jueves, 27 de mayo de 2021

DANOS UNA SEÑAL, MAESTRO

Queridos, los sucesivos entrenadores del equipo del alma, de cualquiera, como los directores de ‘nuestra’ sucursal bancaria, por más que te hayan sonreído cuando, al principio de su nombramiento, te veían entrar en la oficina; por más que te hubieran garantizado su apoyo (un préstamo) en aquel tiempo en de que todo te iba más o menos bien (cuando no lo necesitabas), no son nuestros amiguitos. Llegado el momento de la verdad, se escabullirán, culparán con denuedo al empedrado (bien la coyuntura, bien la fatalidad de las lesiones…), señalarán un difuso ‘los de arriba’ como responsables por no haber dado el visto bueno a sus peticiones: “Yo les indiqué que sí, yo solicité tal jugador”.