– para mantener la zozobra en la grada. Ni jugando bien, ni mal, ni atacando más, ni atrincherándose a retaguardia... No parece haber manera de comer el bocadillo sin añusgarse. Serán de tortilla idiosincrásica.