Atención, pregunta: ¿dónde se celebró la anterior
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático? Lo digo porque
aunque tratemos a la alta cumbre que se está celebrando en Madrid con un
artículo determinado -‘la cumbre’- no es sino ‘una cumbre’ si nos va más el
indeterminado u ‘otra cumbre’ si apostamos por el indefinido, la XXV.
Tal vez si se hubiera celebrado en Brasil, como inicialmente
estaba previsto, o en Chile, la alternativa que se postuló cuando el país
amazónico, Bolsonaro mediante, hizo declinar su compromiso inicial, por estas
tierras no nos hubiésemos enterado mucho del asunto, sus debates y sus
conclusiones. Que llegara de rebote a Madrid, por más que Chile siga siendo el
anfitrión, ha permitido una visualización mediática del problema tratado al
menos en el territorio español con un aspecto ciertamente positivo: los medios
no se están limitando a lanzar advertencias apocalípticas sino que están
aportando cifras, datos, un cierto rigor que permite comprender, más allá de la
teología, qué es lo que está ocurriendo, a qué escenarios nos enfrentamos.